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¡Un abrazo!

Cuento de Navidad (actualizado)


Era víspera de navidad y el “Señor atleti” hacía sus cuentas en solitario sin importarle lo que pudiesen pensar o decir sus “aficionados”. El “Señor atleti” decía ser dueño de la empresa en la que todos vivían y no se preocupaba más que de exprimirla por dentro mientras intentaba aparentar por fuera que estaba sana. Su proverbial y desconcertante avaricia era sin embargo desconocida para el resto de la ciudad aunque no así para los aficionados que espiritualmente vivían de acudir religiosamente al “Calderón”, que por otro lado el “Señor atleti” también decía poseer. Eran tiempos difíciles para los aficionados donde lo único que podían hacer era aplaudir al impertérrito “Señor atleti” sino querían ser expulsados por “pesados”.

La víspera de Navidad el “Señor atleti” se fue a dormir sin alegría porque entendía que la alegría, el espíritu, la hermandad o la belleza son conceptos retrógrados que a nadie le importan. No son realistas, no se miden, no se venden y por lo tanto no importan. El “Señor atleti” estaba satisfecho con los objetivos “realistas” que se había auto puesto de tal modo que con esos números tan aparentemente gráficos, sin serlo, golpeaba a cualquier estúpido que acudiese a su puerta reclamando algo de diversión, orgullo o incluso dignidad. El “Señor atleti” se acostó pronto porque no tenía nada que celebrar con nadie.

Pero pasadas unas horas el “Señor atleti” se despertó súbitamente y agitado. El corazón de piedra que nada sentía hacía unos minutos parecía salirse ahora de su cuerpo y se quedó paralizado cuando vio justo delante un inmenso ser que lo miraba fijamente con ojos de bondad pero rictus severo. Le resultaba familiar esta cara al “Señor atleti” pero no terminaba de ubicarla. “Soy el espíritu del Atlético de Madrid del pasado y vengo a que des una vuelta conmigo”. Sin tiempo para reflexionar sobre lo que estaba pasando el “Señor atleti” se vio en la antigua Ronda de Vallecas, justo al borde del retiro, donde unos estudiantes de ingeniería vascos enfundados en sus casacas blanquiazules y sobre un campo ligeramente inclinado, disfrutaban de ese deporte que habían inventado los bárbaros de la pérfida Albión. Sus primos de Bilbao les habían dado la idea y allí estaban los fundadores del Athletic de Madrid jugando su primer partido. El “Señor atleti” dibujo entonces una desconocida sonrisa en su rostro.

Tras un breve parpadeo, el “Señor atleti” pudo ver el traslado del equipo al estadio Metropolitano y tras muchos partidos apasionados y de buen juego que pasaban a toda velocidad por delante de su mirada al final se detuvo en lo que parecía ser la calle de Bravo Murillo viendo corretear a un chaval de 14 años con gorra que gritaba a todo pulmón: “goleada, goleada”… El “Señor atleti” esbozo otra ligera sonrisa al recordar la hoja que resumía los resultados de la jornada cuando no existía radio ni televisión pero la sonrisa se tornó asombro cuando vio en la hoja que el Atlético había ganado la liga. Sin tener tiempo para unirse a las huestes que venían celebrando por la avenida de Reina Victoria el “Señor atleti” dio otro salto en el tiempo para ver como el club conseguía en propiedad con el dinero de su patrimonio el estadio Metropolitano en unos excelentes años de títulos y gestiones por parte de la presidencia colchonera, una presidencia amateur y entregada que entonces no vivía de ello.

Todo seguía avanzando muy rápido ante los ojos del “Señor atleti” pero le dio tiempo a ver y recordar la junta que decidió construir el estadio del Manzanares con el dinero de los socios colchoneros, la Recopa ganada, las ligas, las copas, la maldita final de la copa de Europa, la Copa Intercontinental, la sección de balonmano, el madrileño en segunda división, la sección de voleibol…. El “Señor atleti” vio también como hablaban los entrenadores y equipos rivales de los “colchoneros”, lo que se pensaba en Europa de ese equipo o el orgullo y la exigencia de una afición radical y exigente en lo sagrado pero generosa y entregada con la esencia del club. Al final, la mirada del “Señor Atleti” se posó en un pequeño hogar madrileño donde observó como un abuelo orgulloso de su atleti contaba a su nieto las hazañas de aquello en lo que creía y con lo que se sentía identificado. El “Señor atleti” volvió al calor de su alcoba sin todavía poder borrar la sonrisa de su cara.

