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¡Un abrazo!

Entre todos la mataron...

En esa carrera desenfrenada y concienzuda por destrozar la competición futbolística en vigor más antigua de nuestro país, el Campeonato de España que reparte la Copa del Rey, puede que estemos colaborando todos. Encabeza la lista la propia Federación, organizadora de la Copa y que, con modos de torpe estibador, eleva la cutrez de un torneo fantástico hasta categorías nunca antes alcanzadas. Cutrez, un diseño infumable y un desprestigio constante que aparece protegido por una gruesa costra de caspa y que confina un fuerte olor a rancio digno de otros tiempos. Colaboradores necesarios en este horror son también las televisiones que, en pos de no sé qué concepto del espectáculo, desplazan los partidos a horarios absurdos, ridículos y humillantes para el aficionado al fútbol. Horarios que desnudan las gradas y matizan, todavía más, un cuadro costumbrista de tristeza incalculable. "Es lo que vende", dirán, en esa especie de mantra ocultista que, aparentemente, esconde algo que solamente conocen "ellos". 

Los aficionados, acostumbrados a la inapetencia del mediocre y siguiendo esa ley del mínimo esfuerzo que tan bien le sienta al sistema, nos dejamos llevar, esperando a que nos lo hagan todo. Convertidos en elementos pasivos que asumimos como inexistente (o falso) todo aquello que no aparece en la tele (o en la web del MARCA), evitamos complicarnos la existencia teniendo que pensar y decidimos, como forma de vida, limitarnos a comprar y llorar cuando se acaba la cerveza. Imbuidos por ese tufo a decadencia que ya no percibimos, miramos de refilón una competición considerada como “menor” (salvo que la gane el equipo del Gran Hermano) que es como se considera en las redacciones "serias" y en esas “tertulias” tabernarias, protagonizadas por tipos que interpretan personajes al borde de la salud mental, que se emiten en medios tremendamente "profesionales". En ese caldo de cultivo no es de extrañar el hecho de que los propios entrenadores utilicen los vilipendiados partidos de Copa para realizar sofisticados experimentos que, en el mejor de los casos, denominan eufemísticamente como “rotaciones”. Entre todos la mataron... 

Eran las 22:00 de la noche del día de Reyes y echaba a rodar el balón en un desolado estadio de Vallecas. Cuando la gente debería estar acostando a los niños tras un agotador día dedicado a ellos, algún iluminado, de esos que dicen saber cosas que los demás no sabemos, decidió colocar el inicio de un partido de fútbol. Un partido que, dicho sea sin acritud, me pareció un tostón. Sin medias tintas. Un aburrido correcalles en el que 22 jugadores corrían mucho, presionaban más pero jugaban poco. La alta densidad de caras nuevas en ambos conjuntos daba un cierto aire de partido de pretemporada que no ayudaba mucho a centrarse en lo que estaba pasando. En el Atleti atraía la posibilidad de ver a los nuevos, Kranevitter y Augusto, pero no creo que fuese el debut soñado para ninguno de los dos. Tengo la sensación de que son ese tipo de jugadores que necesitan que la pelota esté rodando con sentido por el césped para poder destacar. No fue el caso. El Atleti no jugó a nada. Óliver y Torres volvieron a naufragar. Thomas parecía estar de entrenamiento. Carrasco quería jugar solo contra todos y los dos nuevos asistían perplejos al despropósito. Afortunadamente la defensa cumplía con solvencia si exceptuamos, claro está, a Siqueira que sigue acrecentando esa leyenda de transferible. Me da mucha pena la trayectoria de este jugador en el Atleti. 

Enfrente, el Rayo competía al mismo nivel de intensidad que su rival pero con bastante mejor afinidad por el balón (sin que tampoco fuese nada del otro mundo). Fruto de ello, y con algo de suerte, consiguió inaugurar el marcador tras un disparo de Nacho desde lejos que, para mí, se “come” el bueno de Moyá. Un tipo que me cae de lujo y al que le deseo lo mejor pero que, por alguna razón, no me inspira demasiada confianza en la portería. 

La segunda parte fue muy parecida a la primera pero los cambios de Saúl y Vietto por Augusto, Óliver y Torres, pusieron una pizca de cordura en los rojiblancos. Verán que he omitido un jugador en el balance pero soy consciente de ello. La razón es que el otro que salió al campo fue Jackson Martínez pero como si no lo hubiese hecho. Lo más destacable de los segundos 45 minutos (lo único probablemente) fue la jugada del gol. Buen pase lateral de Kranevitter, buena recepción y mejor asistencia al área de Vietto y gran remate de Saúl, siguiendo su más puro estilo de llegador. Viendo el estado de forma de Jackson, Torres y Correa, Vietto es para mí titular en este equipo. Saúl también. 

Con todo, el resultado es quizá lo más positivo para los rojiblancos. Viendo los antecedentes en casa y los pocos goles que encaja el equipo, todo apunta a que la eliminatoria podría estar encarrilada pero es arriesgado asumir ese tipo de cosas en una competición tan cambiante y en cierto modo tan adulterada como la Copa del Rey. No sé qué equipos sacarán Jémez y Simeone la semana que viene así que puede pasar cualquier cosa. La competición sigue viva, debería rezar el titular. Lo que no sé es si verdaderamente lo está.

@enniosotanaz