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¡Un abrazo!

Leyendas colchoneras (1ª Parte)



La leyenda del empresario loco.

Durante años y años se ha venido repitiendo desde prensa y un amplio sector de la grada esa cantinela de que quien se juega su dinero tiene el derecho a perpetrar las aberraciones que precise. Sin ánimo de volver a sacar a colación ese tema tan “aburrido” para algunos (tan “aburrido” como indignante y lamentable) de la sentencia que demuestra que los actuales dueños del club lo son sin aportar un céntimo en su momento, centrémonos en temas más prosaicos y saquemos a pasear el sentido común. ¿Qué razones podrían mover a Cerezo o MA Gil para dejar su dinero de forma gratuita en una institución decadente y permanentemente en crisis que no gana dinero y que solamente lo pierde? ¿Publicidad? Me temo que Cerezo no la necesita para su negociado (al contrario) y MA Gil tiene la misma presencia mediática que el jefe de los ángeles de Charlie. ¿Proyección social? Es evidente que no. Obviando lógicamente el factor sentimental (sería imposible contener la risa) y suponiendo que Gil y Cerezo sean exclusivamente empresarios: ¿Es alguien capaz de nombrar un solo empresario en el mundo que mantiene durante décadas la propiedad de una empresa privada que sólo genera deuda? Evidentemente, por pura lógica, tiene que haber algo más. Está por descubrir una excusa creíble.

La leyenda de los objetivos cumplidos.

Otro de los latiguillos que sirven y han servido para justificar ciertas peripecias es eso de que “se han cumplido los objetivos”. Personajes como Pitarch o Javier Aguirre (entre otros) han sido renovados bajo esa cantinela haciendo campañas mediocres, dejando una imagen desastrosa o directamente fracasando estrepitosamente. Hablar de la negligencia de la labor de Pitarch es tan humillante que no creo que exista otro tema que despierte mayor unanimidad entre la afición colchonera. Pues bien, dicho personaje sigue en nómina porque ha cumplido los objetivos. ¿Qué objetivos? ¿Tienen alguna dignidad los objetivos marcados por nuestra cúpula? ¿Tiene sentido manejar el tercer presupuesto de la liga y marcar el objetivo en el cuarto puesto? ¿Tiene sentido marcar el “objetivo” de las competiciones del KO en “hacer un buen papel”? ¿Qué significa “hacer un buen papel” cuando cualquier papel se puede vender como bueno? ¿Se refieren a vender el “Abono Total” antes de saber los partidos que se van a jugar? ¿Quién debería poner los objetivos Cerezo o la afición? Durante años y años había una pancarta en el Calderón que rezaba “Este año si” recordando a los jugadores que lo que la afición quería era la liga. Ese era el objetivo. Todo el mundo era consciente de que lo normal estando los dos grandes bien, porque nadie es gilipollas, era no ganar la liga pero lo normal también era pelearla esperando el traspié. Lo normal era llegar a navidades pensando que si los de arriba perdían un par de partidos te colabas el primero. Ahora lo normal es llegar a navidades pensando que si los de inmediatamente arriba nuestro (porque los de arriba de verdad directamente juegan otra liga) pierden un par de partidos nos colamos los cuartos y seremos felices. Así es muy fácil cumplir los objetivos. Basta con ponerlos tan bajos como se necesite. Ahora el objetivo es lo que ayer era un mal menor. ¿Mañana que será?

La leyenda del Notable.

Desde el mismo día en el que vi la luz y conseguí darme cuenta de que Jesús Gil no era ese simpático ácrata antisistema que nadaba a contra corriente para beneficio de la familia atlética sino un avispado empresario mediocre a mitad de camino entre la Gran Corrupción institucional, en la que se mueven los presidentes galácticos, y un raterillo de tres al cuarto empecé a escuchar la leyenda de que existía un notable en torno al cual se estaba creando un potente grupo de oposición que estaba a punto de dar la campanada. Me temo que el tal notable vendrá el mismo día y a la vez que el fichaje de Rosiky. Ni está ni se le espera. Si existiese hubiese dado la cara en los miles de momentos que saturan la última década en los que hacía falta un rostro en el que creer. Si de verdad existiese todos lo que asiduamente se pasan por sitios como este lo conocerían… pero no se conoce a nadie. O lo que es peor, si se conoce me temo que no vale. Si el tal notable está esperando la ocasión propicia es mejor que desista porque la ocasión propicia ya apareció y él no estaba. Ya no me vale. Mientras a mí me dicen que “no merezco la pena como Atlético” (que no se me ocurre peor insulto) el tal notable está esperando la ocasión Dios sabe dónde. ¿Qué ocasión señor notable? Los notables que no se ven, no existen. Los notables que enarbolan la bandera cuando ya se ha ganado la guerra no son Notables, son aprovechados. Oportunistas. Listos.


La leyenda de que el Atleti siempre ha sido así.

Cada vez que la sección deportiva del Atlético de Madrid comete una jaimitada del tipo de tirar la Europa League o perder en casa contra el último aparece algún ilustrado, desde la prensa y/o desde la grada, que viene a recordarnos que la desgracia incomprensible es el santo y seña de este equipo, que siempre ha sido así, que somos el “pupas”. Haciendo gala de una cruel objetividad (que ya me gustaría ver a mí en otros temas) el susodicho nos recuerda que el Atleti sólo tenía un título europeo antes de la Europa League y que era muy raro verlo tradicionalmente disputando la liga antes y después del desembarco del Clan Gil & CIA. Bien, el tema tiene dos lecturas una fría en torno a los números y otra caliente en cuanto a los sentimientos. Lo de los números es sencillo, ahí están colgadas numerosas entradas que demuestran que la competitividad del Atleti, en todos los frentes, era mayor que durante la época Gil e infinitamente mayor que durante la era post-Gil. Yo me quedo sin embargo con el tema de las sensaciones que es más más atlético ya que lo que la gente como yo reclama no es la frialdad de los números sino el susceptible tema de la exigencia. De tener claras cuáles son las reglas del juego. Claro que el Atleti era eliminado contra el Groningen o la Politécnica de Timisoara pero cuando pasaba era una tragedia, se montaba la marimorena y había responsables. Esa es la diferencia. A Clemente se le echó de este equipo, por petición de una afición exigente, estando en lo alto de la clasificación, por la simple razón de jugar mal. No me lo han contado, lo vi yo. Ahora sin embargo se disfraza de normalidad lo que nunca ha sido normal. Ahora se pretende creer que no duele lo que no hace tanto dolía y mucho.

Solo y aburrido bajo la lluvia (At. Madrid 1 - RCD Español 0)




Esta noche en el Calderón estábamos cuatro gatos. Una entrada impropia de un partido de copa (nuestra última y única esperanza) frente a un rival que hace cuatro días que nos había ninguneado y con un nuevo derby como recompensa inmediata. Soy muy malo calculando audiencias pero rondaría el cuarto de entrada. Algunos dirán que el infernal tiempo que hacía hoy en Madrid tiene la culpa pero llevo demasiados años viniendo a este campo como creer que esa es la razón. El mismo tiempo hacía en el Bernabeu y decía la radio que rondaban los tres cuartos. Las razones del abandono en la grada yo la fundamento en otros puntos. Para empezar mientras que en Chamartín la grada está principalmente cerrada y tiene calefacción en el Calderón seguimos como hace 50 años. Son las cosas que tiene eso de estar una década vendiendo las veleidades de un nuevo estadio que es una mentira (otra mentira). Pero el aficionado atlético es austero y no sólo esa puede ser la razón. A no ser que el aficionado atlético ya no sea el de antes y su asiento esté ocupado por un nuevo colchonero nacido de la escuela que promulga AS y MARCA y que no entiende de sentimientos pero si de “comodidad” (que algo de eso también hay). En cualquier caso, desde mi modesta opinión, la principal razón hay que buscarla en el soporífero espectáculo que da este equipo.

El partido comenzó, como ya podemos decir que es una norma en la era Quique, con un equipo que sale a especular. Un equipo que tapa al contrario, que controla su salida y que intenta fundamentalmente que en principio no sale nada. Una forma de encarar un partido tan bochornosa como difícil y que rara vez tiene resultado. Así, un Español ordenadito cuyo principal mérito era juntar muchos las líneas y ocupar bien el campo. De una forma tan simple sin dominar el juego se sintió cómodo en el campo y tuvo dos buenas ocasiones antes de que el personal quitase el agua de esos asientos con mantenimiento cero.

A partir de ahí el sopor y la mediocridad se instaló en el césped hasta completar otra aburrida primera parte sin nada o muy poco que ver con el fútbol. Una primera parte que se resume en dos acciones que acontecen pasada la media hora. La primera un disparo lejano de Reyes que un defensor despeja con la mano. A mí la mano me parece clara pero también me parece que es fuera del área. Al árbitro sin embargo le parece penalty. La televisión despejará la duda pero a mí me parece dudoso. Simao se encarga de transformar la pena máxima en su último partido con esa camiseta (Forlán se había lesionado minutos antes). El portugués se va de esté equipo con la misma elegancia y discreción que ha desprendido durante estos años. Siempre me pareció un fichaje muy caro pero ha sido un profesional ejemplar que ha llevado nuestro brazalete de capitán con dignidad. Le deseo toda la suerte del mundo. La segunda acción destacada es la expulsión de Reyes (un ídolo con la cabeza de barro) que demuestra la incompetencia supina y lo poco de fútbol que saben los árbitros españoles. Por inconsciente y estúpido que sea Reyes (que lo es) jamás una acción así puede acabar con mayor castigo para el agredido que para el agresor. La entrada de Dátolo por detrás y a destiempo ya debería abrir el debate de la necesidad de una tarjeta roja pero es que encima el “deportista” del Español le lanza el balón a Reyes con toda la mala leche del mundo cuando éste está en el suelo. La salida de tono de Reyes es igualmente punible pero siempre con un castigo menor o igual al de su agresor. Por pura lógica. El árbitro podía haber expulsado a los dos o sólo al españolista dejando a Reyes con amarilla y hubiese tenido una explicación pero lo que hizo (lo contrario) no sólo no la tiene sino que va en contra de eso que los papagallos cacarean de defender el fútbol y a los futbolistas. Mourinho y sus palmeros hubiesen dado un golpe de estado.

