Muchas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí durante todos estos años.

Puedes encontrarme en www.enniosotanaz.com o enniosotanaz@hotmail.com

¡Un abrazo!

Esperando el día

“las voces me dicen que es una pérdida de tiempo cuando vas a escoger esperando y sin nada que perder”

El fútbol, gracias a Dios, no es ni mucho menos una ciencia exacta. A pesar de los millones de cabezas que intentamos analizar cada día este complicado mundo, el número de factores que influyen es tan elevado que lo que acaba ocurriendo en el césped es completamente imprevisible y ahí probablemente radique la gracia de este juego que nos vuelve locos. Otras veces sin embargo, las menos, lo que ocurre en el campo es tan predecible y esperado que no podemos imaginar que se de de otra forma. La noche de hoy en el Calderón es un claro ejemplo de este segundo grupo.

El Atlético de Madrid, desde que se sienta el mismo entrenador mexicano en su banquillo año tras año, no es un equipo de fútbol en el sentido de colectivo anónimo complementado, que aprovecha sus sinergías, que representa una idea y cuyo conjunto vale más que la suma de individualidades. El atleti ni juega, ni representa ninguna idea ni parece en definitiva un equipo de fútbol. El Atlético de Madrid es simplemente una heterodoxa colección de jugadores, algunos de ellos con un talento superlativo, que intenta ganar los partidos con una mezcla de talento natural y las técnicas más básicas y rupestres de este bendito deporte. Si ese grupo de jugadores estrella están acertados el “equipo” da miedo pero si el mismo grupo no está acertado, o simplemente no están, el “equipo” da pena.

Planificar una plantilla de fútbol profesional significa, en pocas palabras, conseguir reunir un grupo de nombres con dos jugadores por posición (al menos) que ofrezcan las mínimas garantías para jugar en primera división. Eso se puede hacer con dinero, como hacen los equipos millonarios, o se puede hacer con talento, como hacen los equipos bien dirigidos. Aunque parezca mentira también se puede no hacer o hacer mal y seguir viviendo de esta socorrida profesión de director deportivo o secretario técnico. El Atlético de Madrid es un buen ejemplo de esto último. No es que no tenga dos jugadores de garantías por puesto, es que hay puestos para los que no tenemos ni un sólo jugador de garantías. Si eso no es suficiente piensen que el equipo tiene una dependencia dramática de un jugador que hace dos meses era transferible. Difícil hacerlo peor. Si se juntan el mismo día a la misma hora y en el mismo sitio varias lesiones en una plantilla mal hecha y descompensada, una colección de jugadores mal entrenados, un rival con un equipo potente y bien confeccionado pero cobarde y áspero por la negligencia de su entrenador a la par que antipático gracias a los complejos de inferioridad de su presidente, un árbitro con ganas de salir en el telediario y un gol en contra, el resultado es el soporífero partido que hemos visto hoy.

“Tengo que pensar que cada día va a ser el último día en el que tenga que esperar para que llegue ese día”

El Atleti salió con Banega en el once titular y a pesar de seguir fuera de punto, de los errores y de que es muy lento para jugar en este equipo lo cierto es que era la única referencia en el campo capaz de crear fútbol. El partido comenzó con una espesa tela de araña tejida en el centro del campo por el Sevilla (con hasta cinco centrocampistas y Kanoute en el banquillo) y un espeso, lento y estático atleti que intentaba tener un balón que no tenía. Así podíamos haber seguido hasta el final del partido, con el cero en el marcador que tan feliz pone a los “entrenadores” de ambos equipos, pero en una de esas medio faltas en las que los jugadores del Sevilla (creo que Navas esta vez) se tiraban al suelo entre aspavientos y método Stanislavsky se acababa el partido. La falta, magistralmente sacada, contó con la desinteresada colaboración de nuestro adulto portero. El balón rodeó una barrera de jugadores colocada de forma bastante original, besando poco después las mallas pero muchos segundos antes de que nuestro portero tocara el suelo. Supongo que al ser de otra generación este hombre va a otro ritmo. Sería injusto juzgar a Coupet por el partido de hoy pero lo cierto es que todavía no he podido ver la razón de este fichaje ni de que juegue de titular los fines de semana.

