Muchas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí durante todos estos años.

Puedes encontrarme en www.enniosotanaz.com o enniosotanaz@hotmail.com

¡Un abrazo!

Harto de estar harto



At. Madrid 0 - Málaga 2


Es algo de dominio popular el que una vez que el frío se te cala hasta los huesos es muy difícil sacarlo de encima rápidamente con ropa o con calefacción y que a partir de un punto requiere una labor de paciencia, de calentamiento constante y tranquilo que llegue dentro y se propague hacia fuera. Hay personas incluso que cuando han sufrido una crisis traumática de frío son ya incapaces de quitarse la tiritona de por vida. Al Atleti me temo que se le ha metido la tristeza hasta los huesos y que ya no valen paños calientes, zapatillas de borrego y ni siquiera abrigos de visón. La constante, traumática, negligente y mentirosa labor de nuestros dirigentes para transformar un respetable club de fútbol en una desgraciada casa de putas en la que por no quedar ya ni quedan putas ha dejado por el camino mucha negación, muchos enfados, muchas víctimas, muchas dimisiones y mucho aburrimiento pero sobre todo lo que ha dejado es una negra y densa tristeza que está calada en los huesos de una afición atlética cada vez más menguante y falta de personalidad.

Hacer una crónica del partido de hoy contra el Málaga es un verdadero reto literario puesto que todo lo que sea escribir algo más de “una bazofia tremendamente aburrida” es florear la realidad. A los 30 segundos de partido ya sabíamos lo que iba a ofrecer este Atlético de Madrid pequeño y desgraciado que por otro lado es la versión que ha ofrecido el redicho de Quique desde que se sentó en ese banquillo: equipo atrás y balón por los aires. Es triste reconocerlo pero la realidad es que la única motivación de ir últimamente al calderón es ver que tal jugará el equipo contrario porque ya sabemos que el Atleti no jugará o al menos que no lo hará a este deporte llamado fútbol. El Atleti no es que juegue mal es que directamente no juega. Pasa de ello. Encima hoy apareció un Malaga bien plantado, que sabe cuales son sus límites y sus cualidades y que planteó un partido con mucha dignidad. Bien plantado tácticamente, con la clásica superpoblación en el centro del campo que todos los contrarios nos colocan para ahogar los bostezos de nuestros mediocentros y apostando por la verticalidad sin renunciar al balón. El Atleti en su línea: nada de nada. Pelotazo y más pelotazo. Personalmente estoy harto que todo el mundo cargue las tintas sobre una defensa, que efectivamente es una mierda, pero olvidándose reparar en que si tu metes más goles que el contrario de la defensa no se acuerda nadie. Si un equipo renuncia a jugar, a triangular, a construir y a tener el balón efectivamente sólo queda defender aunque es muy triste que sea una opción en lugar de una consecuencia. Lo malo es que si te pasas toda la vida defendiendo las posibilidades de cometer errores se multiplican hasta el infinito. Si en un equipo el que mas tiene el balón en sus pies es Perea o Ufjalusi o De Gea lo lógico es pensar que ese equipo tiene un verdadero problema y ese problema no es ni Perea ni Ufjalusi ni De Gea. Dejemos de mirar a la defensa que siendo todo lo mala que se quiera el verdadero problema de esta estafa de equipo perpetrada por el heredero tóxico del clan Gil está en el cerebro y en el corazón. El cerebro no existe y el corazón está enfermo.

A los cinco minutos el Málaga hace una gran jugada por banda derecha que A. López observa comiendo pipas, cruza el balón al segundo palo donde duda remata sólo con Ujalusi en la banda lesionado y Simao llegando tarde. Fin del partido. Si el Atleti es malo en cualquier fase del juego, cuando no tiene más remedio que atacar (la peor pesadilla de Quique) es inexistente y esperpéntico en su inexistencia. En toda la primera parte no se trenzó una sola jugada ni hubo nada reseñable más allá de las llegadas peligrosas de un Málaga que no dio concesiones. Tan sólo en el minuto 45 un error de los andaluces dejó a Forlán sólo delante del portero pero el uruguayo está en plutón, en el nirvana o pensando en el barrio viejo del Montevideo pero no aquí, con nosotros. Algo le pasa al charrúa pero no me gusta nada como está.

La segunda parte comenzó con el enésimo alarde de valentía de nuestro flamante y verborreico entrenador quitando a dos canteranos para poner a Reyes y Agüero. Camacho es un jugador demasiado defensivo y que comete muchos fallos pero es joven, valiente y tiene fundamentos. Hoy los ha demostrado en la primera parte ofreciéndose en todo momento, estando bien colocado, entrando a la batalla y jugando a morir en las jugadas a balón parado. Hay cien razones para tener paciencia con Camacho que son exactamente las mismas razones para no tenerla con tarugos tan pésimos como Raúl García. Camacho fue uno de los que se fue al banquillo en un nuevo revés para el muchacho. No había sido el peor ni mucho menos pero ahí están los entrenadores valientes para protegerlo. El otro fue Ibra que había estado infinitamente mejor que un Forlán que parece un alma en pena. Tres cuartos de lo mismo. Lo cierto es que los cambios dieron exactamente igual porque el Atleti siguió sin hacer una sola jugada. Quitando el arreón inicial de Agüero (el de siempre) el equipo volvió a su versión Quique de patadones, espesura y fuerza inofensiva. Así hasta que llegó el segundo del Málaga en otro fallo de la defensa de tres (ahora explico) que dejó un despeje de Perea al centro del área (dónde si no) que Javi López incrusta en la red. La defensa de tres fue otro de esos recursos demagógicos de Quique (que yo interpreto de cara a la galería) en el que quito a A. López para sacar a Raúl García que básicamente es como quitar a A. López y dejar diez en el campo. El equipo por supuesto no cambió nada. Ni ganó en circulación (todo lo contrario) ni ganó en contundencia (todo lo contrario) ni ganó en juego (todo lo contrario). De ahí al final una tristísima comedia mala de enredo que no sirvió para nada puesto que la afición, supongo que harta de estar harta, decidió largarse.

Hay voces optimistas y refrescantes que apuestan por olvidarse de la liga y centrarse en las copas, la de la UEFA (o como se llame) y sobre todo en la del rey. Bien, yo pienso exactamente lo contrario, el Atleti debería olvidarse de las copas (las dos) y centrarse en la liga. Me da mucho miedo estar cerca de los puestos de descenso en las últimas jornadas. Recuerdo a los faltos de memoria que el año que bajamos a segunda división llegamos a la final de la Copa del Rey (para perderla).


Dicen que el fin justifica los medios




Celta de Vigo 0 - At. Madrid 1

Dicen que el fin justifica los medios y aunque todo sea relativo y muchas veces es cierto que una frase así puede ser verdad en ocasiones especiales a mí sinceramente me deja un mal sabor de boca que fracasen las propuestas nobles, honestas y valientes en detrimento de otras propuestas infames, rupestres, incoherentes y cobardes. Por si no lo han adivinado los rupestres somos nosotros. El Atleti se ha presentado en semifinales de la copa del rey sin jugar un pimiento y con mucha suerte. A falta de tres partidos, dos de ellos contra el Racing de Santander, parece lógico ilusionarse con ganar un trofeo después de tanto tiempo pero viendo de verdad lo que ofrece este colectivo de tipos extraños que dicen jugar al fútbol se me hace ciertamente complicado.... aunque estamos tan cerca.

Es verdad que hay partido que se tienen que ganar como sea y que lo del juego es lo de menos pero es que para el Atleti todos los partidos son así y parece que siempre lo del juego es lo de menos. El partido comenzó con mucho furor sobre el campo, mucho pundonor, mucha energía y mucha lucha pero nada de fútbol. Lo normal por parte del equipo colchonero pero algo raro en los gallegos que son de los equipos que suelen respetar este deporte. Poco a poco eso si, las cosas fueron volviendo a su cauce y a la ilógica lógica que ha marcado esta eliminatoria. A saber, un equipo de segunda con presupuesto ajustado que se hace con el balón y el control del juego, que trata de profundizar a base de hilar juego frente a un equipo de primera de presupuesto generoso que se cierra en su propio campo, que se desentiende del balón y que trata de llegar al campo contrario por la vía más rápida aunque atente contra los códigos mínimos del deporte y la estética.