La segunda parte estuvo más animada por aquello de la velocidad y las oportunidades. El Español abre el campo con Callejón y se lanza a por el partido mientras que el Atleti se cierra en su área. Tener un jugador menos era la excusa pero yo cada vez tengo más claro que Quique tiene un perfil parecido al ínclito de Aguirre en este sentido. Con el mismo nivel de valentía, el señor Sánchez Flores parece sentirse cómodo en la tragedia y las situaciones desesperadas (una eliminatoria perdida, un jugador menos, miles de puntos por debajo,...) esas que justifican lo injustificable como encerrarte renunciando al balón y a jugar, dar pelotazos, etc... El Español se pasaba la noche en la zona rojiblanca y lógicamente tuvieron varias ocasiones. Sólo el bueno de De Gea (increible que algún iluminado hubiese empezado a criticar al canterano) ha impedido que los de Barcelona no empatasen el partido complicando de esa manera el no salir derrotado. Los madrileños, como viene siendo habitual en las últimas décadas, a lanzar pelotazos arriba con la esperanza de que el Kun la baje, se marche de toda la defensa recorriendo decenas de metros y que meta gol. A pesar del fútbol de su entrenador y de las dificultades que le pone su equipo el argentino ha vuelto a dar otra lección de fútbol y otra demostración de lo gran jugador que es.

Pero a los 20 minutos el pésimo árbitro de hoy decide expulsar a Victor Ruiz por doble amonestación (para mí dudosas las dos, sobre todo la primera) con lo que en teoría se igualaba la balanza pero sólo en teoría porque no fue así. Quique debió entender que ya que estaba jugando con un jugador menos era mejor seguir igual a pesar de tener los mismos jugadores que tu rival. El Atleti, en otro ejercicio vergonzoso y humillante de cobardía, siguió encerrado en su área dejando todo a merced de patadones arriba y la inspiración de la lucha quijotesca del Kun Agüero que aun así tuvo varias ocasiones claras. De esta forma tan humillante murió el partido.

Espadas en todo lo alto pero a mí este equipo y sobre todo esta forma de jugar no me inspira más que pereza, sopor y lástima.

Golpe de muñeca (Málaga 0 - At. Madrid 3)




A veces uno piensa que esto de teorizar, discernir y analizar el fútbol es tan útil y certero como pretender estudiar el giro de muñeca cuando tiras los dados en un casino. Absurdo. El partido de hoy en Malaga es una de esas ocasiones en las que lo anterior se hace incluso más patente porque sinceramente, a tenor de la lógica y el razonamiento es difícil explicar el plácido 0-3 de esta tarde. Bien es verdad que otras tantas veces nos ha ocurrido a nosotros lo mismo pero por el lado contrario y bien es verdad que el rival de enfrente no merecía recibir otra cosa que lo que recibió pero la realidad es que un golpe de muñeca es lo que ha hecho que el partido se decante claramente a un lado y no hacia el otro. Es así, muchas veces el fútbol es eso, un giro de muñeca, una falta bien sacada, un golpe fortuito. A veces es así pero como bien demuestra la estadística las muestras amplias disminuyen el error tanto como se quiera así que después de 38 partidos me temo que cada uno acabará estando bastante cerca de donde se merece y nosotros, de momento, estamos donde estamos.

Si alguien no ha visto el partido y a tenor del resultado pretende verlo recomiendo que no cometa tamaña desfachatez. Al menos que no lo haga entero y que de el Fast Forward hasta el tercer gol de Atleti. Para el resto puede quedarse con el resumen de los goles y habrá visto todo lo que hay que ver.

Lo de Quique, insisto, ya no merece comentario. Dicen que hay que respetar las decisiones que toman los entrenadores porque las hacen por el bien del equipo. Personalmente desde luego que las respeto pero discrepo de tal aseveración. Yo creo que hay entrenadores que toman las decisiones para beneficio propio pensando que ese es también el beneficio del equipo. Incomprensible la apuesta de Raúl García por la derecha por ejemplo. El navarro es como el hijo del jefe que a pesar de sus limitaciones y que hay otros mejores que él tiene que estar si o si en plantilla. Incomprensible. Tampoco entiendo eso de poner a Reyes de segundo delantero/mediapunta, sin cambiar el sistema, que como otras tantas veces ha ocurrido que al final no es ni lo uno ni lo otro. El de utrera tiene que venir demasiado atrás a jugar con lo que se separa de Agüero haciendo la distancia sideral. Lejos de ayudar la creación la entorpece y encima desinfla la delantera. Con esas premisas poco se puede pedir.

La primera parte fue un despropósito por las dos partes. Los andaluces romos y fallones regalaban el balón mientras su pareja de torpes mediocentros era incapaz de dar dos pases seguidos. El Atleti intentaba presionar pero la distancia entre líneas era exagerada y la consigna parecía ser que cada balón recuperado debía lanzarse lo más lejos posible de puntapié. Lamentable. Una especie de gol “regañao” y fútbol australiano. Patético desarrollo y patético planteamiento que sin embargo quedó ocultado a mitad de primera parte cuando Simao saca una gran falta desde la izquierda que Tiago, el mejor fichaje que hemos hecho desde Forlán, cabecea de forma certera a puerta.

Las cosas podrían haberse centrado un poco por parte de los madrileños y haber intentado dominar más y mejor el balón. No parecía complicado a tenor del flan que tenían enfrente pero nada más lejos de la realidad. Nuestros jugadores son muy disciplinados y haciendo caso a su entrenador hicieron lo que éste quiere, echar dos pasitos atrás y a esperar. A esperar no sé qué porque cortando el balón en la frontal de tu área y salir con dos jugadores con 100 metros por delante es una opción que sale una vez de cada millón. Llevamos muchos años comprobándolo.

La segunda parte comenzó igual de lamentable sólo que con un Málaga algo más lanzado y convencido de jugar, probablemente gracias a la decisión del Atleti de obviar el balón para lo que quedaba de partido. Sin necesidad de ello, fueron los mejores minutos de un flojo equipo malacitano que sin embargo aprovechaba la cobardía visitante para robarles el protagonismo y empezar a poner semillas de algo que no pudieron recolectar. Y no lo pudieron hacer porque el fútbol, a veces, es efectivamente un giro de muñeca y de nuevo una falta y de nuevo con la cabeza (esta vez Domínguez tras asistencia de cabeza del omnipresente Tiago) el Atleti hacía gol. En ese momento el Málaga se derrumbó por lo injusto de la vida pero no tuvo demasiado tiempo para lamentarse porque pocos minutos después de nuevo de falta y de nuevo de cabeza Tiago hacía el tercero para su equipo. Algo hemos ganado desde luego desde los tiempos de Aguirre en los que una falta a favor era casi un ocasión en contra.

Eso si, con el partido resuelto vinieron los mejores momentos de los colchoneros en cuanto a su relación con el fútbol. Entonces si, paradojas de la vida, el equipo se hizo dueño absoluto del balón, del ritmo y del partido y a base de toque, velocidad y balón el Atleti llevó el encuentro donde quiso sin que el Málaga fuese capaz de tocar el esférico. ¿Tan difícil era?

Tres puntos gloriosos en esa carrera desesperada por recuperar posiciones y alcanzar la mediocridad de la cuarta plaza. Dado lo patético de esta liga y lo viciado de la competición todo es posible. Otra cosa es que ese todo con el que “todos” sueñan sea suficiente o una cortina de humo.

Adiós Europa adiós



Sinceramente creo que a pesar de no ganar el partido, de las lagunas, de la falta de fútbol y sobre todo de la incomprensible habilidad de nuestro entrenador, hoy no es el día de achacar cosas a los jugadores. La Europa League empezó a tirarse por la cloaca cuando nuestro club preparó la plantilla para está temporada. Cuando el bufón antipático e inútil que dice dirigir la dirección deportiva volvió certificar una plantilla corta, desquilibrada y falta de fútbol de creación (y de fútbol en general) y cuando a cuatro días de empezar vende a uno de los pocos jugadores que a veces salía de titular. La Europa League se siguió tirando por el desagüe cuando nuestro entrenador desplegó en los primeros partidos de la competición ese fútbol ramplón, reservón, áspero y acobardado que tan bien casa con el espíritu del dúo artístico Calamidad y Cerezos pero que nos dejó en el pozo de la clasificación. Cuando todo estaba en caída renunciamos además al último clavo ardiendo que quedaba careciendo de la personalidad necesaria y haciendo por enésima vez y en el momento más inoportuno el Jaimito en casa frente a un equipo a años luz en presupuesto como el Aris. No hemos dejado de tirar por la borda esta competición que el año pasado nos llevó a la gloria desde el principio así que no voy a lamentarme ahora.