Pero no le duró mucho el sueño ni la sonrisa al “Señor atleti” porque pocas horas después una luz cegadora entró por la ventana de su habitación alumbrando el rostro de un tipo delgado de traje roído y pelo lacio que llevaba un decadente collar de pedrería colgado en su cuello descamisado. “¿quién eres y qué haces aquí? pregunta asustado el “Señor atleti”. “Soy el espíritu del Atlético de Madrid del presente y vengo a que te des una vuelta conmigo”. Sin tiempo de reaccionar el “Señor atleti” va pasando por todas las redacciones deportivas del presente y escuchando los continuos chistes que de su equipo se hacen allí. Como ráfagas aparecen ante sus ojos diferentes escenas que aunque no le son del todo ajenas ahora tienen un significado diferente… ve como unos jóvenes ataviados con la camiseta del Liverpool y la bufanda del atlético de Madrid celebran en Neptuno la consecución de la cuarta plaza de una liga para olvidar, ve como el equipo cae eliminado en la UEFA haciendo el ridículo y jugando al patadón frente a un equipo que sólo sabe jugar al patadón. Ve la cara de los aficionados colchoneros cuando salen del estadio (en Madrid y en Barcelona) después de ver como les han metido seis goles, caras que contrastan con la forma insultante con la que el entrenador explica después el “traspiés”. Ve como los aficionados en el Calderón se van sistemáticamente del estadio sin que los jugadores agradezcan sus constantes ánimos, ve como las ruedas de prensa de nuestro entrenador se parecen sospechosamente a las ruedas de prensa de los equipos que pelean por el descenso y ve como la gente en el estadio se aburre hasta la extenuación. Nota cierta vergüenza también al ver como su equipo sale normalmente acobardado a los campos y como de hecho es incapaz de ganar a ninguno de los llamados equipos grandes con los que hace unos años jugaba de tú a tú. Ve como en los mercadillos europeos aparecen camisetas del Madrid y del Barça pero también del Sevilla, Villarreal o Valencia mientras es incapaz de ver una sola con los colores rojiblancos y el escudo del atleti. También ve como se firma un bochornoso acuerdo con el ayuntamiento para abandonar su estadio a cambio simplemente de jugar en otro estadio supuestamente mejor que está por hacer, que está fuera de Madrid y cuya forma final está además condicionada a la concesión o no de organizar unos juegos olímpicos a la ciudad.

La escena se para en un humilde hogar del barrio de la Arganzuela donde se ve a un gentil anciano dormido frente al televisor en el que están echando un soporífero partido de liga del Atlético de Madrid. El “Señor atleti” reconoce la cara del anciano como la del crio al que antes su abuelo le estaba contando las hazañas de su atleti. La siguiente generación sin embargo, los hijos y nietos del dormido anciano, están ahora en otra habitación, ignorantes y ajenos a lo que ocurre en la pantalla. El “Señor atleti” observa con algo de lástima la camiseta del Real Madrid que lleva puesta uno de los nietos del anciano y no puede evitar soltar una lagrimita antes de volver a su habitación.

Casi sin tiempo de volverse a dormir y sabiendo lo que falta, el “Señor atleti” espera sentado al “espíritu del Atlético de Madrid del futuro”. Se trata de un tipo bajito y arrugado de lustre opaco y voz altiplana. Sin apenas dirigirse la palabra ambos recorren sin demasiada pasión el panorama gris y taciturno que depara el recorrido. Los periódicos deportivos ya no citan nunca al equipo en la portada y solamente en las remotas páginas interiores, entre fotos de chicas desnudas y los últimos cotilleos del “corazón deportivo” se puede encontrar algo relacionado con el equipo. La institución parece cumplir puntualmente y con solvencia el objetivo marcado por la directiva de permanecer en primera división, hazaña que celebran eufóricos en Neptuno los pocos aficionados al atlético de Madrid que quedan, casi todos ellos venerables ancianos simpáticos y generosos que siguen soñando con volver algún día a jugar la Intertoto. Existe también un “nutrido” grupo de siete personas, inadaptados sociales de edades centenarias también, que no se soportan entre sí pero que abogan por separado por un atleti distinto. La plantilla del equipo está compuesta por 22 jugadores extranjeros lo que no es ninguna sorpresa teniendo en cuenta que las categorías inferiores han desaparecido hace años por no ser “rentables”. El equipo juega desde hace 15 años en unas instalaciones supletorias colocadas en la salida 20 de la M-70 mientras espera con ansiedad que se culminen de una vez por todas las obras de lo que antiguamente se llamaba “La peineta” y que quedaron congeladas hace tiempo debido a una terrible crisis poco después de que el ayuntamiento decidiera unilateralmente derribar el Vicente Calderón. El antiguo emplazamiento del mítico estadio es ahora un bonito y ecológico centro comercial dedicado al fútbol donde se encuentra la tienda del Real Madrid más grande de Europa. Por razones comerciales el equipo ya no juega de rojiblanco sino con unos simpáticos rombos de color pastel que imitan el logotipo del patrocinador del equipo. El juego que despliega en el terreno de juego es el clásico “pelotazo con cerrojazo” que han adoptado como propio y que llevan practicando con destreza desde tiempos inmemoriales. De hecho asistir a un encuentro del atleti es toda una epifanía a la tristeza y una ambiciosa elegía a la mediocridad con la que su escasa y menguante afición se siente identificada y contenta hasta el punto de que la mayor fuente de ingresos del club proviene de una línea de merchandising para frikis que se lanzó con el lema “somos el pupas”.

La imagen se para en la celebración de una boda donde podemos ver un corro en el que está el nieto que llevaba la camiseta del Real Madrid, ya mayor, con la cara completamente colorada de vergüenza mientras sus colegas se ríen a carcajada limpia. El motivo parece ser que uno de ellos se ha enterado de que su abuelo era abonado del atleti. El “Señor atleti” no necesita más y pide entre sollozos que acabe aquello pero todavía le queda asistir entre lágrimas verdaderas al día en que la licencia deportiva del club es retirada por reiterados impagos, la huida a las islas Caimán de los dirigentes, la declaración en quiebra de la entidad y la desaparición tácita de lo que en tiempos fue un grandioso club. El “Señor Atleti” asiste a su propia muerte. Sólo 7 ancianos acuden al entierro juntándose en el mismo sitio y a la misma hora por primera vez en su vida.