“Vi que te estabas haciendo viejo, vi que te estabas asustando. Saqué mis brazos para ti pero a nadie le importó.”


A partir de ahí la máxima expresión del anti-fútbol se dio la mano con la desesperación del que quiere pero ni sabe ni puede. El Sevilla se dedicó a acumular hombres en su campo, olvidarse del balón, romper el ritmo, dar patadas e interpretar la Casa de Bernarda Alba, es decir la fotografía típica del peor Sevilla que recordamos por estos lares (nada que ver con el equipazo que entrenaba Juan de Ramos que ganaba jugando al fútbol). El Atlético se dedicó a demostrar todas sus carencias con el balón, su lentitud en la transición, su espesura en el juego, su escasez de recursos como equipo, lo poco que está trabajado y su dramática dependencia de los ataques de genio de sus figuras. Ver como la referencia en el juego colchonero, una y otra vez, era Perea seguro que ha provocado más de una lágrima en los atléticos de corazón. Sinceramente, el resto de partido no merece mayor comentario. En un mundo justo deberían haber perdido los dos equipos, uno por actitud y el otro por juego.

Pero detalles significativos los hubo. Nadie entiende, salvo Aguirre y su intelecto, como un jugador como Maxi sigue siendo titular en este equipo. Quedó también claro que el trabajo a balón parado de este equipo es nulo. Nuestro entrenador se encomienda a lo bien que toca el balón Simao y eso le vale para ganarse la siesta pero claro, cuando Simao no está, las faltas y corners pasan a ser momentos inútiles y de estupor ya que generalmente constituyen una buena jugada de contrataque para el equipo contrario. Banegas estaría cansado y caliente probablemente pero era el único en el campo con la intención de dar un pase hacia adelante y con sentido. Además Luis García, un jugador emergente las última semanas, estaba haciendo uno de sus peores partidos como profesional. Blanco y en botella pero los entrenadores deben beber otra cosa blanca y en botella que no es leche. Con ese genial cambio de nuestro vanguardista entrenador consiguió dos cosas: una que el espesísimo juego de nuestro equipo fuese a partir de ese momento todavía más espeso. Dos que Luis García se convirtiese en el nuevo enemigo del Calderón.

El futuro era incierto hace unas horas pero ahora es ciertamente descorazonador. No es perder un partido, es la sensación que queda. Con una lista de lesionados que crece por momentos, una plantilla coja y tuerta, un banquillo sin confianza y un entrenador sin ideas las expectativas no pueden ser buenas. La salida de nuestro particular via crucis en Octubre dirá mucho de lo que este grupo de jugadores y el que dice dirigirlos pueden hacer. Veremos si queda algo a lo que agarrarse en Noviembre

“No quieren dejarte salir... nunca debería haber chillado”



Waiting for the day (Clark/Priest/Miller)
Dodgy - “Homeground” (A&M/1994)

Sigue la luz

“Nadie sabe realmente donde tiene que ir. Escondidos detrás de un muro con miedo de perderlo todo”

Dicen que el músculo más importante de un tenista es precisamente el cerebro. Se han dado casos de verdaderos atletas y portentos físicos de la raqueta que se diluían como tinta china cuando tenían que afrontar el reto de superarse a si mismos o lo que es peor, cuando tenían que ganar. El momento en el que un tenista ha hecho un gran partido y está a tan sólo un punto de ganar el partido es un momento crítico en la carrera profesional de estos deportistas. Hay muchos que no superan esa fase de terror cerebral que se sufre al saberse tan cerca de la victoria en el Match Point. Entonces llega la angustia y el miedo y el que era un gigante se transforma en lombriz. Un rasgo tan aparentemente simple es lo que realmente define a los campeones: la cabeza, la mentalidad, el cerebro.