A estas alturas de película desisto también de intentar entender la lógica de Quique Sánchez Flores. No entiendo ni que es lo que pretendía hacer ni cuales eran sus intenciones con la alineación que formó en Alemania. ¿Ganar? ¿Especular? ¿Reservar jugadores? ¿Inventar el fútbol? ¿Iluminar a la humanidad? Lo que si que tengo claro es que nuestro entrenador es incapaz de renunciar a ese 4-4-2 espeso, romo, torpe e inoperante con el que siempre juega. Esté quien esté en el campo. Podría parecer que la inexplicable, incomprensible y lamentable ausencia de Reyes y Tiago en la noche de hoy, que dejaba en el campo a tres peloteros del nivel técnico de Raúl García, Assunçao y Mario Suarez, era un intento de ese 4-3-3 que algunos reclaman desde la grada pero nada más lejos de la realidad. Doble pivote y Raúl García a la banda. Lo de siempre.

Y claro, en el campo pasó también lo de siempre. Lo que tenía que pasar. Aunque la salida anímica de los jugadores parecía a la altura de las circunstancias y las ganas eran de dominar e ir a por el partido la realidad se imponía en el césped con un centro del campo incompetente e inoperante que ni atacaba ni defendía. Por supuesto no se tuvo el control del partido. Todo se dejaba en los pies de un Kun Agüero de nuevo excesivamente individual que se chocaba contra los alemanes. Entre pelotazos y espesura el campo se iba poblando también de una espesa nieva que borraba las líneas y el fútbol. Cada vez era más difícil combinar por el estado del terreno (que para la que estaba cayendo era magnífico) con lo que las cosas pintaban mal.

Entonces, rondando la media hora, salió la pelota roja al campo y el fútbol llegó al Atleti. Empezó a presionar más arriba con mayor intensidad y el robo en la zona noble del rival hace mucho bien a nuestro equipo. Simao, Forlán y sobre todo Agüero entraron en juego y llegaron los mejores minutos de los madrileños. Buenos minutos de intensidad y verticalidad con criterio. Hasta tres claras ocasiones tuvo el bueno de Forlán para abrir el marcador pero no parece la temporada del mejor jugador del mundial. Primero a pase cruzado de Agüero desde la derecha, luego dentro del área pequeña con mal remate al cuerpo del meta y finalmente con un espectacular disparo de primera que se va a milímetros del poste. El Atleti se fue al banquillo con un injusto empate mereciendo ganar.

La segunda parte, gracias a la nieve y las circunstancias, fue diferente. Empezó loca y sin dueño con precipitación, desajustes, velocidad, imprecisiones,.. un ida y vuelta que no le sentó bien al Atleti. Los alemanes tuvieron una clara ocasión de remante de volea a los diez minutos mientras aquello parecía un correcalles. Entonces llegó el gol del Aris en Tesalónica y todo se desmoronó. El Atleti tiraba de pelotazo mientras que el Bayer, espoleado por alguna razón, se hacía con el dominio, el balón y las ocasiones. Los contraataques madrileños se frenaban en la nieve y la lucha quijotesca del Kun contra el mundo se apagaba poco a poco. Se veía venir el gol en contra pero definitivamente vino en el minuto 15 cuando Helmes gana la partida a Perea y bate a De Gea.

Quique tiró entonces de banquillo (Fran Merida, antes había salido Diego Costa) y los jugadores tiraron de casta para que el recién ingresado, el ex del Arsenal, empatara tras jugada individual de Agüero (que una vez más se niega a soltar el balón por las buenas). El Atleti se fue arriba a por todas dando pie a que los alemanes llegaran con peligro pero eso es lo que hay que hacer cuando todo está perdido. En el intercambio de golpes puede pasar cualquier cosa y no teníamos mucho que perder. Los colchoneros, con muchas ganas, cerraban las llegadas al límite del Bayer y se iban alocadamente al ataque. Mario Suárez falla una clara ocasión lanzando el balón a las nubes tras jugada iniciada en la derecha por Raúl García con un gran gesto técnico. No fue la única de ahí al final pero la desesperación movía el punto de mira.

Tiago apareció a falta de cinco minutos para redondear la noche de entrenador de Quique Sánchez Flores (rallando ya lo insultante) y para vivir ese humillante periodo de tiempo en el que está todo perdido y en el que sabes que por más que corras seguirá todo perdido. Indignante.

El Atleti está oficialmente fuera de la Europa League aunque lo estaba informalmente desde hacía quince días. Nuestros dirigentes se frotan las manos porque dicen que estaba dentro del presupuesto y que además así podemos centrarnos ahora en otras cosas. ¿Qué cosas señor Cerezo? El Atleti vuelve a la mediocridad local. A esa esquina del mundo en la que paletos como nuestros dirigente dirigen el cortijo pero que a nadie le importa una mierda. Adiós Europa adiós.

Aspirinas



Cuando uno era un pequeño muchacho que veía el mundo en general desde la inocente y mágica perspectiva de un niño (incluido el mundo del fútbol) recuerdo que los nombres de los equipos del fútbol tenían un efecto impactante en mí. Especialmente los de equipos extranjeros y especialmente los británicos: Notthingham Forest, Tottenham Hostpurs, West Bronwich Albion,… Lo equipos alemanes sin embargo no me llamaban tanto la atención y durante aquellos primeros años uno tenía además la sensación de que todos se llamaban igual. Todos eran “Bayer algo”. Con el paso de los años descubrí que en realidad no había tantos “Bayers” como yo pensaba y también que no todos los “Bayers” eran en realidad Bayer sino también Bayern. La razón es simple si hablas alemán (que ni era ni es el caso) o si conoces a alguien que lo hace (que si lo es). Bayern es en alemán lo que en castellano se conoce como Baviera y por eso aparece en el nombre de muchos equipos de la zona. Bayer sin n, desde que en 1996 el Bayer Uerdingen pasó a llamarse KFC Uerdingen, sólo hay en realidad uno y juega en Leverkussen.

Bayer es la potente multinacional química y farmacéutica alemana fundada por Friedrich Bayer en 1863 y que aparte del episodio negro durante los años en torno a la segunda guerra mundial (en los que el gigante alemán colaboró codo con codo con el nazismo) es conocida mundialmente fundamentalmente por ser los primeros que comercializaron su variante de Ácido Acetil Salicílico en lo que comúnmente conocemos como aspirina (que es su marca registrada). Hoy en día aparece en el cielo de Leverkusen durante las frías y oscuras noches alemanas el logotipo iluminado de la compañía, la famosa cruz con dos BAYER cruzadas que comparten la Y encerradas en un círculo, iluminando la urbe en la que se ha fijado el centro de operaciones de la multinacional y mostrando la vinculación la marca con la propia ciudad. Dicen que es el anuncio luminoso de estas características más grande del mundo.

Leverkusen ya era de hecho el centro de operaciones de la compañía el 27 de Noviembre de 1903, fecha en la que un tal Wilhelm Hauschild, trabajador de la misma, decidió escribir una carta dirigida a la dirección que colgaría en el tablón de anuncios solicitando la creación de una asociación deportiva soportada por la empresa para disfrute de los trabajadores de la misma. Con el paso de los meses la dirección accedió finalmente a patrocinar la iniciativa y así nacía el 1 de Julio de 1904 lo que se conocería como Turn-und Spielverein Bayer 04 Leverkusen. En 1906 sin embargo apareció dentro del club, que aglutinaba entonces todas las especialidades deportivas, un departamento específico e independiente para regular el fútbol lo que no fue del agrado de los gimnastas que constituían entonces la elite dentro del club y que consideraban al fútbol y otros deportes como secundarios y menos honorables. La tensión fue creciendo hasta el punto de acontecer la escisión de la sección balompédica (arrastrando otras como el balonmano o el Atletismo) y fundándose así el Sportvereinigung Bayer 04 Leverkusen o SV Bayer 04 Leverkusen como se conoce tradicionalmente. En el camino se quedaron además con el clásico color rojo y negro que llevaba el club madre.

Aunque tiene el origen a principio de siglo el Bayer debutó en la Bundesliga bastante tarde, en 1978, y aunque ha estado a punto de ganarla alguna vez nunca lo ha conseguido. Lo que sí ha conseguido a nivel nacional es una copa de Alemania en 1993. Sus éxitos internacionales sin embargo son “desgraciadamente” más conocidos por la afición española. El mayor de ellos fue la copa de la UEFA que ganó en 1988 frente al Español de Clemente. Entonces la final de la UEFA era a doble partido y el Español había vencido en Sarriá por un contundente 3-0 que dejaba las cosas niqueladas para la vuelta en Alemania. Clemente, uno de los precursores de ese fútbol especulativo tan de moda, planteó un partido de entrenador que no pudo parar a unos desatados alemanes que sin nada que perder empataron la eliminatoria y la llevaron a los penaltis donde tristemente derrotaron a los periquitos. Todavía recuerdo las caras de los jugadores derrotados en el césped. El otro “éxito” internacional es la final de la Champions que perdieron en 2002 frente al Real Madrid.

El escudo de la institución tiene lógicamente la famosa cruz de Bayer que empezaron a usar en 1936 y que durante muchos años han lucido también las camisetas negras y rojas del equipo. Curiosamente este hecho provocó un pequeño litigio con la UEFA puesto que la asociación europea de fútbol profesional no permite usar marcas comerciales en los nombres de los equipos que disputan sus competiciones (por ejemplo no permite que el Red Bull Salzburg se pueda llamar así en Europa). Con bastante lógica sin embargo los capos peseteros de la UEFA hacen una excepción con equipos que tienen marcas comerciales históricamente ligadas a la trayectoria del equipo como el Bayer (o el caso también del PSV Eindhoven, por ejemplo).