El “Señor atleti” se despierta el día de Navidad preguntándose si todo ha sido un sueño pero comprobando aliviado que todavía no ha ocurrido lo que ha visto pero dándose cuenta también de que empieza el año 2010, el equipo está cercano a las posiciones de descenso, fuera de la Champions, en situación de quiebra, el estadio sigue en pie peo con los días contados conformando todo ello un panorama suficientemente triste y desolador…

¿Pero quién es el “Señor Atleti”?

Lontananza se ve a un reducido pero apasionado grupo de seguidores que a pesar del hastío están dispuestos a cualquier cosa por su atleti y que a pesar de tirarse los trastos a la cabeza por determinar el color del problema o de vivir todos ellos cada vez más lejos unos de otros coinciden en abrir las ventanas todos a la vez para tomar un profundo soplo de aire fresco de vez en cuando y encarar con espíritu renovado el futuro cuando el futuro cierra cada vez más fuerte sus puertas. “Al futuro sin olvidar el pasado”, se dicen para sí mismos… ¿o quizás está diciendo todo lo contrario? No lo sé están demasiado lejos unos de otros como para darse cuenta que ellos deberían ser el “Señor Atleti”.

22 señores en calzoncillos



Tenerife 1 - At. Madrid 1

Hay gente que ve pegotes de pintura sobre un lienzo blanco donde otros ven el más sublime de las artes. Hay gente que escucha ruidos inconexos donde otros escuchan música capaz de hacerles llorar. A pesar de que todos sabemos y es fácil de ver que el fútbol puede ser algo maravilloso, elegante y divertido la gente que quiere desprestigiar el fútbol con escaso talento y menor inteligencia recurren a aquello de que no es más que 22 señores en calzoncillos dándole patadas a un balón pero me temo que el partido de hoy en Tenerife les da la razón. Cualquier parecido de estos 90 minutos de estulticia colectiva con el fútbol en cualquiera de sus vertientes es mera coincidencia. El mejor análisis que se puede hacer del triste empate en las islas canarias es ese: 22 jugadores en calzoncillos dándole patadas a un balón.

Y no hay más. Analizar el esperpento que es este el Atlético de Madrid es tan aburrido como estéril. Tan humillante como desolador. Los dos únicos partidos ganados en la historia reciente del Atlético han sido cuando media plantilla estaba lesionada y el ideólogo de Quique estuvo forzado a jugar con un medio centro y dos delanteros (¡¡horror!!). A partir de ahí los sucesivos inventos del fútbol y de la profesión por parte del entrenador/periodista que se sienta hoy en el banquillo, ese apuesto muchacho que tan bien maneja la prensa y tan mal maneja al equipo, para lo único que han servido es para llevarnos a ese espeso y oscuro país de la desidia, la amenaza de descenso y la desfachatez que ya conocíamos. Llamar juego a lo que hace el Atleti es insultar a la palabra juego. Si juegas a defender debilitando lo único que tienes decente (o que tenías) que es la capacidad de hacer gol y a los cinco minutos ya ten han clavado un gol en contra en el enésimo error colectivo de la defensa es que eres malo, eres incoherente o eres gilipollas (elijan ustedes). Hoy Quique, supongo que debido al buen resultado que dio contra el Villarreal, ha vuelto a poner a Forlán de palomero, a Jurado en el ciberespacio y a los tarugos a manejar el equipo y así nos ha ido. Un miserable empate frente a un equipo más bien flojo que además debió ser derrota.

El partido se resume en cuatro fotografías:

1) Minuto dos y medio, balón al área desde una falta vertical para que Alfaro remate con el pie completamente sólo, ponga el balón a un metro de la portería y Nino remate a gol también completamente sólo con un compañero de su equipo palmeándole la espalda también completamente sólo. Recuerden que esos muchachitos que visten de rojiblanco no tienen otra cosas que hacer en la vida más que preparar este partido. Si lo piensan es todavía más doloroso.

2) La única vez que el Atleti llega con cierta velocidad al área contraria (llegar al área contraria con velocidad jugando con Cléber Santana ya debería puntuar) lo hace con una pared (no sé si con Forlán o con un jugador del Tenerife pero me inclino más por la segunda posibilidad) que deja a Jurado dentro del área con el balón para que éste cierre los ojos y tira a empotrar. Gol del Atleti (aunque podía haberse ido a la Gomera).

3) El enésimo intento del Tenerife por acercarse a la portería contraria con más ganas que talento hace que el pobre de Dominguez (lo van a matar en el lateral) de con la mano al balón dentro del área haciendo penalty. Paradón de Asejo que con su acción evita la derrota. Un Asenjo que ha parado unas cuantas en el día de hoy pero un Asenjo que la estupidez congénita del anormal de Pitarch al dejarlo en la posición que lo ha dejado se va a cargar.