La única noticia buena era la presencia de Tiago que por fin volvía a equilibrar el número en el campo y hacía que el Atleti jugase con 11. Comparar la labor del juego del del portugués con La Perla del Tajonar es como comparar a Frank Sinatra con Tony Genil. No creo que Tiago sea ninguna maravilla espectacular a tenor de su trayectoria y como ha acabado en este equipo pero comparado con el navarro invisible parece una bendición del cielo. Eso si, incrustado en el equipo ramplón que viste de rojiblanco poco puede destacar pero al menos aportaba tanto en ataque como en defensa y en el minuto 12 consiguió caer a banda y dar un pase a la derecha en profundidad que acabó en oportunidad clara del Kun. Pero fue un espejismo porque el partido era del Celta y los madrileños lejos de dar miedo lo que daban básicamente era pena. Si, si,.. serios, ordenados, más concentrados... pero daban pena. Yo exijo a este equipo no que se vista como el Atlético de Madrid sino que lo sea. Llevamos mucho tiempo pareciendo un equipo modesto sin serlo y a mi me da vergüenza.

Pero por las cosas de este deporte cuando el equipo estaba encerrado en su área y dejaba todo a la suerte resultó que la suerte llegó en forma de error garrafal de la defensa gallega (digna de Perea) que dio con un robo de Forlán al último hombre vestido de celeste y como no podía ser de otra forma en el primer gol de los madrileños. A partir de ahí el cielo se abrió, el Celta acusó el golpe y aunque la brillantez siguió sin aparecer por ningún lado tampoco lo hizo en sufrimiento colchonero para dar paso a repetidos fallos de los celtiñas que ni Forlán ni Agúero ni el resto de delanteros consiguieron aprovechar antes del descanso.

La segunda parte fue una locura típica de copa del rey con un Celta que fue a por todo y por un Atleti agazapado y reservón pero que tuvo un sin fin de oportunidades. A los 3 minutos ya Ufjalusi está lento en el pase al Kun que se mete en fuera de juego y anulan su gol. Fue la primera de muchas oportunidades. Los minutos se sucedían y como entradas del Twitter se repetía una y otra vez el guión: dominio aplastante del Celta, jugada por la banda (más izquierda que derecha) o por el centro, contrataque colchonero y ocasión clara fallada. Eso si, pasado el cuarto de hora el árbitro anula un gol al Celta que es legal. Los gallegos están listos en sacar una falta para la que no piden barrera y los madrileños se despistan mientras el más listo de la clase, trashorras, saca ajustado al poste. Gran error del colegiado que pudo resultar vital en el resultado final.

El guión se repetía según lo descrito pero ahora se sumaba a la fiesta el egoísmo del Kun a la hora de soltar el balón en el área contraria que desparramó varias oportunidades aunque la más clara vino por la derecha con un Simao que prefirió tirar con vehemencia al muñeco un balón que le llega desde la banda contraria. A estas alturas del partido el balón y el juego tenía un protagonista y un dueño que no es otro que Trashorras ese jugador de infinita mala suerte e ilimitada calidad. El gallego lo hizo bien todo siendo el mejor del partido y de la eliminatoria. Parece increíble que jugadores así acaben en segunda división y Raúl García fuese titular en el Atleti. Hablando de La Perla del Tajonar se me olvidó decir que salió en algún momento al campo sustituyendo a un gran Tiago que sin embargo tenía demasiadas papeletas para la expulsión. La aportación del navarro al partido estuvo a la altura de ese chicho desde que está en la disciplina del club madrileño: como sin no hubiese salido a jugar. Antes de sufrir en los minutos finales, como no podía ser de otra forma también, tuvimos oportunidad de ver nuevas ocasiones marradas aunque esta vez monopolizadas por el bueno de Forlán.

En fin, por lo civil o por lo criminal, pero estamos en semifinales. Es injusto, porque el Celta fue mejor en el conjunto de la eliminatoria y sobre todo porque la apuesta de fútbol que hace mi equipo no es digna de llegar a las semifinales de ninguna competición, pero especialmente si enfrente tienes la filosofía, la honestidad y la elegancia que ha demostrado el Celta en toda la eliminatoria. Mi más sincera enhorabuena para los gallegos. Me da una envidia enfermiza ver equipos como este y luego ver lo que hace el mío.

Ciclotimia

Últimamente escucho y leo en el microcosmos mediático que rodea al Atlético de Madrid, con más asiduidad de lo que se podría enmarcar dentro de la definición de de normal, la palabra y el concepto de Ciclotimia asociado a mi equipo, su espíritu, su leyenda y su afición.

El nivel periodístico en estos tiempos que corren es tan sumamente lamentable que la razón de un fenómeno así podría muy bien justificarse en la inmensa ignorancia de los secuestradores de la pluma y su desparpajo de taberna. Ya saben ese recurso de mediocres que se basa en repetir como un papagayo las palabras que has escuchado en otro sitio y que no conocías pero que te parecen lo más intelectual del mundo. El periodismo deportivo está plagado de estos ejemplos y basta echar un vistazo a todo eso del gambeteo, el palo corto, el achique, el enganche, lo de mediático, el toque… y demás desperfectos que han provocado y provocan en nuestro querido imaginario colectivo cualquier erudito de todo a 100 que sea capaz de conjugar con destreza varios tiempos verbales. Sin embargo creo que el abuso de esta definición tiene ahora una razón de fondo distinta.

La Ciclotimia, a todo esto, es un trastorno de la personalidad cercano al trastorno bipolar que provoca a quien lo sufre ciclos alternativos de euforia desatada y profunda depresión, equiparables en intensidad, pero sin verdadera razón para que esto ocurra. Es cierto que si un ser extraterrestre tuviese que analizar a la afición colchonera en función de los medios de comunicación podría adaptar (aunque siempre con matices) esta definición al comportamiento de un colectivo al que yo pertenezco pero sinceramente, me he puesto a pensarlo y debe hacer más de 10 años que el Atleti no me provoca ningún estado de euforia medianamente significativo y sí varios estados de depresión que van del gris perla al negro zaino. No recuerdo acontecimientos comparables al descenso a segunda, las copas del Rey perdidas frente a Valencia y Español, los 0-6 del Barça o que los hijos de 10 años de mis amigos no se crean que hubo una vez una época en la que el Atleti ganaba al Real Madrid. Es más, creo que mi discurso no ha cambiado demasiado en esta última década y si lo ha hecho ha sido en todo caso siguiendo una suave pendiente cada vez más pesimista hacía un fangoso pozo negro que hoy ya toco con los pies y al que no me hace ninguna gracia llegar. No recuerdo ningún bache o retroceso hacia la euforia en esa pendiente ni en mi estado de ánimo. Tampoco lo recuerdo en los atléticos que me rodean física y espiritualmente. Haciendo un esfuerzo de meninges llego a la conclusión de que ese retroceso, esos estados de euforia exagerados que equilibran la balanza de la Ciclotimia, solo los veo en esperpentos radiofónicos que manejan alias tan sofisticados como los de Manolete y Antoñito.

¿Dónde están entonces esos paquetes de euforia extrema que compensan la depresión? Me temo entonces que hay que ir a buscarlos a las redacciones deportivas de los grandes medios de comunicación. Esos que el domingo decían que se había desatado la euforia entre la afición atlética o que la semana pasada había gente en Neptuno celebrando el 5-1 frente al Recreativo. No sé qué concepto puede tener esta gente de “desatar la euforia” pero yo aparte de contra el Recre o frente al Sporting estuve en el Calderón el año 96 cuando se ganó al Albacete y con ello la liga o antes dos en el Bernabéu ganando la Copa al Madrid y al Mallorca, sentimientos que sí son comparables a descender o sufrir una terrible humillación pero con el signo cambiado, así que comparar las dos cosas es como comparar el Taj Majal con la caseta de Snoopy. No sé la gente que habría en Neptuno el pasado jueves (si es que había alguien) pero apuesto lo que sea que había más gente en el patio de mi colegio cuando celebrábamos a gritos los 5-0 del Milán al Real Madrid en tiempos de Sacchi. Me apuesto también lo que sea a que en la última manifestación en la puerta 0 había más colchoneros que los que pudiera haber en Neptuno el pasado jueves pero por alguna razón en ninguno de los dos casos (ni en los 80 ni ahora) los periodistas se hicieron eco de la noticia.

La afición atlética probablemente se esté muriendo de aburrimiento, o sufra de infertilidad para poder reproducirse gracias a los efluvios radiactivos de sus dirigentes que nos han dejado estériles. Quizás padezca un extraño caso de nostalgia aguda que le impide moverse o actuar de forma natural, o albergue demasiados anticuerpos extraños en su interior que está modificando su metabolismo hasta convertirse en una cosa distinta de la que era. Puede que la afición colchonera esté mortalmente drogada gracias a los estupefacientes baratos y adulterados que a diario ofrecen los fríos dealers del periodismo, estupefacientes que el aficionado parece necesitar diariamente en vena, pero no creo que tengamos ningún trastorno de personalidad. El cuento de la Ciclotimia me temo que simplemente es un nuevo hito en la creación del Gran Bufón que pueda equilibrar la lucha del bien contra el mal, esa lucha mentirosa que representa como nadie ese maquiavélico invento del Madrid-Barça.

