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¡Un abrazo!

Maldita suerte, bendita suerte

Seguir la trayectoria de un equipo a través exclusivamente de los resultados que este consigue es como mínimo engañoso y no debería servir a nadie para sacar conclusiones sobre el juego, el espíritu o la calidad de un equipo. Que exista mucha gente que lo hace (intuyo que incluso algún que otro periodista profesional) no debería tampoco servir para justificar una acción tan reprobable. El Atleti contemporáneo ha empatado y ganado un gran número de partidos no sólo sin merecerlo sino planteando en el camino un estilo de vida en el terreno de juego que no es digno de ningún equipo de primera división y mucho menos del Atlético de Madrid. Un estilo que por cierto no lleva a ningún sitio. Hoy no es uno de esos días. Hoy el Atleti ha empatado un partido en Málaga haciendo justo todo lo contrario y por tanto sin merecerlo.

Y es que el equipo parecía no ser el mismo de los últimos meses cuando ha empezado el partido. Los once han salido bastante enchufados, con dinámica de grupo, presionando, siendo protagonista y, ¡oh señor!, queriendo tener el balón. No sé si este fenómeno se debía a una acción desesperada desde el banquillo, a algún tipo de alergia como consecuencia del desayuno de esta mañana o el resultado del efecto de la posición de los planetas en el entorno de la vía Láctea pero gracias has sido así y gracias a ello en 10 minutos hemos vistos dos ocasiones de gol clarísimas (Agüero nada más empezar y un contrataque de Simao a Sinama que saca el portero malagueño) mientras no parecía existir el equipo rival.

El problema de adoptar una actitud tan poco utilizada anteriormente es precisamente el “efecto coma” que sufren los pacientes que pasan demasiado tiempo sin moverse en una cama. Al despertar tienen sus facultades activas pero la falta de costumbre hace que los movimientos sean lentos y torpes y que todo el sistema esté resentido. Así Asunçao y Raúl García intentaban buscar el balón y repartirlo pero eso es algo que no saben hacer y menos cuando no están acostumbrados a hacerlo. Cualquiera de los dos sería un genial escudero para alguien que supiese jugar el balón desde el centro pero eso es algo que no parece entrar en el esquema de nuestra secretaría técnica ni deportiva. Forlán trataba de venir al centro del campo para hacer esa labor pero por mucho empeño que le ponga y por mucho que su entrenador insista en ello, Forlán no se ha hecho famoso por ser centrocampista. Pero aun así, sin brillantez, el equipo controlaba el partido con claridad y sencillez y el Málaga no encontraba su sitio y sólo se limpiaba el peligro a base de esos pelotazos a los que paradójicamente nuestro equipo está desgraciadamente acostumbrado.

Pero mediada la primera parte llega la suerte, maldita suerte. Un jugador Malagueño tira un disparo lejano que aparentemente no va a ningún sitio pero el balón toca la espalda de Perea y desvía la trayectoria ante la triste mirada de Leo Franco y para regocijo del respetable. Un injusto 1-0 aparece en le marcador segundos después. El gol sin embargo no provoca el decaimiento entre los madrileños que aunque algo aturdidos por el gol en contra siguen intentando mantener el partido en los mismos parámetros, pero es muy difícil en 7 días cambiar la forma de “jugar” que llevas más de dos años ejecutando y al equipo se le ve espeso. Perea pierde los nervios y hace una brutal entrada que le cuesta la tarjeta amarilla mientras un Kun aparentemente motivado y con ganas no termina de encontrar su musa y tener acierto.

Según pasan los minutos la llama se apaga los pelotazos aparecen y el partido parece entrar en un terreno aséptico que no augura nada bueno. Los mediocentros empiezan a esconderse, los laterales vuelven a mandar balones rifados a campo contrario y el ritmo se para. Pero aparece de nuevo la suerte, bendita suerte. Una falta desde el lateral derecho es sacada magistralmente por Antonio López consiguiendo una salida en falso del portero, un rechace de Heitinga y un gol en las postrimerías del descanso. Alguien debería analizar (o no) porque los goles del atleti llegan todos igual en los últimos partidos.

Tenía verdadera curiosidad por ver como saldría este equipo después de hablar con esa enfermedad personificada en entrenador mejicano que sigue siendo el inquilino del banquillo rojiblanco pero lo cierto es que el equipo salió en la segunda parte igual que lo hizo en la primera, a ganar el partido y hacerlo de la forma se supone más lógica en esto del fútbol que es teniendo el control del partido y del balón. Sinama que había salido de titular dejó su sitio a Maxi lo cual parecía también un cambio lógico a tenor del flojo papel del francés en la primera parte (jugando fuera de su sitio, claro). La segunda parte sin embargo se fue convirtiendo poco a poco en un partido mucho más feo y mediocre donde el patadón y los errores aparecieron con algo más frecuencia.

El Málaga aparece reservón refugiado en su propia área y aunque llega de vez en cuando a las inmediaciones del área colchonera las ocasiones mejores son de los rojiblancos como un remate a las nubes de Maxi después de una gran jugada de Forlán por la izquierda. El atleti intenta meter tensión y presiona la salida de balón malagueña desde el principio pero lo hace de forma imprecisa y deslavazada volviendo a dar esa sensación de falta de tono táctico que ha acompañado todo el partido. La actitud del equipo era irreprochable pero el juego se apagaba poco a poco dejando en el camino jugadas puntuales pero francas de los malagueños como la que se solventó con un paradón de Leo Franco tras saque de falta envenenado. Debíamos rondar el minuto 15.

Fue a mitad de segunda parte sin embargo cuando fuimos conscientes que el partido de hoy no era para el Atleti. Jugada de Forlán y Maxi en la frontal del área y un balón que queda franco a Simao delante del portero pero que desgraciadamente el Malaga saca de la línea de gol con el portero ya batido. No volvimos a tener una ocasión igual, ocasión que si tuvo el Málaga algunos minutos después y que Leo Franco sacó con los pies y con muy buena colocación. Maldita suerte, bendita suerte. Entre medias de esas dos ocasiones de gol apareció en el campo Maniche por Asunçao algo que personalmente si considero un cambio ofensivo y nos las estupideces a las que estábamos acostumbrados en los últimos partidos. El equipo tuvo más dinamismo y alegría pero siguió sin jugar bien y tampoco sirvió para nada concreto. En los últimos minutos incluso el Malaga pareció estirarse algo llegando con peligro virtual a la portería del señor Franco aunque la última jugada de peligro fue para los colchoneros. Una falta en la frontal a Maxi que saca Simao y remata Ufjalusi haciendo que Gotilla, portero del Malaga, haga la parada de su vida salvando al equipo de la derrota. Fin del partido.

El atlético de Madrid no ha jugado bien en el día de hoy pero la actitud de sus jugadores ha sido irreprochable, el discurso acertado, la actitud decente y profesional y sin duda ha merecido ganar el partido lo cual es algo que desgraciadamente no podemos decir durante los últimos encuentros de las últimas temporadas. Si hubiese sido de otra forma en tantos y tantos partidos probablemente estuviésemos hablando y soñando en otros términos pero eso es hablar de leyendas y películas. Leía esta semana al cantante de los Sex Pistols decir que si un mástil no cede con el viento acaba rompiéndose. ¿Estará Aguirre cediendo? Podría ser pero me temo que el mástil esta roto desde hace tiempo. Un poco tarde.