4) Un pésimo, lento y bajo de forma Forlán encara la portería una y otra vez y una y otra vez el siguiente jugador más cercano (Jurado casi siempre) está 20 metros por detrás con lo que la jugada tiene que ser eso de “uno contra todos”. Gracias Quique por ese sistema tan valiente que tanto bien nos hace. Este taruguismo que inmuniza a los interiores, aisla al delantero, anula al mediapunta y retrata a nuestros mediocentros.

5) Sinama, uno de los fichajes más estúpidos de una década plagada de fichajes estúpidos, se equivoca por primera vez en la temporada y es capaz de bajar un balón con dignidad y dejárselo franco para quedarse delante del portero. Corría el minuto 90 y el francés tenía la oportunidad de tirar a puerta (lo más lógico) o dar el pase de la muerte a Forlán (lo más fácil) pero el penoso jugador francés decide en ese momento representar una perfecta alegoría del Club Atlético de Madrid con lo que ni tira a puerta ni se la pasa a Forlán, sino que en un cutre-chut portentoso el balón acaba en el único de allí que no se los esperaba, un defensa tinerfeño.

La amenaza de segunda es evidente. Lo es por actitud, lo es por juego, lo es por plantilla, lo es por dirección técnica y deportiva, lo es por compromiso, lo es por el ambiente y lo que es peor, lo es porque estamos a dos puntos de ello.

Desde su madriguera


At. Madrid 1 - Villarreal 2


El Atlético de Madrid dirime un partido de carácter terminal contra si mismo, esa es la única y verdadera realidad. Una cruenta batalla entre lo mucho o poco que una vez fue y su cuestionada necesidad de seguir existiendo. Una batalla desigual en la que uno de los bandos hace tiempo que ha prescindido de sus principales baluartes contra unos advenedizos que no tienen mucho que perder en la contienda. Una batalla que el Atlético de Madrid pierde día tras día. lo que ocurre hoy por hoy en el campo de juego es en la práctica mayoría de los casos irrelevante pero esa miserable irrelevancia se disfraza cada noche desde hace varios años de un esperpéntico y sonrojante traje que destroza el corazoncito de los pobres desgraciados que seguimos soñando con volver alguna vez a aquello que hoy no existe.

El Atleti ha vuelto a dar esta noche otra lección de desidia, mal juego, mala planificación, falta de carácter, falta de personalidad, falta de calidad, falta de compromiso y hasta falta de vergüenza torera. El partido empezó, como viene siendo habitual en los últimos lustros, con un equipo (el visitante) metido en el partido y centrado en ganarlo y otro equipo (el de casa) mirando al cielo, con hastío, indolencia y falta de concentración. Durante la primera media hora de partido un saneado Villarreal nos ha dado una lección de fútbol casi sin despeinarse. Un Villarreal que aun manteniendo ese buen gusto por el fútbol que una buena planificación provoca y con una plantilla equilibrada, bien plantada y bien entrenada probablemente ha sido la peor versión de Villarreal que hemos visto en los últimos años pero que ha sido suficiente para tener el balón, el dominio del partido, el juego, la tensión, las ocasiones, las faltas recibidas y las riendas de todo durante todo el partido. Solamente el buen hacer de Asenjo bajo los palos que detuvo varias acciones de Fuster y hasta un tiro de Capdevila hizo que el marcador del Atleti siguiese con el cero.

Al equipo de castellón le bastó estar en su sitio y presionar la salida del balón colchonero para desmantelar lo que quiera que Quique hubiese preparado para este partido y que nunca sabremos. Su apuesta por un extraño esquema con Maxi y Agüero por delante de Asunçao se perdió entre la abrumadora superioridad de los de amarillo y no valió más que para que el juego rojiblanco se basase en una serie continua de pelotazos a las nubes que recuerda tiempos pasados. Pero a partir de la media hora el Villarreal se desinfló, perdió intensidad y bajo el tono físico y dejó que un Atleti, que para entonces jugaba descaradamente como un equipo pequeñísimo acumulando efectivos en su área para correr contrataques de 100m, saliese de vez en cuando hacia la portería contraria en lugar de cada uno hacia un sitio como venían haciendo hasta ese momento. Así llegó el injusto gol colchonero tras un magistral pase de Reyes entre líneas que Simao empotraba en la red y así también acababa la primera parte (no sin antes ver como Maxi se tropezaba cuando estaba sólo frente al portero).

La segunda parte de la contienda fue un calco de la primera pero con otras consecuencias más justas. Para empezar la pájara inicial de siempre se pagó como se tienen que pagar estas cosas, es decir con un gol en contra. Un pase lateral desde la izquierda en la que el balón alcanza la estratosfera cae en el área ante la pasividad de Asenjo (cada día peor en las salidas) y de un Juanito que debió pensar que era mejor no molestar a Fuster en su salto. La igualada en el marcador ponía justicia a la gélida noche.

Los dos equipos siguieron igual, el atleti haciendo el ridículo cada vez con más estruendo y el Villarreal tratando de utilizar el balón en beneficio del juego pero sin demasiada brillantez tampoco. Las ocasiones se venían sucediendo por parte del Villarreal aunque para ser justos con mucha menos mordiente y peligro que en la primera parte mientras que el Atleti seguía empeñado en engrandecer la leyenda de desechos como Varela, Perea, Juanito, Jurado, Sinama, Maxi,...