Leía el otro día en algún sitio, probablemente escrito por algún tipo importante del gurú mediático, que la liga española necesita al Atlético de Madrid. Algún inocente toxicómano atlético, ávido de su ración diaria de drogaína en forma de información deportiva, seguro que lo interpretó como un piropo hacia nuestro equipo y su historia. Nada más lejos de la realidad. El Atleti que necesitan estos señores no es el Atleti campeón, orgulloso y único, sino el Atleti comparsa, gracioso, imprevisible, emotivo, perdedor, cabezota, sufrido y estéril. El Atleti ciclotímico y caricaturesco que poco a poco nos estamos creyendo.

Basado en un hecho real

Getafe 1 - At. Madrid 0
Desde hace más de una década sentarse a ver un partido del Atleti es como sentarse un fin de semana a ver la televisión después de una opípara comida sin saber qué película van a poner. En el fondo de tu cabeza sabes que existe la posibilidad de que pongan El Padrino o Casablanca pero sabes que hace más de diez años que no las ponen a esas horas así que te conformas que simplemente no sea algo demasiado aburrido. Desgraciadamente la mayoría de las ocasiones lo que aparece es un casposo, cutre, barato y humillante engendro televisivo sin un solo átomo de talento que tradicionalmente comienza además con la escalofriante frase de “basado en un hecho real”. El partido contra el Getafe ha sido otro soporífero telefilm escrito con un guión mil veces repetido (y cada una de esas veces siendo igual de malo), unos actores pésimos y en franca decadencia y una dirección de escena tan penosa como fea. Eso es el Atleti de MA Gil y su pandilla basura, un telefilm barato que aburre, que desespera, que duerme y del que todo el mundo ya se sabe el final.

La salida del equipo estuvo a la altura de las circunstancias. Lento, espeso, miedoso y como siempre desde que está Quique preocupado exclusivamente por defender. Las novedades en la alineación volvían a la clásica demagogia del señor Flores primero alimentado el debate mediático de la portería colchonera (creo que Quique se acaba de cargar la carrera de Asenjo) y sacando del equipo al prometedor Tiago para dejar al indolente de Jurado un una posición privilegiada. Demagogia. Y digo demagogia porque el dibujo del equipo fue exactamente el mismo con Agüero viviendo en solitario y Forlán, Jurado y Asunçao correteando por el centro del campo sin orden ni concierto, De Gea dando pelotazos en largo cada vez que podía y con los defensas haciendo exactamente lo mismo. Así no sólo es imposible jugar al fútbol sino que además es muy difícil ganar especialmente si tienes enfrente un equipo al que la pelota no le da susto ni miedo.

El Getafe tardó 20 minutos en quitarse la espesa mortaja que intentaba aplicar este Atlético de Madrid de pacotilla (me parece humillante que esta sea nuestra tarjeta de presentación) pero a partir de ese momento apareció un tal Pedro de León que dedicaba todos sus movimientos al bueno de Quique y a sus ideas peregrinas respecto al fútbol. También apareció Manu del Moral, si ese chicho que Aguirre obligó a salir por la puerta de atrás, para pelear con Varela en un duelo entre la cantera del Atleti y la negligencia. En esa desigual pelea Manu parecía López Ufarte y Valera parecía Leonardo Dantés. El Atleti mientras tanto a lo suyo, a dar pelotazos. El único peligro (ínfimo) llegaba a balón parado que es en lo único que ha mejorado este equipo con Quique, eso hay que reconocerlo. He notado ya en varios partidos como equipos que no suelen adelantar la defensa lo hacen contra nosotros y ayer me di cuenta de cuál es la razón. Nuestro centro del campo es tan sumamente lamentable y tan desesperantemente lento que cualquier pase a la espalda de los centrales tarda una eternidad en llegar con lo que la mejor forma de marcar a nuestro único peligro, Agüero, es no encararlo con el balón en los pies (porque siempre te la hace) sino mejor dejarlo en fuera de juego. Es lo que tiene tener un entrenador en el banquillo. Y es lo que tiene estudiar al rival que significa desactivar las virtudes del contrario sin renunciar a tu personalidad y no lo que hacemos nosotros que es cagarte de miedo, renunciar a cualquier atisbo de de personalidad y cambiarlo todo para que le daño sea el menor posible.

El Getafe aun dominando el partido y el balón tampoco es que hiciese nada más allá de un par de avisos de Manu buscando la caraja de sus defensas rivales pero eso si, el partido se jugaba todo el rato en el campo colchonero así que en un rechace al borde del área los azulones abren el campo a la derecha, saca un pase cruzado a la banda contraria que Manu remata en el segundo palo completamente sólo. Valera, su marcador, apareció en la escena cuando los azules estaban celebrando su gol. Supongo que la euforia de hablar de si Salvio se parece a Maradona o a Jaime Cantizano nos hará olvidarnos de que este equipo no tiene laterales ni centrocampistas. Con el gol del Getafe acababa la primera parte… y el partido.

Porque la segunda parte elevó el sopor y el aburrimiento a la categoría de arte. No soy capaz de recordar la cantidad de bostezos que fui capaz de emitir mientras padecía las desventuras de los señores con cara de desgraciado que correteaban por el césped con el traje del Atleti. Cosas a destacar (por decir algo). Tiago sale al campo para hacer de Jurado, es decir nada. Como si no hubiese salido. Ha tardado poco este chico en aprender lo que quiere su entrenador y su club de él: que no haga nada. Asunçao, con esa forma tan violenta que tiene de entender la vida, se autoexpulsó (otra vez) con una entrada criminal a Casquero (otro que debería haberse ido del campo, por cierto). Con ese panorama y siendo conscientes que si el Atleti es incapaz de jugar al fútbol con once lo es todavía menos con diez Quique tiró de valentía retirando a Reyes del campo para no sacar a nadie, porque poner a Rául García hoy por hoy es como no poner a nadie. Eso sí, el equipo en ningún momento salió de su cueva. Todos juntitos y achicando balones. ¿Para qué? Total solo perdíamos 1-0 y en cualquier despiste Agüero pilla el balón, se regatea a 7 en 80 metros y mete un gol por la escuadra de tacón. Esa es la táctica de Quique, supongo.

Con ese paisaje desolador acabó el partido y da una bofetada a esos ingenuos que todavía pensaban que este equipo es capaz de hacer algo que no provoque sonroja. Lo que sea capaz de hacer este colectivo mal gestionado, donde conviven genios, tipos del montón y mucho fracasado dependerá única y exclusivamente primero de la suerte y después de los demás.

Ese gimnasta mediocre



At. Madrid 1 - Celta de Vigo 1


La disciplina de salto en Gimnasia deportiva se califica de 0 a 10 según unos jueces que la juzgan. En ocasiones sin embargo hay gimnastas, normalmente los más mediocres, que deciden hacer un salto que en las reglas de la gimnasia está calificado como mucho con un 7. Es decir, si el gimnasta hace el salto perfecto sacará un 7 máximo. El Atlético de Madrid desde hace muchos años y a pesar de su historia, su presupuesto y su afición apuesta por hacer un salto de 7 en lugar de uno de 10 y generalmente además no lo hace perfecto. El Celta de Vigo apuesta por un salto de 10 y aunque normalmente le sale bastante mal (está más cerca del descenso en segunda que de otra cosa) cuando le sale bien el contrario necesita hacer como mínimo un salto igual. Me da vergüenza la apuesta por la mediocridad y por la destrucción que hace mi equipo sistemáticamente y me da asco ese discurso mentiroso que dice que es la única forma. Llevamos 10 años apostando por esto y mira donde estamos.

La primera parte comenzó con una intensidad impropia del fútbol moderno pero muy propia de esta mal tratada competición del KO. Eso si, como casi siempre el equipo contrario, este atrevido y aseado Celta de Vigo de Eusebio, lo hizo más metido que su rival. Atrevido, valiente y sin complejos. En el primer minuto Raúl García aumentaba su legado de estupideces cometiendo un penalty que afortunadamente el colegiado no vio. A los tres minutos el Atleti seguí sin pasar de su área y en una estupenda jugada de tacón del Celta deja dentro del área a Trashorras (el mejor del partido) encarando a De Gea para batirlo por bajo. Todas las alarmas se encendieron. Dejando a un lado las desgracias y desperfectos del Atleti lo cierto es que el equipo gallego sorprendió en su osadía, su intensidad y su descarada apuesta por el fútbol. Presionando la salida del salón colchonero hasta con seis jugadores (cualquiera que vea un par de partidos del Atleti sabe que este equipo es incapaz de hacer algo digno con el balón), apostando por jugar al fútbol y plantando una línea de tres mediapuntas por detrás del delantero que quitó el balón a los madrileños y lo maniato hasta ridiculizarlo. Bien por Eusebio y bien por los entrenadores que se salen del discurso oficial y apuestan por el fútbol.