Por razones fundamentalmente geográficas tienen una histórica (aunque no especialmente vehemente) rivalidad con el Koln pero la mala trayectoria de los de Colonia en los últimos años ha hecho que dicha rivalidad sea más formal que efectiva. El Bayer no obstante tiene un estatus algo particular dentro del fútbol alemán puesto que es considerado por muchos como un equipo sin alma, plano, que no despierta demasiadas pasiones y demasiado ligado a la “teta” del emporio Bayer. Siempre se ha vendido institucionalmente una cierta imagen de serenidad y de equipo para la “familia feliz” poniendo distancia con la aparente violencia y rudeza supuestamente consustancial al fútbol (aunque también tienen su grupo ultra como todo el mundo) y quizás por eso lo alejaban, a ojos de la mayoría, del tipo de equipo tradicional vinculado a las clases populares. No tiene una base muy amplia de aficionados (de hecho es de los equipos con menos aficionados de la Bundesliga) pero los que tienen, un poco con contraposición a todo lo anterior, son bastante fieles, orgullosos de los orígenes del equipo (me contaron que se autodefinen cariñosamente como Pillendreher, que es en alemán algo así como “boticario” o “farmacéutico”) y suelen llenar el pequeño estadio de Leverkusen cada vez que su equipo juega.

Ese es el equipo contra el que nos enfrentamos en el que probablemente nuestro último partido internacional de la temporada. Esperemos que no sea así aunque desgraciadamente ya no depende exclusivamente de lo que haga el equipo en el césped alemán.

Anormal normalidad (At Madrid 2 - Deportivo 0)




Hubo un tiempo no hace tantos años en el que ir al Calderón era una especie de rutina en la que lo normal era ganar los partidos. Las ligas, las casi ligas y las posiciones honrosas se conseguían fuera del estadio donde el ganar o perder ya no era tan evidente. La realidad actual ha cambiado con la patina miguelangelgilista y ahora todo es una ruleta rusa en la que todo puede pasar sin que nada tenga mucho criterio. En casa se puede ganar al Barça y se puede palmar con cualquiera. La grada lo asume con resignación. Fuera las cosas son más regulares: lo normal es perder incontestablemente. Ayer en el Calderón se vivió un partido de los de antes, con momentos de buen juego, momentos de pájara, dominio aplastante, situaciones críticas que si no las pasas te complicas el partido, momentos divertidos, momentos aburridos... y tres puntos. Eso era el Atleti. Es es lo que ahora no es. Anormal normalidad.

El enésimo calentón de Quique Sánchez Flores dejaba de nuevo una alineación casi inédita que por otro lado no tenía los visos de frivolidad de otras veces (todos en su sitio) y hasta resultaba interesante ver como se podían manejar Tiago y el eterno Raúl García en el normalmente desértico centro del campo. Y salió bien. Probablemente más por la actitud de los jugadores (enchufados y muy activos durante toda la primera parte especialmente) que por otra cosa pero lo cierto es que el equipo salió al césped muy bien. Colocado, presionante, con ritmo, queriendo el balón y dominando el juego. Lo que antiguamente era normal. Lo que ahora no lo es. El Atleti jugaba y lo hacía sobre todo en torno a un Tiago que cuando está físicamente bien y metido en el partido es un gran jugador con la rapidez mental y técnica suficiente como para desatascar el balón cuando se estanca, ir con los centrales cuando la presión contraria se complica, meter el balón entre líneas y cambiar el juego a la zona menos densa. Todo los contrario que lo mostrado normalmente por su compañero de ayer en el doble pivote que sin embargo para mí hizo unos de sus mejores minutos con esta camiseta (que no son muchos). Liberado del protagonismo creativo se le vio más suelto en el juego táctico y hasta se permitió colaborar en acciones con el balón de por medio lo que es muy de agradecer. Independientemente de los cientos de pases largos de los que abusa y que casi siempre falla (esto parece incorregible) estuvo generoso en el esfuerzo (esto lo hace siempre para ser justos), bien en las ayudas, bien en la contención y apareció tímidamente pero con criterio en ataque. Lo mismo esta dupla de mediocentros no es algo tan descabellado viendo lo que tenemos.

El Atleti maniató totalmente a una ultradefensivo Deportivo que en ningún momento apareció en el Calderón. Con Reyes y Simao activos y saliendo de su carril (especialmente el utrerano que vuelve a estar en muy buen estado de forma) el Atleti jugaba con velocidad y claridad desarbolando a los gallegos por dentro y por fuera sin que estos pudieran frenar, más que con faltas, la circulación del balón y teniendo que correr siempre detrás de este. Enseguida un penoso saque de Aranzubía (cada saque suyo era ocasión nuestra) es parado por Tiago que mete un gran pase al Kun (absolutamente genial toda la noche) que encarando al meta rival y con este ya desbordado es arroyado en el área. Penalty claro y posible expulsión que el árbitro prefiere rebajar con agua sacando sólo amarilla. Forlán se encarga de lanzarlo pero la suerte no está con el charrúa que aunque se le ve más voluntarioso que otras veces lo cierto es que no tiene nada de suerte y estrello el balón con el portero.

Pero dio igual. El Atleti estaba lanzado y poco después un gran pase de Reyes deja al Kun al borde del fuera de juego (dudoso en el campo) que hace una espectacular jugada maradoniana llegando hasta el fondo evitando rivales, abriéndose hueco y marcando el primer gol del partido. Golazo de un Kun al que se le vio especialmente ambicioso. Tanto que empiezo a creerme esa leyenda que dice que no le pasa el balón a Forlán aun pudiendo hacerlo. Ayer hubo unas cuantas ocasiones en las que no fue descabellado pensarlo.

Todavía tengo la duda de si el Atleti dio un pasito atrás a partir de entonces o no. No me gusta que mi equipo de pasitos atrás nunca pero especialmente cuando gana. Ya sé que mi entrenador (y todos los que vienen a ese banquillo) piensan de otra forma y que me tengo que fastidiar pero no me gusta. Aun así, la diferencia con otras veces es que esperando más atrás o no se consiguió mantener el control del partido, del rival y del juego con lo que las ocasiones seguían siendo del Atleti y el rival seguía inédito. El Depor con sus cinco defensas (otro valiente el Lotina este) era incapaz de parar al rival ante la buena circulación de balón de este. Forlán pudo poner el segundo con un gran lanzamiento de falta pero el balón se quedó en el poste. El Atleti llegaba en tromba especialmente a base de contragolpes y en uno de ellos llegó el segundo de Agüero tras un excelente pase entre líneas de Raúl García. Como lo oyen.

Al descanso las sensaciones eran buenas, el partido había sido divertido y el dominio incontestable pero todo cambio en un segundo tiempo que nos podían haber ahorrado los dos equipos. Los gallegos por evitar ver la inoperancia de un equipo muy vulgar con el balón en los pies (recordó al Atleti de tantos y tantos partido por detrás en el marcador) y los madrileños porque libres de la actitud, la presión y el balón volvieron a lucir esa versión mediocre de equipo mediocre que tantas “alegrías” nos ha dado. Eso si, los pecados son menos pecado con dos goles por encima y el partido controlado. El Depor no llegó una sola vez a la portería de De Gea y eso facilitó el que la pájara colchonera se quedase simplemente en 45 minutos aburridos. Perdonable.

Victoria desengrasante de un equipo con los objetivos recortados que encarará las navidades con la enésima crisis de identidad y de aspiraciones. Busquemos la parte optimista en el penoso nivel de esta liga que no es tal y esperemos que el 2011 venga con algo más de regularidad.


PD: Ha fallecido Marcel Domingo, alguien al que no vi jugar o entrenar pero que fue campeón de liga con el Atleti y dejó un legado imborrable. Para mi padre siempre fue el mejor entrenador que tuvimos y eso es algo que se me quedó marcado. DEP

Gladiadores



Cuando en el antiguo imperio romano la clase dirigente andaba metida en problemas, tenían que tomar decisiones poco populares o directamente tenían miedo de que la masa se les revelase en contra por alguna tropelía cometida, lo que hacían era montar juegos de circo en los que gladiadores y esclavos se sacaban las tripas para regocijo de la plebe, periodo durante el cual conseguían mantener sus mentes básicas ocupadas en temas innocuos e inofensivos. En el Atlético de Madrid, una suerte moderna de institución corrupta y decadente con una masa popular cada vez más parecida, lo que hacen es fichar un jugador sudamericano de nombre exótico.

Con el equipo hundido en la mediocridad semanas antes incluso de partir el turrón, con una crisis de juego que se prolonga décadas, con unas perspectivas penosas en todas las competiciones aparece en nuestras vidas un tal Elías.

No cometeré el error de tirarme el pisto haciendo una radiografía del brasileño primero porque estaría engañando al lector (que debe saber que no sabía de la existencia de este muchacho hasta hace unos días) y sobre todo porque creo que es innecesaria. Otros más listos y preparados que yo ya la han hecho y al parecer no se trata del enésimo mediocentro defensivo (gracias a Dios) y ni del enésimo central multitarea (gracias a Dios) pero tampoco es el centrocampista creador que vemos en nuestros sueños y que dejó de existir en la disciplina atlética desde que se bajó a segunda división. ¿Qué es Elias entonces? Unos dicen que mediocentro ofensivo (sic) otros que enganche, otros que media punta, otros que… Me temo que en cualquiera de esos casos se trata precisamente de ese tipo de jugador tipo Maxi, Ibagaza, De las Cuevas, Jurado, Luis García o Fran Merida que NUNCA (y cuando digo nunca es nunca) han jugado en esa posición en este equipo. Con ninguno de los entrenadores que hemos tenido (para que luego digan que se ha cambiado de perfil de entrenador). Todos y cada uno de ellos sistemáticamente desplazaban a ese tipo de jugador a la banda a los lados y NUNCA por delante de los mediocentros-tarugo. Siempre a los lados del doble pivote romo y tosco que indefectiblemente tiene que ser el corazón de este equipo. Siempre ha sido así por lo que no tengo muchas razones para pensar que será de otra manera a partir de Enero.