Los cambios no aportaron nada nuevo al campo, especialmente la estupidez que supone darle la oportunidad de saltar al campo a ese chico llamado Sinama, más que perder en la batalla por una aparatosa caída al Reyes reformado que junto con Asunçao fue el mejor de los colchoneros (aunque tampoco es decir mucho).

Pero pasó lo que tenía que pasar y apelando a ese carácter y concentración que ha hecho famosos a los actuales jugadores del Atleti un pase de Escudero desde la izquierda el minuto 90 es rematado por llorente con alguna parte del cuerpo marcando un gol que valía los tres puntos.

En el primer partido de liga dije que este año había que pensar en no descender y hoy sigo pensando lo mismo. Las historias de princesas que cuenta Quique al respecto de sus cuentas para alcanzar la zona noble de la tabla están muy bien pero son increíbles. Me temo que esta vez nos toca mirar para atrás primero para ver los que vienen en la clasificación y después para descubrir al bueno de Miguel Angel Gil Marín como se descojona desde su madriguera.

Renuncio al premio



At. Madrid 0 - Oporto 2

Hace unos años, en una competición inglesa que no recuerdo, un jugador del Arsenal marcó un gol aprovechándose de que un contrario estaba en el suelo lesionado, sirviendo aquel gol para ganar el partido. El entrador del Arsenal dijo en rueda de prensa recién terminado el partido que renunciaba a aquella victoria y que le parecía indigno ganar un partido de esa manera. El Atlético de Madrid se ha clasificado esta noche para jugar ese sucedáneo de competición continental llamada “liga europea” pero yo como aficionado colchonero renuncio a ese premio que considero inmerecido y que debería ser para el Apoel de Nicosia, un equipo mucho más digno y competitivo que el nuestro, sobre todo por ser un premio al que hemos accedido de forma vergonzosa, lastimosa, paupérrima y humillante. Puede que esa cuadrilla de malos profesionales a los que se denomina comúnmente como jugadores, o sus entrenadores, o los sicarios que actúan en la dirección deportiva o los mafiosos que ostentan el poder estén acostumbrados a hacer el ridículo más espantoso a tenor de las caras, actitudes y declaraciones de este puñado de indeseables pero yo no me acostumbro y jamás me acostumbraré. Volver del Calderón en una noche gélida viendo lo que hoy he tenido que ver es verdaderamente doloroso y espero que todos estos culpables de hacerme sentir así puedan algún día sentir lo mismo en sus carnes por algo que verdaderamente quieran y que evidentemente en ningún caso puede ser el Atleti.

Esta noche se enfrentaban dos equipos con aspiraciones bien distintas: el Oporto, clasificado matemáticamente como segundo para la siguiente ronda de Champions, pasase lo que pasase, y el Atlético de Madrid que el único resultado que le valía para depender de si mismo era la victoria. En el minuto cuatro ya íbamos perdiendo 0-1 gracias al tradicional comienzo errático de los partidos en los que nos jugamos algo. El Atlético, un equipo muy deficiente salió con suficiencia y así le fue. Un balón colgado desde la izquierda acaba en un remate limpio, tan limpio como que estaba sólo, de Bruno Alves que inauguraba el marcador. Ese es el espíritu del Atleti. Diez minutos después un remate desde lejos del Oporto es rechazado al centro del área por Asenjo para que Falcao pelee con la defensa atlética en concentración y velocidad y por supuesto gane. Primer cuarto de hora y 0-2 en el marcador. A la mierda. Entre medias, eso si, pudimos ver la enésima estupidez del enésimo entrenador de pacotilla que se sienta en nuestro banquillo y que intenta volver a inventar el fútbol. En un alarde de entrador Quique decidió no sólo prescindir del esquema de equipo que las dos últimas jornadas había conseguido que el Atleti pareciese algo diferente a una verbena de tahúres y bailarinas sino que para hacerlo a lo grande quita del campo a los dos jugadores junto con Agüero más en forma de la plantilla: Jurado y Reyes. Resultado: exactamente el mismo esperpento de pseudo-equipo que hemos visto desde que comenzó la temporada 09/10. Un engendro plano, tosco, aspero, espeso, aburrido, desagradable, incapaz de atacar, incapaz de defender, alérgico al balón, alérgico a protestar, alérgico al carácter, sin personalidad, sin entrega, sin alma, sin calidad y sin futuro. Un desastre continuo que dio tantas facilidades como vergüenza que parecía tan acobardado como indiferente. Un desastre mayúsculo en el que todos se escondían pero aun así el balón les encontraba para dejarlos en evidencia.