Pero en la escuadra colchonera había por fin un centrocampista que no da vergüenza llamarlo así y que además debía ser el jugador más motivado del campo. Estoy hablando del portugués Tiago que fue el mejor de los madrileños en esta primera parte en ataque y en defensa. Su gol de cabeza entrando con todo en el segundo palo mediado el cuarto de hora no es más que la guinda a un buen partido. Tácticamente perfecto, también fue capaz de pedir y distribuir el balón sin fantasía pero con criterio, algo que se echaba de menos en el Calderón. Raúl García siguió practicando su actividad favorita que es la de jugar al escondite. Tras el empate el partido se transformó en la eterna lucha entre bien y el mal. El Celta intentaba jugar al fútbol y combinar mientras que el Atleti llevaba todo a lo físico y el pase largo. Me da vergüenza decir que yo soy seguidor del equipo tosco y grosero pero más cuando el equipo tosco y grosero es el que juega en primera división pero es lo que hay. Jurado estaba completamente perdido en esa media punta que tanto reclama (básicamente porque el Atleti no combina y sin combinar sobran los mediapuntas y los interiores) y Perea seguía demostrándole al universo que no hay ninguna razón lógica por la que Quique Sánchez Flores le sigue dando la oportunidad de jugar de titular. También pudimos comprobar que es muy emotivo que Pernía esté totalmente recuperado de su accidente pero antes del mismo era muy malo y ahora lo sigue siendo. No está para jugar. El único que seguía manteniendo la chispa y el sueño de intentar meter gol era el de siempre, el Kun Agüero, pero es muy difícil hacerlo tú todo recibiendo pelotazos.

Pero esos fueron los buenos tiempos porque la segunda parte fue un auténtico baño del Celta desde todos los puntos de vista: físico, táctico, técnico y de actitud. Físico porque a pesar del enorme esfuerzo de la primera parte tapando la salida en la segunda parte no se resintió en absoluto y mantuvo el mismo esquema con la misma intensidad y todavía mejor resultado en desintegración del rival. El Atleti a base de correr detrás el balón y de perseguir desplazamientos de 50m sin ton ni son aparecía completamente gastado sobre el césped. Táctico porque el Celta estuvo perfectamente colocado en el campo aplicando el factor táctico para potenciar la calidad de sus jugadores y no al contrario como suele hacer el Atleti desde hace décadas. Eusebio hizo enrojecer a Quique que pareció un aficionado malo y torpe frente al entrenador del equipo gallego. Mientras Eusebio apostaba por el fútbol con un equipo de segunda en horas bajas y plagado de reservas Quique apostaba por la mediocridad, la cobardía y el patadón manejando el tercer presupuesto de primera división.Técnico porque los jugadores celestes nunca renegaron del balón ni del fútbol y porque siempre buscaban una combinación que restase los patadones y tarascadas que veía en el equipo contrario que basaba todo en los desplazamientos largos de su portero y la lotería primitiva. Y por último la actitud, eso que el Celta rescató de sus entrañas y el Atleti se dejó en algún sitio si es que alguna vez lo tuvo. Los 45 minutos se jugaron en el campo madrileño y fue un verdadero acoso constante tan sólo contrarrestado por los clásicos patadones y patadas que se estilan por estos pagos. Sólo las paradas de un acertadísimo De Gea han evitada la catástrofe absoluta precisamente cuando más se esperaba al Atlético de Madrid. La lectura del partido de hoy es tan simple como evidente: de donde no hay no se puede sacar. Este deporte se llama fútbol y fútbol es precisamente lo que le falta al Atlético de Madrid.

Estado de ánimo

At. Madrid 3 - Sporting 2


Dijo una vez ese vendedor de humo y artesano del titular llamado Jorge Valdano que el fútbol es un estado de ánimo y aunque me duela reconocerlo, que me duele, esta vez tenía bastante razón. El mismo estado anímico que otras tantas veces ha servido para perder partidos a última hora o descolgarte de ellos en los momentos clave es lo que ha servido hoy para llevarse los tres puntos en un partido aburrido y donde el Atleti ha dejado ver sus grandezas y fantasías pero sobre todo sus fantasmas y miserias.

Antes de que se me olvide decirlo desde aquí mi felicitación a Manuel Preciado, el entrenador del Sporting, por tener la valentía de apostar por una forma de entender el fútbol tan acorde con la esencia de este deporte. Desde que el equipo asturiano ha vuelto a primera este hombre ha apostado por saltar al campo sin complejos, salir a ganar los partidos y hacerlo teniendo en cuenta el que debería ser el principal protagonista del fútbol: el balón. En contra de la tendencia imperante en el fútbol moderno, esa tradición de entrenadores iluminados que se enfadan cuando en el césped pasan cosas, y desafiando con descaro a esa regla no escrita de que los equipos de bajo presupuesto deben basarlo todo en la fuerza y el músculo el Sporting apuesta siempre por controlar el partido controlando el balón y eso es mérito de su entrenador. Si yo fuese Quique (o Abel o Aguirre, o Manzano, o Ferrando, ...) me daría vergüenza manejar el tercer presupuesto de la liga con el espíritu de un equipo ascensor, especialmente con ejemplos como el de preciado.

Pero el Atleti salió en cualquier caso bastante enchufado al partido lo que ya es un triunfo en estos tiempos que corren y lo hizo además con presión e intensidad acompañado de bastante ritmo. Los asturianos aceptaron el reto sin recular con lo que el partido prometía ser divertido. En seguida llegaron las ocasiones como esa de Forlán que se quedaba sólo delante del portero pero un fuera de juego pitado injustamente impidió el gol del charrua aunque simplemente se retraso unos minutos que fue lo que tardó en volverse a quedar sólo delante del portero en una jugada rara de rechace en la que el más listo de la clase (Agüero) salta para que el balón le llegue claro al Uruguayo. Lamentablemente ahí se acabó el partido para el Atleti durante muchos minutos. Quique, militante de esa corriente de entrenadores que apuestan por dejar el fútbol y el balón como una mera anécdota dentro del juego, es de esos tipos que tiende a “manejar” las circunstancias del partido y eso indica que estando por delante del marcador el equipo tenga que estar anclando en su posición defensiva, especule con el balón y ceda el protagonismo al contrario. Eso es lo que paso. El problema es que con un equipo sin centro del campo y una defensa titubeante como la del Atleti es muy difícil manejar tácticamente nada y ocurrió que el partido se transformó entonces en un tostón en el que el Sporting parecía el equipo de casa y el Atleti el equipo modesto aunque para que Quique se arme de razones para su forma de hacer lo cierto es que los de Gijón tampoco eran capaces de llegar al área y el partido, con todo su centrocampismo estéril, parecía estar controlado. Hasta que llegó al excentricidad de la noche en las botas de nuestro flamante portero titular que gracias a la estupidez congénita de nuestra dirección deportiva al despoblar la portería del Atleti de experiencia y poblarla exclusivamente de talento sin pulir ha conseguido que un tipo de enorme potencial como Asenjo juegue tensionado y con miedo lo que provoca cosas como las de esta noche. El cancerbero salió del área pequeña sin ningún criterio y de forma torpe para tapar una jugada que no tenía que tapar tan lejos lo que provoco un penalty estúpido aunque dudoso (aunque a mi en la grada me pareció clarísimo). El Sporting aprovechó la ocasión para empatar y comenzar así sus mejores minutos del partido hasta el descanso con ocasiones de Carmelo y Camacho y en el que se hizo dueño absoluto de todo frente a un Atleti miedoso, cohibido y cobarde que dejaba el balón y el campo en manos del que lo quisiera.