Puede que Elias sea un crack mundial pero yo me pregunto, ¿para qué se ficha a Elías? ¿Para qué se ficha a un jugador que no va a jugar en su posición natural? ¿Para qué se ficha a un jugador que no encaja en tu anquilosado e inamovible esquema? ¿Se va a cambiar de forma de jugar por un jugador que llega en navidades y nadie conoce? ¿Por qué entonces no se cambió nunca con Jurado o con Ibagaza?

Paso de gladiadores. ¡Gil, Cerezo, Pitarch y Quique fuera del Calderón!

Valientes




Seamos serios. El verdadero problema del club Atlético de Madrid no está en el campo. Ni siquiera está en el palco. Está en algún lugar oculto desde el que dirige su emporio mafioso. Es el dueño del legado del capo original, la cabeza de una sociedad negra que robo el club para beneficio propio y que lo lleva espoleando desde entonces para matizar, lavar, ensuciar, cubrir, distraer y cuadrar el resto de negocios oscuros. Es así y así seguirá mientras el volante lo tengan los mismos. El resto es sólo la consecuencia y por eso la carnicería que está haciendo Pitarch, por ejemplo, obedece nada más que a esa idea de perfil bajo que tan bien viene a los negocios que no conviene airear. Todo viene de lo mismo pero los que salen a jugar todos los domingos con esa camiseta son los que son y el que les dice lo que tienen que hacer es el que es.

Y no me gusta. No es el peor de los que hemos tenido (ni mucho menos) y no me gustan muchas cosas de su concepto de fútbol pero sobre todo no me gustan los entrenadores valientes que regañan a sus jugadores en la rueda de prensa. Lo tolero con fallos de disciplina e Club pero no por errores en el campo. No lo tolero se llame Mourinho o se apellide Sánchez. Además me cargan los valientes de pacotilla. Que valiente es este Quique que sale a empatar en Tesalónica, cagado en el Bernabéu, grita a los cuatro vientos el estupendo equipo que le ha hecho García Pitarch, no dice ni mu de los Cerezos pero despotrica en público de los jugadores y tira a Domínguez (precisamente) a los caballos. Que Dios me libre y me guarde de estos valientes.

Con todo ello este equipo es una farsa. Una broma pesada. Un insulto a la inteligencia y una blasfemia contra el espíritu muerto (¿congelado?) del Atlético de Madrid.

La primera parte ha sido una desastrosa interpretación de la impotencia realizada por un equipo desquiciante y desquiciado. Desquiciante porque es insoportable ver un partido de fútbol de un equipo que no sabe jugar al fútbol. Es como quitarle las muletas a un mutilado y verle correr la maratón de Nueva York. pero también es un equipo desquiciado por la valiente labor de su valiente entrenador. Los castigados de la tragedia griega eran fáciles de intuir pero hubo sorpresas. Es lo que tienen los valientes entrenadores que saben más que nadie. Domínguez fuera de la alineación (si Quique sigue mucho en este banquillo me temo que la carrera de este chicho se ha acabado) hace que Godín cambie de posición (al central izquierdo) y Perea vuelve al central. Nuevo cambio de cromos en la defensa que ya en el minuto 2 dio sus frutos. Nuevo cante de De Gea (me niego a cargar las tintas contra un tipo de 20 años que ha mantenido el espíritu de este equipo), penosa salida de la defensa y gol de Nano.

Pero había más castigados. Los dos mediocentros de los últimos partidos al banquillo (aunque Tiago estaba sancionado). Los siguientes 25 minutos después del gol fueron el auténtico horror. Incapaces de dar un pase, incapaces de crear juego, descolocados en el campo, perdidos en las individualidades (las conducciones de Reyes son exageradas pero esas cosas pasan cuando cada uno tiene que hacer la guerra por su cuenta), romos en la recuperación, espesos en la circulación,.. pero claro si la solución a nuestros problemas es volver a Raúl García apaga y vámonos. El navarro hizo lo que mejor sabe hacer: nada. Un jugador que tarda seis veranos en girarse y que su jugada favorita es el pase al central (especialmente Perea) no debería jugar nunca en este equipo pero eso ya es para mí una guerra perdida. El equipo el año pasado (y el pasado y el pasado) era una castaña (si, si,.. a pesar de los títulos) y este año, lógicamente, lo sigue siendo. No creo en los cambios milagrosos así que si no cambias nada lo normal es que sigas teniendo lo mismo.

Eso si Quique sigue con su guerras de ego particulares y para terminar de desquiciar al personal decide quitar a Assunçao cuando se llevaba media hora de partido. El mediocentro salió jurando en arameo con lo que ya tenemos otro muchacho contento en el banquillo. No sé que pecado estaba cometiendo el brasileño que no estuviesen haciendo los demás pero yo no soy entrenador y mucho menos tan valiente como Quique. A todo esto el levante encantado de la vida jugando a placer y sin recibir peligro. La única oportunidad del Atleti en todo el partido fue en el 45 de zurdazo de Forlán. Tela marinera.

La segunda parte fue más de lo mismo. Exactamente la misma bazofia. La cara de los atléticos mostraba impotencia y frustración mientras sus pies destrozaban la belleza que una vez tuvo este deporte. Pelotazos al cielo, pases en largo a nadie, despejes de puntapié,... un drama. Así que en mitad del caos Simao hace la jaimitada de la tarde sacando rápidamente una falta en tu campo y en horizontal que acaba con el balón en los pies del contrario. El Levante pilla al Atlético descolocado y como en un contrataque improvisado trenza dos pases que acaban en los pies de Caicedo para marcar un bonito gol.

El resto del partido no merece la pena ni nombrarlo.

No sé que frase grandilocuente y preciosa habrá dicho esta vez el bueno de Quique en la rueda de prensa para justificar lo injustificable y convencer a sus amigos vikingos de la prensa de tener controlada la situación pero a mí ya no me hace efecto. El crédito está agotado. No creo en este equipo (sin ser una cuestión de “pequeños retoques”)y no creo en este entrenador.

El pringao de la clase (At. Madrid 2 - Aris Tesalonica 3)




Lo digo por adelantado: el resultado es injusto, el árbitro ha sido uno más en contra y se ha tenido mala suerte. Eso es verdad pero también es verdad que nada de eso tuvo que ver cuando se perdió en Salónica haciendo el ridículo ni cuando se empató en casa contra el Bayer con el mismo espíritu de equipo mediocre. Esta competición se llama Europa league porque es una liga y las ligas no se pierden en un partido. Esta liga no la ha perdido el árbitro o la mala suerte. La ha perdido los que dirigen el Atlético de Madrid.

Cuando uno era pequeño y tenía que ir a clase después del verano sabía que entraba en un terreno hostil en el que uno se tiene que valer por si mismo y que la comprensión de los demás respecto a tus debilidades no es una opción a tener en cuenta. Si dejas que te muerdan una vez acaban mordiéndote veinte. Si no sueltas el codo cuando hay que soltarlo acabas siendo el “pringao” de la clase. Normalmente los niños no perdonan y si uno comete el error de aparecer vulnerable acaba siendo vulnerable. El Atleti, gracias a los que lo dirigen el equipo, en los despachos y en el césped, es el pringao de la clase. Aparentemente fortachón y con hechuras a tenor de su presupuesto e historia pero un equipo que suele aparecer acobardado, miedoso, escondido, mediocre y sin levantar demasiado la voz con lo que acaba siendo el pringao al que nadie respeta. Si el primer partido de la competición que acabas de ganar, jugando contra un equipo claramente inferior que maneja un presupuesto diez veces menor que el tuyo, en lugar de salir a meterle diez goles sales acobardado y en lugar de intentar ganar intentas sólo que no te metan gol, me temo que estás dando el primer paso para que nadie te tome en serio. El Aris, crecido, ha acabado ganándote en su casa y en la tuya. Así es difícil que te respete el resto de la clase. Hay equipos que provocan miedo en el contrario antes de mover el balón. El nuestro por ejemplo se mancha de heces cada vez que pisa el Bernabeu. El Atleti da risa y lo único que provoca en el contrario es la ilusión de saber que nos puede ganar.

Es difícil saber como ha salido el Atleti al campo o como tenía previsto salir porque los acontecimientos se han desbordado prácticamente en el primer minuto. Cuando todavía estábamos aclimatando nuestros oídos al griterío heleno, casi sin darnos cuenta, ya estábamos por debajo en el marcador. Llegada, cante de De Gea, rechace y gol de Keko (otro español en el equipo griego). Es difícil saber lo que estaba en la cabeza de los colchoneros tras la charla del vestuario cuando después del primer minuto te clavan un gol pero parece sospechoso que en ese minuto, aparte del gol, hubiese una parada de De Gea, un remate de un tal Medrinos y un tiro al poste de los griegos. No parece que el Atleti saliese muy metido en el partido, no.

Pero casi mejor no planteárselo porque el gol en contra fue al menos como un talismán. No me da mucho miedo que los partidos se rompan porque lo otro es peor y porque estoy convencido que dado nuestro pésimo juego de creación y la nulidad de este equipo para controlar los partidos es casi mejor ir al intercambio de golpes. Especialmente contra equipos inferiores en calidad. Aun así, en este caso ni siquiera hizo falta porque los colchoneros tuvieron veinte minutos de coraje, velocidad y juego casi inéditos este año. Sostenidos en Tiago y sobre todo en un buen Mario Suárez (con fallos letales e ingenuos en defensa pero muy interesante su aportación al juego, no sólo defensivamente), con Reyes y Simao dinámicos viniendo al centro, los laterales arriba, Forlán despierto y Agüero genial, los colchoneros por fin parecieron un equipo que quiere ganar y que lo quiere hacer jugando al fútbol. Disfruté mucho esos minutos desde el 0-1 a 2-1. Primero Forlán de rechace tras disparo al poste de Simao y posteriormente Agüero tras un cante de la defensa griega que le dejan ganar la espalda y encarar al portero, hicieron de la remontada un oasis en el desierto. Velocidad, balón, control y juego. Lo dicho, un espejismo.