El absoluto error que es este atleti lo representa a la perfección el partido que se ha marcado un tipo afortunado y que debe estar agradecido al Dios de la religión Pitarchiana como Cléber Santana. Un jugador que jamás debería haber llegado al fútbol profesional y mucho menos a Europa al no tener nivel suficiente para las principales ligas europeas y que por no tener no tiene nada de nada y lo único que da es pena. En circunstancias extremas como las que atraviesa el Atleti actual el tema de esquemas o planteamientos tácticos debería estar superado por la cruel contundencia de la realidad y la realidad es la plantilla que tenemos. Asumiendo que es prácticamente imposible alinear once jugadores que den la talla de primera división deberíamos empezar por alinear lo menos malo que tengamos y después, sólo después, intentar colocarlos como buenamente se pueda dentro del campo. Situar en el puñetero doble pivote a dos tarugos como Asunçao y Cléber (Asunçao y Raúl García o Camacho y Cléber o la combinación que prefieran) es renunciar al fútbol, al deporte, a la salud mental, a parecer serio, a intentar ser un equipo de fútbol y por tanto renunciar a ganar el partido por méritos propios. Está muy bien eso de justificar un suicidio de tal calibre aduciendo razones de apuntalamiento de la defensa y la contención pero es que hasta eso es mentira. Siempre lo ha sido. El Atleti da pena en cualquier de sus facetas pero especialmente en defensa (defensa de todo el equipo no sólo de la defensa) y especialmente con el puñetero doble pivote con el que siempre acaba pareciendo un ente mucho peor de lo que ya en realidad es.

Describir la pesadilla que ha ocurrido después de ese 0-2 es tan doloroso y aburrido que prefiero dejárselo a los profesionales que comen gracias a ello. Yo mañana me levantaré a las 6:30 para ganarme el pan en otro sitio y a lo mejor por eso a mi no me duele en prenda decir lo que veo. Es una pena que el periodismo ya no lo hagan los periodistas pero yo no tengo la culpa. Lean es los tabloides oficiales el tercer gol tras el enésimo error garrafal de Perea, los tres o cuatro más que nos podían haber caído y las tonterias que rodearan esas noticias.

Tampoco es que exista mucho más que describir salvo que algún masoca tenga un cierto y oscuro interés en recrearse en la colección de fallos, falta de coraje, falta de entrega, falta de calidad y falta de prácticamente todo lo que puede faltar que tiene nuestra plantilla. Por avatares de la vida hoy me he sentado al lado de dos rusos que estaban por Madrid y han venido a ver el partido. En el minuto 20 me preguntaban sorprendidos si no existía algún jugador que fuese capaz de tirar del equipo en el campo. “Parece que no les duele” me decían en un perfecto inglés. Ni yo mismo lo hubiese dicho mejor.

Pero las declaraciones de mañana ya las conocen: hay que seguir luchando, lo único que podemos hacer es trabajar, confío en mi plantilla o incluso eso de estamos vivos en las tres competiciones, sin matizar que competiciones son ni que significa estar vivo. Es todo tan patético que no quedan ganas ni de protestar. Los Beatles decidieron retirarse cuando estaban en lo más alto y nosotros deberíamos haber hecho lo mismo. Nos hubiésemos ahorrado muchas pesadillas.

Blanco y en botella

Cuando todavía no ha llegado la navidad y te ves con la amenaza del descenso, eliminado de la máxima competición europea, con un equipo desequilibrado, moralmente destrozado, un nuevo entrenador que no sabe que equipo sacar,... en fin, el desastre que es el Atleti 09/10, es difícil saber lo que esperar de un partido donde juegas contra el último clasificado a domicilio. El desánimo se ha hecho ya un compañero de cama y la falta de ilusión es tan patente que hace daño.

Aun así, no sé que tendrá esto del Atlético de Madrid que todavía sigue dando coletazos dentro del corazón y hace que un colchonero de la vieja guardia como yo recorra media Sierra de Gredos para encontrar un bar en el que ver a su equipo de alma. Hoy, para variar, mereció la pena.

Porque el Atleti ha hecho probablemente el mejor partido desde que comenzó la temporada y a aunque los agoreros saldrán diciendo que fue contra un Xerez que va en última posición y que dio muchas facilidades la realidad es que el Atleti no ha necesitado normalmente tener que jugar contra el último para dejar de hacer el ridículo ni creo que el Xerez diera facilidades distintas que otros equipos a los que nos hemos enfrentado recientemente.

Quique repitió el “arriesgado” esquema de jugar con un sólo mediocentro trotón y colocar a Jurado en la zona noble de la creación, es decir el mismo equipo que destrozó al Español con la salvedad de la frivolidad de ver al cuasi desahuciado Varela en la alineación, y con ello ganamos el segundo partido consecutivo dejando la puerta a cero. Blanco y en botella.

La primera media hora de juego fue probablemente la mejor media hora de la temporada. El equipo salió con una intensidad impropia de los últimos tiempos, cerrando los huecos, queriendo el balón por lo civil o lo criminal y con una verticalidad y dinamismo que debería ser la cuna en la que se mecen jugadores como Agüero, Simao, Reyes, Forlán o Jurado pero que no habíamos visto hasta ahora. A los quince minutos ya deberíamos haber ido con 0-2 en el marcador gracias primero a una gran Jugada del Kun que incomprensiblemente dio un penoso pase de la muerte a Forlán cuando los dos estaban solos delante de la portería. Pocos minutos después se repetía la historia y el escenario con los mismos protagonistas y la misma posición pero esta vez el Kun decidía tirar a puerta sin demasiado tino para regocijo del portero rival. El Atleti estaba incisivo, fuerte físicamente, concentrado y metido en un
partido que dominaba. El Xerez sólo podía frenar el empuje de los madrileños a base de patadas y rezos al santo patrón porque el primer gol parecía inminente. Podía haber llegado con una gran jugada por la izquierda con pase magistral de Simao al Kun que colgando al segundo palo el balón lo remató Reyes con habilidad impropia de lo que este chico a hecho con esa camiseta pero el portero volvió a lucirse para desbaratar la gran jugada. Era muy injusto que a esas alturas de partido, rondaba la media hora, el equipo colchonero o hubiese resuelto ya el partido pero afortunadamente el primer gol ya no se hizo esperar. Un soberbio pase de Reyes a la adelantada defensa
jerezana dejó al uruguayo Forlán con muchos metros por delante y de cara a la portería rival. El charrua se cruzó por delante del defensa, encaró al portero y puso con la zurda el balón en las mallas. 0-1. Uno de los grandes aciertos de Quique, sin duda, es el rendimiento que está sacando de un jugador caradura y desahuciado como Reyes. Generoso en lo físico, atento en lo táctico y coherente con su natural técnica el sevillano ha hecho una gran primera parte no sólo de compromiso con el equipo sino de jugar al fútbol que es para lo que le pagan.