Pero Quique debió ver otro partido, debía estar contento con lo que veía o no fue capaz de hacer nada en la caseta porque el comienzo de la segunda parte siguió exactamente el mismo guión: un Sporting dominante y lanzado y un Atleti encerrado y encogido aunque como desgraciadamente el fútbol no siempre premia al valiente o al que lo hace bien ocurrió el que un contrataque bien tirado por el Atleti diese con un centro lateral pasado que Forlán dejó de cabeza (dudoso y sale el balón del campo) para que Asunçao hiciese su primer gol desde hace siete años. El equipo asturiano acusó el golpe de forma casi terminal y el partido volvió a tornarse de color. El Atleti se asentó, el Sporting perdió el control de los tiempos y el balón con lo que se entró en una fase bastante cómoda para los madrileños que permitió ver al mejor Reyes desde que viste esta camiseta (de nuevo un partido muy completo) y a esa maravilla patrimonio de la humanidad que se llama Sergio Agüero (magistral esa vaselina característica que dio en el larguero). Pasado el cuarto de hora otra gran jugada del Atleti acaba con un balón suelto en el área asturiana algo escorado a la derecha que el canterano Ibrahima (había salido por un Forlán lesionado en lo que parece ser simplemente un esguince) recoge para inaugurar su cuenta goleadora con este equipo y poner la tranquilidad en la grada. Es muy refrescante y emociona ver a un jugador con tantas ganas de jugar. Tiene un cuerpo imponente y unas buenas hechuras de futbolista y aunque comete errores de inexperto lo compensa con sus ansias por jugar. Bienvenida sea gente así. Y bienvenido a Tiago que en los pocos minutos que estuvo en el campo dejo buena impresión y buenos detalles para ocupar ese ansiado centro del campo. En cualquier caso lo tiene fácil. Estoy convencido de que prácticamente cualquier mediocentro del primera división (excepto Cléber) lo haría mejor que el actual Raúl García que nos ha premiado con otro lamentable encuentro.

Entre jugadas del Kun, regates de Reyes y lujos de Jurado el Sporting intentaba jugar sus bazas a base de velocidad verticalidad y juego de equipo y lo consiguió en las postrimerías del partido con gol de Luis Moran con tiro desde fuera del área tras rechace. Faltaban tres minutos y no se sufrió en exceso pero si sufrimos la injustica de que la siguiente jugada no acabase en gol. El Kun cogió el balón de saque de centro y se regateo a todo el mundo hasta plantarse delante del portero.

Victoria que aparca definitivamente el fantasma del descenso y que destapa la caja de los sueños y la quimera de intentar llegar a ocupar las posiciones de la zona noble de la clasificación. Jugando así lo veo difícil pero ya saben... el fútbol es un estado de ánimo.

180 min.

Una frase muy típica entre entrenadores cuando se les pide comentar una eliminatoria de copa es eso de que es un partido de 180 minutos. Mentira. Son dos partidos. Si el partido de la semana pasada dura 180 min. al equipo madrileño le caen seis en lugar de tres goles. Si el partido de hoy dura 180 min. ocurre exactamente lo mismo pero con el Recre como damnificado. Gracias a Dios la Copa del Rey es así, con dos partidos, que además cuando tienen que jugarse como el de hoy, a muerte, hacen que tipos resentidos con el fútbol como yo pueden volver a vivir lo que es divertirse viendo un partido de fútbol. Adoro este tipo de competiciones. Creo que los torneos del KO son generalmente injustos (no gana el mejor) pero me temo también que hoy por hoy son el único reducto de lo que es el fútbol en estado puro, ese deporte en el que dos equipos intentan por todos los medios meter gol en la portería contraria.

Como no podía ser de otra forma el Atleti comenzó el partido a matar o morir. Con el esquema que según mi opinión mejor cara podría dar en este Atleti (especialmente en casa y contra equipos de perfil bajo). Hablo de ese 4-4-2 sin doble pivote y en rombo con Jurado por delante de Asunçao, dos interiores (que a mi me gustaría que vinieran más al centro para no dejar tan vendido a Asunçao) y dos delanteros basculantes y antiestáticos. Sin embargo el esperado arreón inicial, siempre a hombros de una bendita grada que a pesar de los pesares volvió a no fallar (sin llenar el campo), se hizo con más corazón que cabeza lo que provocó alguna que otra duda fugaz en la afición. La presión era intensa pero sin orden. El ataque era constante pero cargado de una buena dosis de ansiedad que provocaba la ineficacia colchonera. Estos desajustes iniciales facilitó el que el Recreativo se olvidase de complejos y miedos y plantease el partido con bastante dignidad sacando la defensa de su área, intentando congelar el ritmo y sin despreciar la pelota. Pero el corazón muchas veces es más que suficiente para derribar cualquier barrera y así ocurrió. A veces se nos olvida que defendiendo nuestra camiseta tenemos a Agïero, Forlán, Simao, Reyes, Jurado,... y si esta gente es capaz de tener el balón y pasárselo las posibilidades de soñar se disparan de forma considerable. Así que cuando pasado el primer cuarto de hora sin demasiados apuros para los andaluces y cuando toda parecía indicar el partido entraría en otra fase diferente, un rechace en el área con un buen puñado de jugadores colchoneros en la zona es recogido por Simao que inaugura el marcador para delirio de la grada.

Entonces si que la olla se destapó, el Atleti se desmeleno quitando la presión y el Recre empezó a notar el aliento del infierno colchonero. Entonces si se pudo ver en el campo al tercer presupuesto de la liga frente a un equipo de segunda lo que indefectiblemente acabó en una preciosa jugada por la izquierda que el Kun se encarga de rematar a puerta con la zurda tras un pase de la muerte de catecismo. Para entonces la remontada tomaba cuerpo en la imaginación del respetable que por primera vez en la eliminatoria podía sonreír de esperanza. Se paró el ritmo pero sin perder la cara y cuando todo el mundo pensaba ya en el descanso, un gran saque de córner (¡noticia!) es rematado casi de escorzo por Ufjalusi que ponía el tercero en el marcador e igualaba la eliminatoria.

El más pesimista y reacio a esto que se llama fútbol moderno tenía entonces la idea de que la segunda parte guardaría en el armario esa primera parte de vértigo y emociones para desplegar otra sesión de táctica, control y sopor a las que tan acostumbrados estamos en el Calderón pero nada más lejos de la realidad. La segunda parte fue mucho más intensa, dramática y espectacular que la primera. En los primeros 6 minutos (¡seis minutos!) sucedió todo lo siguiente: Clara ocasión del Recre tras el primero de muchos fallos defensivos de los madrileños, gol anulado al Kun por dudoso fuera de juego, paradón espectacular de De Gea a tiro desde fuera del área del área de Fornaroli y Remate de Forlán al larguero. Casi nada. A partir de ahí, supongo que para desgracia de sus entrenadores el partido entró en una frenética y suicida partida de ping-pong hasta que pasado el cuarto de hora Agüero mete el balón en la portería contraria (al final parece que es en realidad en propia puerta) tras una extraña jugada que no terminaba nunca.

Pero cuando la alegría y la emoción se desparramaba por todos los poros colchoneros estando en ese momento clasificados para la siguiente ronda empezamos a ver por primera vez en la noche algunas de las desgracias de este equipo como son la falta absoluta de centro del campo para controlar un partido y sobre todo una defensa que no es digna de un equipo de primera división. Lo de Perea (por centrarlo en alguien) es digno de tesis. No puedo encontrar una razón basada en las leyes de la lógica que explique la razón de que este muchacho siga siendo titular en el equipo. Sin embargo el “héroe” negativo de la noche esta vez fue el bueno de Asunçao que superó al colombiano con creces. Asunçao que a pesar de todo es un jugador sobre el que creo que no merece cargar en exceso las tintas porque pienso que ha dado más que ha quitado. Cuando nadie se lo pedía y cuando ya se llevaban 25 minutos de la segunda parte no se le ocurre otra cosa que ponerse a regatear en el área pequeña (cosa que no hace ni en el área contraria) para que Carmona robe el balón y meta uno de los goles más fáciles de su carrera. Para terminar de rematarlo dos minutos después decide entrar como el mercancías por enésima vez en el partido dejándoselo tremendamente fácil al árbitro para que lo expulse cosa que el trencilla hace sin titubear. La expulsión es injusta pero como otras tantas veces eso no lo puede hacer un jugador profesional en esas circunstancias.

El panorama entonces era tremendamente sombrío y daba la sensación que tanta adrenalina se había derrochado en balde. Más todavía teniendo en cuenta que Quique tiene que sacar al campo a Raúl García para darle la manija del equipo y el navarro respondía como sólo él sabe hacerlo en estas ocasiones que es dando un pelotazo mandando el balón a la estratosfera la primera vez que lo toca. Pero el Atleti todavía tiene buenos jugadores y a base de esfuerzo y ganas por parte de los que quedaban (Agüero, Forlán, Simao, Reyes,...) se intentaba llegar al área contraria aunque con poco éxito y mucho desgaste. El Recre endureció el partido, paro el ritmo y todo se ponía muy difícil hasta que el Kun en jugada individual es derribado al borde del área permitiendo que Simao de una lección magistral al mundo de como se lanza una falta directa. Impresionante el golpeo del luso que quitó las telarañas de la escuadra y los demonios en las cabezas de los Atléticos.