A partir de ahí las cosas cambian por una ligera relajación de los colchoneros que no provoca sin embargo que dejen de dominar o de que lleguen las ocasiones. El partido podría haberse resuelto antes de llegar al descanso tranquilamente. Desgraciadamente no ocurrió. La segunda parte comienza con el mismo aspecto espeso y deslavazado del final de la primera pero no parece que el partido peligre hasta que Domínguez comete la torpeza de agarrar de la camiseta a un jugador contrario estando en el área. Penaltis como esos hay miles todos los partidos y parece que sólo los pitan contra el Atleti pero Domínguez, muy nervioso todo el partido, comete una torpeza. Quique ya tiene coartada. Aun así yo me pregunto si fue primero el huevo o la gallina. ¿Sentó Quique a Domínguez por estar nervioso o está nervioso el canterano después de que su entrenador lo ponga en el disparadero? Viendo como estaba jugando Domínguez antes del Tsunami me inclino por lo segundo. Gran idea y muy valiente eso de ponerle una presión extra a un muchacho de veintipocos y plena ascensión meteórica que su entrenador ha cortado en seco.

A partir del empate de los griegos llegó, ya si, el Atleti de siempre cuando va perdiendo. Incómodo, sin personalidad, precipitado, romo, espeso,... e inofensivo. El equipo, incapaz de trenzar juego, se tropezaba una y otra vez contra el muro heleno y todo quedaba, como siempre, a la inspiración de los de siempre. Quique pone a Diego Costa por Simao sin cambiar de esquema y la caga, puesto que el brasileño se pierde en la banda (no juega ahí) y el equipo pierde a su mejor baza a balón parado. Todo sigue igual pero más descolocado y alocado. Una cosa es abrir las líneas e ir al intercambio de golpes. Otra cosa es jugar sin ton ni son. Esto último es lo que ocurrió entonces.

Así que en una jugada tonta del Aris, después de tres rechaces que siempre caen en pies de los de amarillo y tras un último rechace de un defensa atlético el balón entra en la red de De Gea para matar el partido y la andadura del equipo madrileño en la competición de la que es vigente campeón. Los quince minutos de agonía que duraron hasta el final sólo sirvieron para poner de manifiesto la falta de criterio, orgullo, recursos y personalidad de un equipo que es incapaz de colgar un balón al área cuando quedan dos minutos y te estás jugando la temporada.

El atleti tiene pie y medio fuera de Europa. Tiene que ganar al Bayer en Leverkusen pero el Rosemborg, que no se juega nada, tiene también que al menos empatar en Tesalónica. Mejor ir pensando ya en la temporada que viene. Espero que para entonces tengamos ya el vigésimo nuevo Cléber que venga a sumar músculo al centro del campo, el enésimo fichaje de diez millones de euros que chupa banquillo, el enésimo argentino o brasileño que acabamos cediendo al primero que lo quiere y el enésimo entrenador calladito, amigo de la mediocridad y alérgico al fútbol que de la fidelidad hace virtud.

La liga de las estrellas



Aunque el fin de semana pasado fuese bastante excepcional para un servidor por muchas circunstancias, la única que ahora mismo viene al caso fue la de que por primera vez desde hacía años no sólo no asistía al Calderón a ver un partido del Atleti ni lo veía por televisión o lo escuchaba por al radio sino que en un acontecimiento histórico del que ni mucho menos me vanaglorio el sábado me fui a la cama sin saber como había quedado mi equipo y lo que es peor, dándome igual. Hace años que me repugna ver en manos de quién está esta, para mí, sagrada institución y hace años que me repugna también las directrices por la que se mueve la mal llamada dirección deportiva (no en vano es el mismo perro con distinto collar) pero independientemente de ello y como aficionado al fútbol hace meses que además es imposible digerir este engendro que el poder sigue llamando con superlativa estupidez “la liga de las estrellas”.

Repugna todo lo que huele a liga española pero lejos de escuchar una solo átomo de autocrítica, de plantearse la situación, de alertar del peligro de la muerte repentina de “éxito” de la gallina de los huevos de oro el dichoso cuarto poder, apelando a su españolismo, lo que hace es mirarse el ombligo en una bochornosa huida hacia adelante que no dejará culpables sino víctimas. Mientras que la liga española es una mentira aburrida, injusta y falta de interés para cualquiera que no sea seguidor de Madrid o Barça (lean la prensa extranjera o el artículo de John Carling en El País del pasado domingo y verán de lo que hablo) los periodistas de cámara se recrean en la dualidad en el poder, dos caras de la misma falsa moneda. El resto de dirigentes peleles, el resto de equipos atrezzo, a lo único que se dedican mientras tanto es a guardar con celo y fidelidad el minifundio que heredaron mientras se tiran de los pelos entre ellos por ver quien es el elegido para cenar con cubiertos y recoger los pellejos de altramuz que tiran con desprecio la Cossa Nostra florentiniana y el lobby catalán. Nuestros giles y cerezos encima se vanaglorian de ser los únicos a los que se les deja mojar pan en la comida que han dejado los amos.

Decía Montesquieu que para que no se pueda abusar de poder, el poder debe ganar al poder y me temo que ahí está la solución. No va a estar en unos aficionados descontentos que abandonen el barco porque estos serán sustituidos por nuevas generaciones fabricadas ex profeso para la causa, por musulmanes de la península arábiga o asiáticos de ojos rasgados, ávidos de tríceps herculeos y jugadas de fantasía galáctica. ¿A quién le preocupa el romanticismo que antes había en acudir a un estadio? Eso ya no da dinero. ¿A quién le importa la tradición o los sentimientos?

La solución no va a estar tampoco en los que ponen el dinero y que eufemísticamente se nombra como “las televisiones” porque ellos son precisamente los que corrompen las reglas de juego. Son el problema, no la solución. “Las televisiones” son en realidad los grandes grupos empresariales de comunicación en los que también están las radios y los periódicos que “analizan” el mismo circo. Son juez y parte. Los jefes de fofitos como Manolete o Roncero o pandilleros sobrexcitados, sin modales ni talento, como Siro López, Miguel Serrano o el propio Inda, son los que se juegan el dinero con esta ruleta así que no entienden ni quieren entender de verdad, ni justicia, ni futuro ni por supuesto periodismo. Entienden de dinero y no pueden permitir que la verdad sea un problema para ganarlo. El fútbol es hoy una ruleta en la que ellos deciden quien y cuando se juega, en la que ellos mueven la ruleta, tiran la bolita, la paran dónde quieren y controlan a los policía que tendrían que denunciar la injusticia “invitándoles” a que digan que pasa todo lo contrario.

La solución sólo puede venir de los propios protagonista, de los actores, de la liga. Aun malos y de reparto la liga necesita 20 equipos para que sea liga. Los cantos de sirena del capitalismo recalcitrante que ha fagocitado el fútbol hablan de una superliga al modo de la NBA pero me río de la idea peregrina si tiene que venir de la mano de los “grandes” empresarios españoles forjados en la trampa, aupados por los métodos mafiosos y crecidos en la cultura del pelotazo, esa que como los Sex Pistols reza el “no hay futuro” y asume que todo lo que no sean beneficios multimillonarios aquí y ahora, sin riesgo y sin inversión de futuro, no interesa. La NBA, una de las competiciones deportivas que más dinero mueve y más profesionalizadas del mundo, es un monstruo complejo y sólido que basa su razón de ser en el espectáculo, entendiendo que el espectáculo en una liga de cientos de partidos sólo aparece cuando la competición es equilibrada. Por ello tiene dos medidas tremendamente interesantes que podrían cambiar cualquier escenario. La primera es el “Salary Cap”, el valor límite que los equipos pueden gastar para contratar jugadores y que es un número regulado por la competición que vale para todos los equipos por igual y que se revisa anualmente mediante una fórmula objetiva que incluye los ingresos obtenidos por los equipos y los salarios de los jugadores. Entre otras cosas se evita que los equipos potentes puedan desestabilizar la competición a base de talonario, que todos tengan que apostar por dos o tres jugadores “franquicia” como máximo y que no se puedan hacer grandes dispendios que luego no se pueden afrontar. La segunda es el “Draft”. La única forma de que un jugador nuevo entre en la competición es apuntándose a una selección (Draft) en la que los equipos de la liga eligen jugadores por turnos. Los primeros que eligen son los que peores resultados han obtenido la temporada anterior.

¿Alguien se imagina al Colectivo Florentino aceptando estás reglas del juego? Me temo que en el camino se perdería lo que es la pura esencia del madridismo: jugar con las cartas marcadas. Y quien dice Madrid dice su antipartícula, el Barça. ¿Alguien se imagina también a empresarios de la catadura de los Gil & CIA aceptando unos métodos de contabilidad trasparentes, auditables y justos?

Resultadista (At. Madrid 2 - Español 3)




Por circunstancias personales (buenas) ayer no vi el partido. Ni lo vi, ni lo escuché, ni todavía he leído una sola crónica. Sólo sé el resultado 2-3. Tengo la sensación de que no necesito mucho más. Volvemos a perder contra uno que está por encima.

Alguien me dijo el otro día que el “fútbol” de Quique Sánchez Flores es fundamentalmente resultadista. Decía esto como forma de licitar el “particular”juego de nuestro Atleti. Según eso, ¿debería necesitar saber únicamente el resultado para escribir la crónica? Como es obvio no estoy de acuerdo con nada de eso así que lógicamente seré honesto y no escribiré ninguna crónica ni comentaré el juego ni las sensaciones ni el estado de ánimo del personal. No creo que me resultase difícil hacer algo creíble pero no veo la necesidad.