La primera parte acababa con un equipo que bajaba ligeramente la violenta intensidad que había mostrado pero sin renunciar al balón ni al partido. El Xerez quiso estirarse algo a base de coraje y velocidad pero hoy lo tenían difícil.

La segunda parte fue algo más espesa pero siguió teniendo un buen tono general. El Xerez, un equipo bien colocado, bien entrenado, valiente al situar la defensa muy arriba y generoso el en esfuerzo pero muy
falto de calidad y de gol, se fue hacía arriba con más corazón que cabeza pero sólo un centro chut envenenado que se colaba por la escuadra nada más empezar el segundo tiempo, magistralmente solventado por Asenjo, hizo peligrar la puerta a cero colchonera en todo el partido. A base de faltas, empuje y garra se fueron haciendo dueños del balón y pudieron adelantar las líneas pero el atleti seguía bien plantado e incisivo y en todo momento parecía estar más cerca el segundo gol de los madrileños que otra cosa.

Y así fue. Un Asunçao que se se siente mucho más cómodo jugando de esta manera, sin tarugos al lado haciendo sombra y estorbando, cogió el balón y dio un excelente pase largo que Agüero bajo como sólo un crack mundial puede hacer, pinchando el balón y dejándolo sólo delante del portero para meter el segundo gol que resolvía el partido.

El resto es lo que los americanos llaman “los minutos de la basura”. Los cambios fueron básicamente para recuperar y hacer descansar a jugadores y apenas hubo más ocasiones de gol, especialmente por parte de los andaluces. Si acaso destacar un empuje final que dio con un remate a puerta que salvó de nuevo Asenjo de forma sobresaliente.

Es evidente que las buenas campañas o los éxitos se construyen cimentados en la tranquilidad y la estabilidad. seis goles a favor y ninguno en contra parece un buen principio para creer que este equipo puede dejar de ser el hazme reír de la liga y pasar a ser un equipo serio y complicado de ganar. Más allá de perdernos en mitad de la tabla aspirando in extremis a colarnos en algún sucedaneo de competición europea no creo que podamos ir con lo que hay y donde estamos pero cualquier cosa que nos aleje de los puestos de descenso será bienvenida por este que escribe. Los siguientes partidos son clave en este sentido.

Marketing Social

Uno empieza a estar cansado ya a estas alturas de los discursos vacuos del presidente “por accidente” del Atlético de Madrid, de las apariciones por sorpresa del máximo accionista para contar por enésima vez eso de que los niños vienen de Paris, las noticias franquicia de la prensa oficial que como una cadena de hamburguesas lo único que cambia es el regalo que acompaña al Big Mac pero también del democrático silencio cabizbajo de una afición que se reparte en una infructuosa guerra civil entre el hastío, la depresión o la renuncia y la asimilación, el falso optimismo o la refundación de la estupidez. La esperpéntica situación se extiende inamovible desde tiempos pretéritos tan lejanos que ya no recuerdo cuando empezó pero que has supuesto un espacio suficiente como para que en el camino al menos yo cambiase de parecer al respecto de la habilidad y el talento de los burócratas que conforman la inteligentzia alegal que tienen tomado el poder de este bendito club. Hace años pensaba que una retahíla tan contundente y evidente de errores, meteduras de pata y penosa gestión sólo podía responder a la falta de perspicacia y talento de los conductores de la nave pero hoy por hoy tengo una percepción bien distinta y un importante “respeto” por el maquiavélico talento de los mismo. Como decía mi abuela: “son tan listos que parecen tontos”. Eso sí, lo que no son es originales.

Ya los ostentosos (que no “ostentoreos”) y chovinistas métodos autoritarios y populistas de Jesús Gil, fundador de esa patraña que tiene como objetivo desangrar con frialdad y métodos contables la institución anteriormente conocida como Atlético de Madrid, fueron objeto en su día de referencias a los grandes actores dictatoriales de la Europa de entreguerras. A mí sin embargo se me hace mucho más patente y desagradable, por aquello de la cercanía y porque tiene mucha menos gracia, el uso que el discípulo heredero genético de la saga hace de los métodos de divulgación y la concienciación beligerante de las masas. Es tan evidente y vomitivo que duele.