A pesar de los nervios finales el 5-1 se quedó en el marcador, la sonrisa se quedó en la grada y la ilusión en los espíritus de los aficionados colchoneros. Que este equipo gane algo es francamente difícil pero soñar es gratis y al fin y al cabo somos el Atlético de Madrid. Eso debería bastar.

Herido

R. Valladolid 0 - At. Madrid 4


Dicen que no hay animal más peligroso que un animal herido y a eso es, supongo, a lo que Quique se aferró desde el miércoles para motivar a sus jugadores igual a eso se aferrará el bueno de Mendilibar para explicar lo que ha pasado esta tarde en Pucela. La lectura fácil ahora es aquella que reza algo parecido a “si fuesen capaces de jugar así siempre…” pero yo casi prefiero verlo por el otro lado, es que dice “que tengamos que llegar a esta situación para jugar así…”. Porque que quieren que les diga, personalmente no me siento cómodo con esta máquina ciclotímica de romper sueños que nada permanentemente entre picos de euforia y decepción y que necesita recurrir a la épica para ganar cómodamente en el campo del Valladolid. Preferiría sinceramente un equipo de fútbol bien hecho donde las únicas exageraciones sean para jugar bien y sobre todo para ganar.

La esperadísima y cacareada revolución radical de Quique resultó ser algo tan revolucionario como aferrarse al 4-2-3-1, es decir el valiente esquema con un único delantero que han querido utilizar siempre todos y cada uno de los entrenadores que hemos tenido desde que volvimos a primera división, además de colocar uno por uno al actual equipo titular y hacerlo, para variar, sin hacer de entrenador iluminado y poniendo a cada jugador en su sitio. Simao en la derecha, Reyes en la izquierda, Jurado de mediapunta, A. López en el lateral izquierdo, Domínguez de central (otro gran partido del canterazo) y el único lateral derecho de la plantilla (penoso, pero el único) en el lateral derecho. ¿Quiénes fueron los sacrificados? Ufjalusi y Cedric. Es ahora cuando me ratifico en lo que dije. Las cáusticas declaraciones de nuestro entrenador sobraban y todavía más si estos eran los culpables. Pero es cierto que el equipo salió con una mentalidad diferente aunque es muy triste que sorprenda el que el equipo salga metido en el partido. Si un equipo como el Atlético de Madrid necesita llevar las cosas hasta el límite más extremo para que su plantilla se convenza de salir a ganar un partido de liga contra el Valladolid creo que el problema que tenemos es exactamente el que sospechamos.

El equipo que salió estaba contenido, junto, presionante (muy presionante), incisivo, concentrado, rápido, ágil… pero sin juego. Quizás sea el momento de asumir que este equipo no jugará jamás en lo que queda de liga al fútbol (y espérate tú después como salga bien) porque independientemente de que sus entrenadores no quieran hacerlo, que ni quieren ni han querido, la realidad es que no tiene calidad y centrocampistas para ello. Por eso los pases eran largos, el centro del campo sólo se usaba para defender y el objetivo era robar arriba y salir en vertical con rapidez pero sin debilitar nunca la retaguardia. Hoy funcionó. Otras veces marcará primero el equipo contrario y lloraremos amargamente la derrota.

A los 15 minutos de partido se alienaron los planetas y ocurrió algo así como una aurora boreal, un extraño acontecimiento sobrenatural que se repite muy pocas veces en la historia. Valera da un pase largo desde su posición que no acaba en la grada y lo que es incluso más emocionante, Raúl García hace un gran cambió de juego a la banda izquierda donde Reyes hace el pase de la muerte y Jurado en lugar de tropezarse o regatearse a si mismo decide meterla dentro de la portería contraria. 0-1 y la tranquilidad en la sangre colchonera. Pero al Cesar lo que es del Cesar, el equipo siguió jugando exactamente igual tras el gol, con la misma seriedad e intensidad y eso para mi es la mejor noticia de la noche. Cuando un equipo se aferra a su personalidad (la que sea) por encima del resultado creo que hay mucho recorrido ganado. Espero que no sea un espejismo de un noche de invierno. El guión por tanto continuó siendo el mismo hasta que un cuarto de hora más tarde y después de otro robo de balón de Raúl García (¿su mejor partido como atlético?) el navarro se atrevió a dar un soberbio pase largo a Forlán que dejaba al uruguayo encarando la portería pucelana y quitándose algunos fantasmas con el segundo gol de la noche. En ese momento los atléticos creímos que el partido estaba resuelto pero tomamos certeza del hecho cuando desde ese mazazo hasta el final del primer tiempo no pasó absolutamente nada y el equipo castellano fue impotente para inquietar la seria (hoy) defensa colchonera.

La segunda parte, salvo por los goles, fue totalmente prescindible. El mismo libreto pero todo mucho más lento, más tosco, más áspero y por lo tanto mucho más aburrido. El Valladolid llegó algunas veces pero salvo un tiro a la media vuelta en el minuto 10 el resto fueron ocasiones sin verdadero peligro. Al cuarto de hora de hecho el gélido frío de Zorrilla se instaló definitivamente en los pucelanos cuando Forlán baja un balón en el borde del área para que Reyes inaugure su cuenta goleadora como rojiblanco con un gran tiro desde fuera del área. Quien nos iba a decir que Reyes sería un jugador clave en este equipo y el mejor de la partida en los últimos partidos. Buen partido del sevillano. Nada más reseñable hasta el final salvo un penalty absurdo de Varela que se comió el árbitro (y enfadó a la grada de forma exagerada según mi punto de vista tal y como estaba el partido) y el gol del Kun tras pase lateral de Antonio López en las postrimerías del partido.

Una victoria que deja buen sabor de boca y miles de dudas. Las dudas propias de un equipo con el tercer presupuesto de la liga que a la mitad de la competición se encuentra fuera de Europa (lo otro es un sucedáneo), virtualmente fuera de copa, 20 puntos del primero en la liga y a 10 del cuarto. No veo a este equipo con la personalidad de hacer una segunda vuelta de campeón (que es lo que haría falta) pero tampoco pensé que Valera fuese titular en este equipo o que Reyes marcara con esta camiseta o que Raúl García fuese capaz de dar dos pases buenos en un partido o de que Cléber Santana volviese a vestirse de rojiblanco… pero miren ustedes.

Coherencia colchonera

En términos similares a los de cualquier aficionado colchonero, me imagino, escuchaba con dolor y apatía las sentidas declaraciones de Quique Sánchez Flores el otro día en Huelva a la conclusión del enésimo esperpento protagonizado por un equipo vestido como el Atlético de Madrid. Una nueva entrega de esta demolición retransmitida en fascículos que acaba en tragedia dolorosa para los que nos duele todo esto pero que resulta intrascendente para el mundo mundial, ese que desgraciadamente incluye a la mayoría de los “profesionales” que hoy por hoy conforman ese áspero y amargo engrudo que llaman Club Atlético de Madrid. No obstante, tras esas afligidas palabras de reproche y decepción uno, que a estas alturas ya no cree en salvadores de la patria recién llegados, también escuchaba grandes dosis de incoherencia en la desconsolada voz de nuestro entrenador, la misma incoherencia que aparece indisolublemente unida al escudo colchonero desde hace ya muchos años. ¿O acaso no es incoherente decir algo así cuando pocas semanas antes estás diciendo que tienes una plantilla genial y que no necesitas nada? ¿No parece incoherente pedirle “inteligencia emocional” a un tipo como Cléber Santana que de no ser por el ínclito de Pitarch estaría jugando, en el mejor de los casos en la segunda división japonesa o a señores como Valera, Perea, Pablo, Pernía, Camacho, Cléber, Reyes, Jurado, Maxi,… cuando todos ellos estaban en venta en el verano pero nadie dio un duro por ellos ni entonces ni ahora? ¿No es incoherente pedir respeto por una camiseta a la que los propios “dueños” de la misma no le tienen ningún respeto y delante de una colección de correveidiles que se hacen llamar periodistas y que tampoco le tienen respeto alguno a este nombre pero a nadie del club le importa? ¿Es coherente pedirle entrega a Juanito cuando ya tienen asegurada su jubilación sin tener que hacer nada? ¿Es coherente pedir compromiso a cualquiera que se pase por los entrenamientos dando patadas a un balón sabiendo que el gran trabajo de Cleber en este equipo ha sido suficiente para ganarse la renovación? ¿Es coherente pedirle entrega a De Gea cuando en verano su director deportivo decía tener otras opciones “más interesantes” para la portería o a Camacho cuando sólo juega los partidos en los que el resto de profesionales se borran? ¿Es coherente pedirle compromiso a Raúl García o Perea cuando tras varias temporadas haciendo el ridículo y docenas de partidos deambulando por el campo dando puntapiés son titulares indiscutibles? ¿Tiene coherencia pedirle compromiso a un puñado de mercenarios mediocres que ni sabían ni saben lo que es el Atlético de Madrid y cuya única motivación para enfundarse esa camiseta es cobrar una ficha más alta que la que cobrarían en cualquier otra parte del mundo?