Eso si, miro a la tabla, pienso en la liga, me acuerdo del fútbol dominical...y me entra la depresión. En tiempos de adolescencia hormonada distinguíamos entre guapas antipáticas y feas simpáticas. Este año (otra vez) nos hemos quedado con la fea y antipática.

Debe ser que somos resultadistas.

Siempre el mismo dado (R. Sociedad 2 - At. Madrid 4)




La estadística es esa ciencia que dice que si tiras un dado cincuenta veces y las cincuenta sale el número 1 lo que ocurre es que el dado o está mal o está trucado. Lamentablemente el actual estratega que ocupa el banquillo del atleti, al igual que la inmensa mayoría de estrategas que se han sentado en ese banquillo desde que volvimos a primera división, está por encima de la la estadística, de la física, de la lógica y de cualquier ciencia. Está por encima incluso de la metafísica y ninguno de nosotros, oh pobres mortales, somos capaces de entender la tremenda complejidad que acompaña al fútbol. henchido de ese material de que debe estar hecha la soberbia nuestro particular director decide sistemáticamente tirar el dado cada vez que jugamos fuera, el mismo dado, a pesar de que siempre el resultado es el mismo. El Atlético de Madrid ha ganado esta noche en Anoeta porque en algún momento durante el descanso del encuentro alguien con criterio ha decidido que puesto que siempre perdemos saliendo al campo a especular y hacer lo que los estrategas quieren y teniendo en cuenta que estábamos perdiendo, que los puestos altos de la tabla están ya en otra galaxia, que incluso nos alejábamos de pelear por la liga de los mediocres y que estaba todo perdido, lo mismo no era mala idea salir a ganar el partido. Paradojas de la vida, se ganó. Decía La Rochefoucauld que el medio más fácil para ser engañado es creerse más listo que los demás. Yo me lo creo.

La crónica de la primera parte del encuentro es tan inútil como conocida. Tan patética como común, tan triste como aceptada. El Atleti de Quique volvió a salir por esos campos de Dios con la camiseta del miedo, de la mediocridad, de la especulación, del anti-fútbol, de la ruindad, del patetismo, del pánico, del terror al balón, del síndrome de inferioridad, de la asunción de un papel de atrezzo en esta liga, de la miseria y de la cobardía. Lo de siempre, vamos. Gracias a su mediático entrenador este equipo sale con esa vergonzosa camiseta siempre que juega fuera del Calderón (y a veces dentro) sin que a día de hoy servidor sea capaz de entender cual es el objetivo de tan ilustrado pensador. Incapaz de creerme que este señor pretende ganar planteando el partido de esa manera, uno tiende a pensar que nuestro entrenador pretende marcar el objetivo siempre en un miserable empate, lo cual es incluso más miserable. La primera parte, como muchos de los partidos que llevamos soportando esta esta temporada, no merece más que el desprecio más absoluto. Un insulto asqueroso a una afición que se muere, entre otras cosas de sopor. El gol de la Real llego en apenas diez minutos tras fallo del lateral (Perea) y mala suerte de Ufjalusi que se lo mete dentro. Podía haber sido de cualquier otra forma. Hubiese sido de hecho de cualquier otra forma de no haberse marcado. Hasta los numerosos fallos en defensa del equipo son una anécdota ante semejante panorama. También considero una anécdota los ataques de entrenador de nuestro mister de piel cobriza. No entiendo la chorrada de sentar a Domínguez poniendo a Perea, no entiendo la estupidez de castigar a un Asunçao que no estaba flojeando sino todo lo contrario, me asusta la no convocatoria de Fran Mérida (aunque el muchacho se lo merece porque no ha hecho nada de nada), pero todas estas cosas no justifican más que la necesidad del entrenador de ser más listo que nadie. El problema va más allá. Sinceramente no creo que afecten en la forma de jugar porque directamente no jugamos a nada. Con esa premisa da igual a quien pones. Con la pájara post-gol en contra, también conocida y también un clásico en nuestras pantallas, se correteo por el campo arrastrando el escudo y rezando porque los donostiarras no mataran el partido, que pudieron hacerlo.

Pero en el banquillo se produjo la catarsis. No sé por qué pero bendita catarsis. El Atleti salió a ganar, se quedó con el balón y los jugadores que tocaban el balón mayormente eran Tiago, Simao, Reyes, Agüero y Forlán. a diferencia de los que lo hacían en la primera parte, que son los que lo hacen normalmente con esta versión del equipo: Perea, Ufjalusi, Asunçao, cualquiera de los Cléber Camachos... El “nuevo” Atleti sin embargo era el dueño absoluto del partido mientras una Real muy floja y mostrando su verdadera cara, ni la tocaba. Salieron un par de veces en contrataque pero perfectamente abortado. El Atleti no llegaba con claridad pero llegaba, controlaba el juego y sobre todo la actitud era la de ir a por el partido. El empate llegó en torno a los 25 minutos cuando una clarísima mano de Tiago en el área no es pitada y el contrataque de libro es bien llevado por los colchonero dejando el balón a Agüero que deja la pelota al uruguayo Forlán para que marque a la media vuelta. Los donostiarras se quitaron la presión y trataron de disputarle el balón al Atleti pero los madrileños tenían otros planes y siguieron jugando de la misma forma. Así un pase lateral desde la derecha de Ujalusi en otro contrataque (eso si es jugar al contraque) hace que Agüero marque el segundo en claro fuera de juego. Los dos errores del árbitro han sido garrafales y nos han favorecido claramente. Sinceramente creo que el Atleti ha merecido ganar hoy pero también creo que el Atleti mereció perder en Villarreal (a pesar del árbitro). A veces escudarse en el árbitro, aun teniendo razón, es evadirse de la realidad.

Con el partido remontado (por primera vez en la temporada) la Real se fue definitivamente a la desesperada pero los de Quique volvieron a no perdonar en otro contrataque y Agüero marca el tercero en un rechace en el área.

Pero como el Atleti es así, cuando el partido estaba ganado y lo único que hacía falta era guardar un poco el balón y dejar correr el tiempo, decidió echarse para atrás y hacer el peregrino en la frontal del área. En una de esas jaimitadas Simao decide salir de su propia área con el balón controlado entre siete rivales y claro, la pierde. El error supone el 2-3 y la agonía de los minutos finales. Agonía que no fue tal puesto que entre achique y achique Reyes se mete en el área contraria haciendo eslalon y es derribado. Simao coloca el definitivo 2-4 (¿por qué no tiro Forlán?)

Buena segunda parte del Atleti (lamentable comienzo) que desgraciadamente no servirá para nada puesto que quien manda, como todos sabemos, el próximo partido fuera volverá a tirar el mismo dado y como todos sabemos... volverá a salir el mismo número.

El nuevo traje del emperador



Guido y Luiggi Farabutto eran básicamente dos tramposos muy inteligente, pero eso es algo que el Emperador no sabía. El Emperador era déspota, poderoso y lo tenía todo pero quería todavía más así que no podía soportar la tentación de ser el dueño de eso que aquel par de supuestos sastres estaba vendiendo.

Al parecer la pareja tenía una tela cómoda y sofisticada que no sólo tenía un tacto tan suave que daba la sensación de no tener nada encima sino que, siempre según los creadores, era invisible para los necios, los bobos y los que no tuviesen la capacidad mental y preparación suficientes como para verlo. Los modistos aceptaron el encargo del nuevo traje para el Emperador y lo hicieron. El monarca, al verse sin nada encima (porque todo era una burda mentira), dudó un instante de si estaba siendo víctima de una tomadura de pelo o no pero su soberbia era mayor que cualquier cosa y no podía permitir generar la duda de que fuese necio o tonto o incapaz así que creyó ver la tela. Igual que sus súbditos, igual que sus palmeros, igual que toda la corte. Salió de esa guisa por la calle y toda la gente, incapaz de llevar la contraria al Emperador, vitorearon su figura celebrando la magnificencia del nuevo traje…

La liga española siempre ha tenido los mismos emperadores pero desde hace años también tiene un nuevo traje igualmente pergeñado por inteligentes sastres que al igual que los Farabutto básicamente son tipos inteligentes. También tramposos. “La liga de las Estrellas”, reza la publicidad del traje. “La mejor liga del mundo”.

Algún necio podría pensar que la mejor liga del mundo es aquella que se supone más disputada, o más bonita de ver o más emocionante por estar equilibrada,… pero resulta que no es así. Ya no es ni siquiera una liga sino una serie de partidos preparatorios de los dos que juegan para las dos grandes finales. Un escaparate publicitario para dos animales y las sobras que recojan sus liendres. Así será también en el futuro mientras los dos elegidos, los autoerigidos representantes de las dos Españas, reciban 100 millones de euros más (el 350%) que el siguiente en la lista, ocurra lo que ocurra en ella. No lo puede ser mientras el Real Madrid, eliminado en octavos de la Champions League, gane 200 millones de Euros más (más de 400 en total) que el Inter de Milán, campeón de dicha competición. Algún necio podría tener la sensación de que las supuestas estrellas o no están o tienden peligrosamente a estar todas en el mismo sitio. Es como si Bill Gates se monta una casa en mitad de Kinshasa y decimos que las rentas más altas del mundo están en la República Democrática del Congo. Aun así, los necios que no quieren serlo están convencidos no sólo de ver la Liga de las Estrellas sino de incluso pertenecer a ella. Sin sospechar que la supuesta Liga es exclusivamente el trampolín trucado desde el que los dos elegidos se lanzan al mundo, los necios que pretenden no serlo se apuntan así al carro de la excelencia pagando religiosamente a las televisiones y plataformas filantrópicas que mueven esta competición tan sana y divertida.