Joseph Goebbels, ministro de la propaganda nazi, fue uno de los baluartes más importantes en el “éxito” de la idea nazi. Sus métodos de comunicación y difusión fueron pioneros en el uso retorcido de eso que estudiosos posteriores han denominado como marketing social, una herramienta que como todas las herramientas puede ser buena o mala en función del uso que se haga de ella pero que también puede ser entendida como un socorrido eufemismo de la ingeniería de la mentira. Los paralelismos entre los métodos del político alemán y el modesto mandamás colchonero son lo suficientemente parejos como para levantar suspicacias. Existen sesudos y extensos tratados que intentan analizar los motivos y acciones del estadista alemán para conseguir sus objetivos pero en nuestro caso se puede reducir a un puñado de ideas bien sencillas.

La idea y acción fundamental del método Goebbels consistía en tener un control férreo de radio, televisión, cine y literatura y esto es algo que nuestro veterinario en paro practica a la perfección. A base de connivencia cómplice con ese fútbol-circo del Madrid Vs. Barça en el que todo lo demás es un simple decorado, desde hace décadas la prensa oficial (porque “no hay” otra) vende el concepto de Atlético de Madrid que este señor quiere vender. Las radios y televisiones patrias practican el mismo ejercicio propagandista de equipo-decorado, simpático y sufrido, cuya labor fundamental dentro de la “liga de las estrellas” consiste en dar folklore y el punto de locura que tantas medias sonrisas ha despertado en nuestros entregados periodistas. ¿Qué sería una temporada sin las habituales desgracias del atleti? ¿A quién le interesa que los colchoneros o cualquier otro equipo ocupen posiciones en la rueda de la fortuna que no van a dar tanto dinero como sus vecinos del norte de la ciudad? El periodismo oficial se recrea mejor en la burla y el frikismo inherente al colchonerismo entendiendo sin crítica que las cosas son así porque así tienen que ser.

El cine es también otra faceta fundamental de propaganda y basándose en un derroche de talento desbordante (y lo digo sin ironía) se consigue transmitir con gracia y sentimiento la misma idea que debe de flotar en todos los protagonistas de la comedia: los atléticos son sufridos, perdedores, contrariados, cabezotas, segundones… pero contentos y orgullosos de tener ese “algo más” que nunca nadie explica de qué se trata. Pequeñas películas en forma de anuncio televisivo que en teoría tienen la intención de conseguir abonados pero cuyo objetivo es en realidad otro. ¿Qué sentido puede tener hacer un anuncio para captar abonados si ya tienes el máximo de abonados permitido? Por no hablar de la literatura. Basta hacer una búsqueda en Google para encontrar infinitos artículos, estudios, comentarios, columnas, crónicas de historia y lo que se quiera sobre el Atlético de Madrid, en muchos casos de una calidad excelente, muy por encima de las versiones oficiales de los mismos escritos pero no verán ninguno de ellos en la web oficial, ni en las webs afines al club ni en ese bochornoso cuadernillo que se reparte en el estadio, que más parece una hoja parroquial para vender el paraíso celta que una publicación seria. A raíz del centenario atlético salieron también multitud de de libros que hablaban sobre la leyenda colchonera pero misteriosamente sólo unos pocos fueron los que llegaron al VIP o a CRISOL o a la FNAC y sólo esos pocos estaban “bendecidos” por el club. Casualmente esos mismos libros eran en su mayoría fríos tratados que pasaban de puntillas por los momentos más delicados del club cuando no practicaban delicados onanismos de primer nivel al poder vigente. Esa es la idea que llega a la masa. Esa es la idea que sale desde las oficinas. Esos son los caminos por los que transcurre. No creo que existan muchos trabajos sobre el Atlético de Madrid tan extensos y bien documentados como la tesis de Fernando Sánchez Postigo pero pregúntenle a él dónde está ese excelente trabajo.

Otro de los recursos del Marketing social es el de ensalzar los sentimientos de orgullo, provocar el odio por el otro e incluso mentir con tal de mantener la realidad virtual que se ha creado, algo que esta gerencia practica continuamente (y también lo hacia su padre), con el discurso "antimadridista" (lícito pero que muchas veces enmascara otras cosas) o lo de la “gran familia atlética” y cuyo último ejemplo es eso de apelar a la ley de las Sociedades Anónimas que ahora atenta contra nosotros, la orgullosa comunidad atlética, sin reparar en que fueron precisamente ellos los que la impulsaron. Otros recursos que se han asimilado son los de impedir que llegue a la gente información del exterior y para ello por supuesto nada de pancartas dentro del estadio, las manifestaciones siempre lejos de las cámaras, abonados non-gratos a los que se les retira el abono, organizaciones “alternativas” que no pueden usar símbolos históricos, entradas sólo para algunos… También es importante manejar los tiempos de las comunicaciones oficiales para manejar la incertidumbre y la ansiedad (oscurantismo respecto a Torres, al estadio, a la ciudad deportiva, a la deuda,..). Los nazis acusaron del incendio del Reichstag (que les permitió acabar con la democracia en Alemania) a los comunistas cuando habían sido ellos mismos los culpables y el clan Gil acusa a la afición del Atleti, apuntando a cualquier atisbo de oposición, de no “salvar” a la entidad cuando era necesario sin especificar quien fue el que provocó aquella noche loca de abales virtuales in extremis.

Como decía Darwin, “la historia se repite. Ese es uno de los errores de la historia”.