¿Me quiere decir entonces el señor Sánchez Flores, o su admirado presidente horas después en la tradicional sesión de mamporrerismo nocturno, que el problema de este atleti está en la torpeza de Ufjalusi por hacer una entrada en el centro del campo, en un congoleño de 17 años que mete la pierna en su partido de debut cuando algunos de sus compañeros no la han metido nunca en su vida o en un señor con bigote de Cantinflas y cara de susto que cuesta creer que pudiera ganarse la vida como futbolista en un equipo serio? Me temo que si el problema fuese tan fácil hasta tipos con la estulticia como forma de vida y la incapacidad como bandera (me refiero evidentemente a MA Gil y su atribulado Sancho Panza) serían capaces de dar con la tecla que solucionase este vergonzoso, patético y doloroso proceso de inmolación.

Existen tres formas de concebir un club de fútbol: la primera es la que se ha usado toda la vida hasta que el dinero y los especuladores se hiciesen los dueños del deporte rey y que es la forma de un club de socios que poseen la entidad, su legado, su imagen, su alma y sus activos. De este tipo desgraciadamente ya quedan muy pocos ejemplos. La segunda forma es la de una sociedad anónima propiedad de unos accionistas cuya lícita intención es la de ganar dinero a base de crear un equipo deportivo saneado, bien gestionado deportiva y económicamente que genere recursos e ingresos a base de dar espectáculo deportivo y creando ilusión entre una afición, a ser posible creciente, que es el consumidor que a la postre paga. Esta forma es la más común de encontrar hoy en día pero desgraciadamente también existe otra. La tercera y última forma de entender un club de fútbol es minoritaria y exclusiva de equipos con los días contados como el Atlético de Madrid. Se trata de una tapadera en forma de empresa en manos de empresarios especuladores viviendo al borde de la ley, que también tienen un frío y calibrado interés económico pero que esta vez es de carácter puramente especulativo y donde el fútbol o el equipo deportivo es una mera anécdota sin importancia o simplemente un excusa con la que desviar la atención, una plataforma para negocios paralelos de dudosa catadura moral, una herramienta para realizar ingeniería financiera y la manera más sencilla de generar facturas en forma de deuda contra terceros que resultan ser ellos mismos.

El Atlético de Madrid de MA Gil nunca será ni puede ser un equipo de fútbol digno con alguna aspiración por la simple razón de que no interesa a sus ilegítimos dueños. Su oscura economía sumergida y malversación de sueños sería incompatible con un equipo fuerte y poderoso. Ya cuesta creerse que con el tercer presupuesto de la liga, el tercero en pinchazos de PPV, el número de abonados al máximo posible y pasando la liguilla de Champions la situación sea de quiebra técnica como para seguir manteniendo la misma mentira con un equipo claramente exitoso sin sospechar que debe haber algún roto por algún sitio o algo peor de fondo. Por eso el equipo tiene que estar lleno de inútiles (dentro y fuera del campo) que mantengan el perfil bajo y en los que centrar las culpas llegado el caso. El maquiavélico cerebro del veterinario silencioso tiene que estar permanentemente rodeado de suicidas estupendamente pagados contratados con la única intención de ser sacrificados para la causa en el momentos adecuados. Por eso este equipo navega entre la mediocridad y la indiferencia, porque es el mejor escenario para las trampas, los cambalaches y las mudanzas silenciosas.

Señor Sánchez Flores, si de verdad quiere hacer un bien a este equipo, lo que le pido que haga es que utilice su capacidad de expresión, su generosa amistad con el cuarto poder y su actual posición privilegiada dentro de ese oscuro lupanar para contar a los cuatro vientos lo que pasa allí dentro. Olvídese de Cléber Santana que ya lo vemos todos. Háblenos de Pitarch, de Cerezo y sobre todo de MA Gil.

Caras de acelga, corazón de trapo



Recreativo de Huelva 3 - At. Madrid 0



Dicen los suecos que la única diferencia entre la sabiduría inútil y la estupidez es que lo primero da mucho más trabajo así que el Atlético de Madrid debe ser un gran ejemplopara los escandinavos. Desconozco la enorme y espectacular sabiduría de tipos como Gil o Pitarch o Quique (o Abel o Aguirre o...) pero sus efectos son difíciles de diferenciar de los que obtendría el más negligente de los estúpidos. Podemos seguir escuchando las historias fantásticas que llevan editando por fascículos desde hace lustros y viendo a esta colección de “sabios” como relativizan enfundados en sus elegantes trajes de Armani sobre el sexo de las musarañas pero yo hace ya muchos años que sólo veo farsantes con más desfachatez que vergüenza. Veo eso y un equipo que se muere.

El Atlético de Madrid se ha presentado en el campo hoy con la ya tradicional ración de inventor del fútbol de nuestro flamante entrenador. Si 24h antes manifestaba que la Copa era la forma más directa de llegar a Europa, 24h después dejaba claro que no hay que tener muy en cuenta lo que dice este hombre en rueda de prensa. Domínguez, de los mejores el sábado de central, hoy en la izquierda con A. López en el banquillo (y quiero pensar que no tiene nada que ver con rotaciones porque entonces si que me entra la risa floja). Una pareja de centrales para echarse a llorar, una pareja de mediocentros para suicidarse y la guinda de colocar a Reyes en la media punta dejando a Jurado en el interior izquierda. En fin, lo de siempre: pura estupidez. Parece que es sentarse en nuestro banquillo y al que lo ocupa le entran ganas de jugar a la PlayStation con nuestros jugadores. Aún así y de entre los muchos problemas que tienes este equipo (deportivamente) hay dos que independientemente de entrenadores destacan por encima de todos que son: la mentalidad pobre, mediocre y sumisa de la plantilla, algo que limita de forma definitiva cualquier posibilidad de que el equipo se reponga a ningún contratiempo, y un centro del campo que no sólo no existe sino que lo que aparece en su lugar es extremadamente dañino para la salud, la autoestima y el espíritu. El sucedáneo de Atleti que saltó al campo con cara de querer tirar la Copa por la ventana (como así hicieron) basaba su futuro en la capacidad de Reyes para hacer algo (el único jugador que parecía estar jugando a ese precioso deporte llamado fútbol), la posibilidad de que los planetas se alineen para que Jurado consiga jugar como algunos dicen que sabe jugar o la ilusionante electricidad de un chico de 17 años llamado Cedric que salió jugando en el interior derecha dejando muy buenas sensaciones. lo demás era la espesura de siempre, la mediocridad por bandera, la incapacidad de crear, la fragilidad defensiva y la cobardía como referencia. Da igual que delante esté el Recreativo o el Chelsea. Da igual que se juegan tres puntos en la jornada 7 o la posibilidad de soñar con ganar la copa. En ser lamentables es en lo único que somos regulares.

Y con esa empanada de ni si ni no sino todo lo contrario, toma la pelota que a mi me da la risa, el Recre hizo una gran jugada por banda izquierda, con estelar colaboración de ese chico que sólo la incapacidad de nuestros dirigentes ha hecho que tenga el lateral derecho, que abrió el marcador para los locales. 1-0 y la tradicional cara de acelga se instalaba en nuestros valientes jugadores. Cara de acelga que se transformo en pavor cuando Ufjalusi, mostrando el talento emocional que tiene todo el equipo, entra con el pie en alto cortando el contraataque en campo todavía contrario y se auto-expulsa. La expulsión me parece injusta pero hay que tener una mentalidad muy especial para entrar así cuando tu equipo camina por el filo. Para terminar de completar la tétrica escena el árbitro y la picardía de un jugador blanquiazul se la juegan al bueno de Cedric pitándole un penalti que no era, que pone el 2-0 en el marcador y al canterano en el banquillo. Con un Atleti acobardado y encerrado en su área y un Recreativo a lo selección holandesa del 78 se terminó la primera parte.