Algún tonto podría pensar que si Mourinho dice que un entrenador rival se ha dejado ganar está rompiendo el código ético entre profesionales e insultando a un colega pero resulta que no es así. Hay que saber ver el traje. El que incita a la violencia es el que se defiende de la afrenta y merece la horca por ello. De la misma forma Pepe no es un psicópata vestido de jugador de fútbol sino un “excelente” jugador, fogoso y entregado al que le provocan. Figo no lesionó a nadie sino que el jugador lesionado lo hizo en un lance fortuito del juego. El Real Madrid no fichó a Zidane o Ronaldo o Beckham o Cristiano desestabilizando a sus equipos de origen sino que los jugadores siempre quieren jugar en los grandes. Makelele es sin embargo un repugnante esquirol. Sólo un tonto incapaz de ver el traje puede pensar que aplaudir las macarradas, desprecios y marrullerías de esa suerte de El Vaquilla engreído que arrastra su estupidez por los campos vestido con el 9 del Real Madrid es nocivo para la educación de los miles de niños que siguen el fútbol porque en realidad es todo lo contrario. Es un ejemplo moderno de ganador.

Algún incapacitado como yo, que además es aficionado al Atleti, podría pensar que salir al Bernabéu cagado de miedo, dando pelotazos al balón, nerviosos, encerrados en su área e incapaz de jugar al fútbol hasta ir 2-0 en el marcador y con el rival pisando el freno es vergonzoso e indigno del escudo que representan pero resulta que, como ya me han dicho, no estoy capacitado para entender nada. No desde luego para ver el traje. La realidad, como rezaba el editorial matutino del Ministerio de la Verdad al día siguiente aplaudido por los que vitorean al Emperador, es que el Atleti sale reforzado de perder. Debemos ser el equipo más “reforzado” de la liga entonces. Debe ser que no caer goleado es un éxito y que perder contra todos los que están arriba es simplemente una anécdota. Más de una década planificando deportivamente con el orificio rectal y sin ser capaces de traer un solo centrocampista digno es simplemente mala suerte o cosas de la vida o lo que es peor… una ilusión óptica porque en realidad si que se han traído al parecer grandes centrocampistas. La buena prensa (buenísima, en realidad) de jugadores como Asenjo o Raúl García, que demuestran domingo tras domingo en el campo el valor de su fichaje y de su ficha, no tiene nada que ver con que sus representantes engrosen la nómina de periodistas y analistas especializados (a uno y otro lado de la competencia). ¿Cómo podría estar relacionado? Pensar que si Madrid y Barça, con el primer y segundo presupuesto más grande, siempre están primero y segundo (y se les exige que así sea), el Atleti debería por la misma regla de tres ser siempre tercero o cuarto pero resulta que ni ocurre ni se le exige. La inmensa multitud que disfruta con la visión del traje del Emperador, entiende el esfuerzo y tiene una capacidad prodigiosa para chapotear en el optimismo y aceptar la “realidad”.

La historia que Andersen pergeñó en 1837 acaba con la inocente voz de un niño que desprovisto de la estupidez, necedaz y prejuicios de sus mayores acaba gritando con honestidad brutal “pero si va desnudo”. Me temo que ya no quedan niños. O quizás es que el sonido de la multitud es tan atronador que el grito solitario de un niño ya no se puede escuchar.

Tranquilidad en los Suburbs (At. Madrid 3 - Osasuna 0)




“Estar alerta, he ahí la vida; yacer en la tranquilidad, he ahí la muerte” (Oscar Wilde)

El Atleti parece que definitivamente se ha ido a vivir a algún Suburb de alguna ciudad del medio oeste americano. Lo lleva intentando toda una década. Esas urbanizaciones inmensas, anónimas, frías y en tierra de nadie dónde nunca pasa nada. Esas urbanizaciones donde la emoción es inexistente, la tranquilidad se confunde con el sopor, donde todo el mundo es igual, vive gente que no destaca en nada, la inteligencia en un engorro y el talento inútil. Alejado en puntos de la cabeza de forma considerable y alejado en juego no ya de la cabeza de la liga sino de este deporte llamado fútbol la labor que le queda a este Atlético de Madrid en la competición regular es trabajar de 8 a cinco, cortar el césped, saludar a los vecinos y sacar de vez en cuando al perro. Cualquier cosa que se salga de eso serán desgracias que se pagarán caras en una vecindad tan conservadora que no acepta excentricidades. Existe mucha gente que entiende la vida en los Suburbs como la máxima aspiración posible. Detestan el arte, reniegan de la sorpresa, no soportan el riesgo y son demasiado cobardes como para atreverse a intentar triunfar. Entre esta gente está la cúpula dirigente del club, su dirección técnica, su dirección deportiva, sus jugadores y al parecer una gran parte de la afición. Es evidente que estoy en minoría.

Y así me sentía cuando al comenzar el encuentro veía como el Calderón se llenaba poco a poco a pesar de lo poco atractivo del partido y como el grueso de la grada se mostraba animada y animosa ante el reto por delante. Mientras yo bostezaba con profusión violencia durante los primeros veinte minutos de partido acordándome de que hemos perdido con Madrid, Barça, Villarreal y Sevilla a mi alrededor se notaba alegría y jolgorio. Empiezo a creerme el protagonista del Show de Truman.

Cada vez me aburre más escribir del Atleti pero es que cada vez el Atleti es más aburrido. El partido de hoy podría haber sido cualquier partido de los últimos años con los giles a la cabeza del carro y algún valiente entrenador amante del juego, de entre los muchos que hemos tenido, a los mandos de las riendas. Distingamos tres tramos por intentar analizar algo intrascendente que además se analiza sólo.

El primer tramo va desde el comienzo hasta el primer gol del partido. El Atleti sale como otras muchas veces en su campo que es a ganar el partido pero sin saber como hacerlo. El contrario ha visto los vídeos de los madrileños en los últimos diez años y saben de la eterna alergia de ese equipo al balón, a la creación de juego y a dominar así que deciden adelantar líneas para presionar la salida con lo que desactivan la trabajadísima forma de jugar al fútbol que tienen los colchoneros. Ante la ausencia absoluta de esquemas ofensivos que pasen por la creación el Atleti tiene únicamente tres opciones a la hora de sacar el balón: pelotazo de De Gea (la mejor opción), pelotazo de los centrales o perder la pelota. Así pasó todo el tiempo. El Atleti sin poder dominar el partido ni el centro del campo pero el Osasuna, que era capaz solamente de parar al contrario, tampoco. Los de Camacho se presentaron dinámicos y valientes pero con muchas carencias técnicas en la parte de arriba. Todo lo contrario que su rival que como siempre salvó los papeles gracias a ello. Las opciones de sacar el balón ya están vistas pero gracias a Dios el fútbol es un juego más complicado que eso y a veces, casi sin querer, el balón puede llegar de alguna manera al último tercio del campo que es donde este equipo se parece a un equipo. Ahí aparece los retazos de lo que debería ser el Atleti y ahí es dónde ganamos el partido. Forlán estuvo más dinámico y participativo que últimamente, el kun es el kun, Reyes es hoy por hoy uno de nuestros jugadores más en forma y sólo Simao ha desentonado otra vez en la terna. El de Utrera ya había avisado con varios cambios de ritmo y pases entre líneas, el kun también pero al final fue el uruguayo Forlán quien abrió el marcador tras buena jugada del Kun, tiro que se le escapa a Ricardo (cantada) y rechace que aprovecha el Charrúa.

El segundo tramo va desde el primer gol hasta la expulsión de Monreal. Con un gol por delante, el Atleti ya sabemos que relaja la tensión, se repliega sin complejos y deja que le ataquen. Cuando enfrente tiene un equipo como el Osasuna, espeso también en la creación y poco inspirado, es capaz de vivir con tranquilidad y hoy lo ha hecho. Aun así, porque además siempre pasa lo mismo, gracias a la “relajación” colchonera el rival tuvo sus ocasiones y sólo un inspiradísimo De Gea (otra vez) salvó a los madrileños de volver a rememorar el sabor a hiel de sentirse remontado. En lugar de ello ocurrió otro arranque de talento de los de siempre con un gran pase a Forlán que el uruguayo no consigue controlar bien pero cuyo fallo es capaz de transformar en acierto al colocar un perfecto balón cruzado a la cabeza del Kun que llegaba por detrás para poner el 2-0 en el marcador. Golazo de la pareja magnífica. El partido parecía ya muerto para entonces y ese era el comentario más extendido durante el descanso pero tuvimos que esperar unos minutos más para constatarlo. Ocurrió con una segunda amarilla a Monreal que lo ponía en la calle y que personalmente me pareció muy rigurosa.

El tercer tramo llega ya hasta el final del partido y es el menos interesante. El Osasuna con 10 y derrotado anímicamente frente a un Atleti tranquilo y cómodo no parecía un escenario propicio para las emociones y las sorpresas. No lo fue. Aun así llegó un soberbio gol de Forlán (el segundo en su cuenta particular) cogiendo el balón en la esquina del área, buscando el hueco entre rivales y rompiendo el balón con violencia directo a la portería. Digno del mejor Forlán.

Destacable el invento de Mario Suarez por Asunçao (el canterano completo un partido bastante digno) aunque me gustaría verlo en partidos de mayor exigencia. Incomprensible la ausencia de Domínguez pero este tipo de frivolidades ya son marca de la casa.

Mientras escribo esto estoy viendo de reojo el Barça-Villarreal y sinceramente parece que ellos juegan a otro deporte. Afortunadamente ya queda menos para que acabe la liga.