Pero lo más triste es que esos fueron los mejores minutos el Atleti. El comienzo de la segunda parte dimos con un primer cuarto de hora en el que el Recre le dio un baño al Atleti por todos los lados. Una tímida presión era suficiente para anular a los colchoneros que parecían un equipo de maestros jubilados (¿Lo son?). Afortunadamente para el Dios del mal gusto estaba Quique en el banquillo para arreglar el problema y en un alarde de valentía retiró a Jurado del campo para sacar a Raúl García. Ya saben, esa vanguardista mentalidad que dice que mejor tener tres tarugos en el campo que dos. Difícil de entender cuando entre los tres son incapaces de dar un pase con criterio (y días como hoy incluso incapaces de robar un balón). Que Raúl García sea una referencia en el centro del campo colchonero es un buen reflejo del catastrófico estado deportivo en el que se encuentra este equipo. Toda una declaración de principios cuando estás realizando un partido atroz, con dos goles por debajo en el marcador, con cero goles a favor jugando fuera y además frente a un equipo de segunda que lo está pasando mal en esa categoría. El cambió no supuso en principio ningún cambio en el “juego” del Atleti, era imposible que fuese peor, pero si que a base de tropezones y parones se acabó con el fútbol fluido del Recreativo sin conseguir neutralizar a los onubenses que siguieron siendo dueños de todo. Así estuvimos unos cuantos minutos, con el sopor en el cuerpo, el bostezo en la boca, la tristeza en los ojos y la vergüenza en el corazón, hasta que a un par de minutos del final Candeia recogía un buen pase entre líneas (que ninguno de los tres tarugos fue capaz de ver) y ponía el tercero en el marcador para escarnio de los pocos que quedamos del Atleti y que todavía nos tragamos esta bazofia. De aquí al final del partido la ya tradicional humillación al escudo madrileño.

Insisto en lo que dije en los primeros partidos de liga: recemos por no descender y olvidémonos de paraísos mentirosos. Yo creo que Quique lo tiene claro.

Mediocridad y emociones

Queramos o no admitirlo (en mi caso no tengo ningún problema al respecto) el fútbol es fundamentalmente una cuestión de emoción y emociones. A veces intelectualizar demasiado las cosas nos hace perder la verdadera esencia de lo que estamos intentando deglutir y eso probablemente no es algo bueno en ningún caso pero menos cuando se trata de entretenimiento. Personalmente me asusta que llegue el día en el que no sea capaz de alegrarme por una victoria injusta el Atleti o de saltar y chillar hasta quedarme ronco por ganar un partido en el último minuto, sea justo o no. Gracias a Dios, cuando el último año de la década da sus primeros pasitos, he comprobado que ese fatídico día todavía no ha llegado. Y es que ayer reconozco que yo fui uno de esos valientes que estaban en el estadio pasando frío y calamidades y que saltó de su asiento con el gol saliendo de la garganta en el momento en el que el bueno de Antonio López se tiraba con el alma en el último suspiro del partido para derrotar al Sevilla. La alegría fue explosiva y energética pero reconozco también que a mi no me duró tanto como a muchos de mis compañeros de grada que parecían estar celebrando el título de liga cuando la realidad es lamentablemente bastante más triste como habíamos acabábamos de comprobar pasando 90 minutos de estupor y tristeza hasta ese magnífico gol.

El Atleti de Quique es un triste remiendo construido con remiendos que hace de la tristeza su bandera, de la cobardía su razón de ser y del discurso perdedor su paradójica tabla de salvación. Lo que anteriormente podría parecer una casualidad esta vez se terminó de confirmar cuando por enésima vez el equipo salió contenido, agarrotado, reservón, pediente del contrario e ignorando por completo el balón sin importar para nada si se está jugando delante de su afición o no. Así el equipo salió a encerrarse en su campo, dando todo al rival y esperando el milagro pero afortunadamente la versión que ayer vimos del Sevilla es la peor versión de la última década probablemente. Un equipo que por mucho recelo que levante entre la grada atlética (especialmente su desagradable presidente vocazas) es un equipo al que habría que tener envidia y admiración si nos ceñimos a la forma en la que está siendo gestionado por ese señor tan desagradable. El único error que para mi comete el Sevilla es apostar por una forma de entender el fútbol tan ramplona, simple y cobarde como la del señor que en el campo dirige en la actualidad al equipo. Una apuesta que se basa en el músculo destructor, el rigor táctico a la hora de defender y el error del rival como arma fundamental. Propuesta verdaderamente triste para un equipo que tiene mucho más. Pero así son las cosas y como casi todos los equipos de este tipo el Sevilla salió a marcar un gol prontito con el que poder echarse descaradamente atrás y así jugar ese fútbol rácano que tanto gusta a su entrenador. Afortunadamente ayer no lo consiguió gracias más que a la defensa colchonera a que este Sevilla sin su pareja titular de delanteros es un equipo bastante mediocre gracias a su entrenador.

Lo malo es que el Atleti de Quique hace la misma apuesta que el Sevilla pero con menos criterio, menos talento, menos jugadores, menos capacidad táctica y menos espíritu. Es como cuando Aguirre pretendía jugar al pelotazo contra el Bolton, el rey del pelotazo. Las lecturas de la alineación colchonera de ayer son claras: la primera es que el medio centro del campo es una mierda. Siento la contundencia pero es que no se me ocurre otra palabra que refleje mejor el medio centro que tenemos. Asunçao es un jugador bastante potable como stopper defensivo pero el resto de la plantilla es una mala imitación de Asunçao. Camacho ni siquiera sé si existe, Cléber es una broma de mal gusto que no debería explicarse en términos de jugador de fútbol y lo de Raúl García más que una broma es un insulto. Un jugador tan caro como pésimo que no ha demostrado nunca nada. Un jugador que lo mejor que hace es esconderse en el campo pero que irónicamente es lo mejor que puede hacer porque cuando aparece es casi peor. Un jugador lamentable que ocupa sistemáticamente la posición más importante del equipo. Eso si, los rumores de fichajes ni se acercan al centro del campo. ¿Para qué?

Tras los primeros quince minutos en los que el Sevilla se desinfló pudimos ver las dos siguientes lecturas del partido. La primera es la incomprensible estupidez de los numerosos entrenadores y directores deportivos que nos visitan que son capaces de gastarse millones y millones de euros en tipos como Sinama, Valera, Raúl García, Pernía, Heitinga,... y demás jugadores del montón sin dar la oportunidad a jugadores de la cantera con proyección. El Senegales de 19 años que salió ayer al campo sin hacer un partido espectacular hizo un partido mucho más completo que cualquiera de todos los que jugó con nuestra camiseta el inútil de Sinama. ¿Merece la pena gastarse 7 millones de euros para fichar un jugador reserva? ¿No parece más sensato intentarlo con alguien que cuesta bastante menos dinero especialmente cuando estás siempre quejándote de la economía?. La otra lectura es que Forlán es ahora mismo una caricatura de si mismo. Todo lo hace mal y lo que es peor, parece no importarle. Yo que he sido un rendido admirador del talento del uruguayo empiezo a desesperarme. El único error (grave) de la defensa de ayer motivó el gol sevillista en probablemente el único acercamiento de los hispalenses. Valera, el culpable, ayer no estuvo especialmente mal pero no creo que sea jugador de primera división. Igual que tampoco lo es hoy por hoy Perea, un peligro público. Al final, curiosamente, el mejor central que tenemos es Álvaro Dominguez y lo único que ha necesitado para demostrarlo es... tan, ta, ta, chán: partidos.

Jugar por detrás el marcador contra el Sevilla es casi un suicidio pero afortunadamente el Sevilla de ayer era también una sombra de si mismo y ellos mismos, aprovechando la enésima torpeza de Forlán en el partido, aprovecharon para poner el empate en el marcador al poco de comenzar la segunda parte. A partir de ahí el Sevilla desapareció del todo y el Atleti, a base de pelotazos y sin sentido, intentó ganar al menos. Entre medias las habituales muestra de la valentía de Quique quitando al mejor del partido (Reyes) pero dejando a las vacas sagradas en el campo y la constatación de que este equipo es incapaz de hacer algo decente con el balón y que por ello acusa jugar con un jugador más que el contrario (no es casualidad que siempre que tenemos uno más se juega peor). Con ese triste panorama se llegó al último minuto del partido en el que por una vez Simao sacó una falta bien y en el que un atlético de verdad, bueno o malo pero atlético, se tiró a muerte para cabecear un balón que daba algo más que tres puntos. Cuando todo el mundo se abrazaba yo eché la vista en Antonio López para ver como se besaba el escudo. Esta vez me lo creí y con una sonrisa en la boca pensé que a lo mejor el Atleti no está muerto del todo en esa plantilla.