El Atlético de Madrid ayer se quedo paralizado en el momento del Match Point. Veníamos de disfrutar de las mieles de los equipos grandes. Las quinielas periodísticas nos colocaban otra vez después de tantos años entre los equipos aspirantes y nuestros jugadores de repente son pretendidos por medio mundo. Estamos en la cumbre pero el equipo sale a jugar a Getafe con la versión mediocre que tan bien conocemos los que seguimos al equipo (y no hablo precisamente de los periodistas). A pesar del pasado reciente, el presente esperanzador y la plantilla actual decidimos (¿o debería decir que decide nuestro entrenador?) volver a la vulgaridad de la especulación y al recurso del que no tiene nada que ofrecer. ¿Miedo a ganar?. ¿Miedo a perder? Con lo fácil que sería seguir simplemente la luz.

“Pero esta bien, simplemente sigue la luz y no tengas miedo de la oscuridad”

Y es que el equipo salió bien plantado, ordenado y serio. Sólo le faltaba la velocidad y sobre todo el balón para parecerse al equipo que nos había enamorado pocos días antes pero claro, el balón es un elemento importante en este juego. Aguirre ha demostrado con creces su enfermiza alergia al esférico que da nombre a este deporte pero seguramente tuvo que ver bastante más la inoportuna lesión de Maniche. Esa fortuita jugada resume los grandes errores del tandem Pitarch/Aguirre de este verano. Este equipo tiene una dependencia brutal del portugués. Es el único jugador de la plantilla capaz de dotar al equipo de algo parecido a la creatividad. La posterior salida de Raúl García demostró que este chico se hará un nombre en esto del fútbol jugando con otra misión en el campo. La diferencia es tan abismal en cuanto a capacidad de creación que duele. Es decir, el único jugador de centro campo capaz de pasarla hacia adelante o a los lados con criterio es precisamente el primero que este verano tenía la vitola de trasferible. Bien por la secretaría técnica. Ever Banega permitanme decir que de momento es una incógnita. Pero es que además la lesión viene producida por un golpe a destiempo e inoportuno de ese señor griego que juega de lateral derecho. No he visto en mi vida un tipo con mejores facultades para el fútbol y menor cabeza para desarrollarlo. La cantidad de cosas raras que hace este jugador por partido es digno de estudio para una tesis. Pero es que la otra banda no está precisamente mejor. Pernía es un jugador en claro declive, que juega pasado de revoluciones, desatado y que confunde las ganas con la violencia. Prácticamente todas las entradas que hace son falta y prácticamente todos los goles que nos hacen a balón parado son por su culpa. No tenemos laterales ni centrocampistas de creación pero García Pitarch supongo que estará disfrutando de sus viajes de placer.

“Pero nadie quiere saber porque a nadie tan siquiera le importa”

Tras la lesión de Maniche el partido entró en una especie de espesura dinámica que dejaba al Getafe lejos de nuestra portería y a nosotros lejos de la suya. Tras un pase de Ufjalusi de muchos metros vino un control magistral de Sinama que acabó en gol. ¿Una casualidad?.  ¿La gota en el desierto?. ¿La delantera letal que tenemos?. Lo que quieran pero a partir de ahí la espesura de los últimos dos años. Pérdidas absurdas de tiempo (lo de Leo Franco es hasta denunciable), ruptura del rimo, lentitud, dejar pasar los minutos... La única diferencia era que esta vez la línea de presión estaba más arriba que de costumbre y nuestra defensa vivía algo más lejos de nuestra área lo que evitaba ocasiones de gol del rival. Algo es algo al menos. Eso si, no deja de ser un planteamiento tremendamente mediocre para un equipo que dice ser grande, aunque lo cierto es que es el planteamiento que suele venir desde el banquillo año tras año.

Y claro, con esa actitud no es de extrañar que en una falta lateral llegase el empate. El Getafe no merecía mucho más pero nosotros tampoco. Por cierto, desgraciadamente el equipo azulón no tiene nada que ver con esa escuadra envidiable y valiente que demostraba el año pasado (y el anterior y el anterior) que al fútbol se juega con el balón y con ganas de ganar. Este es (o al menos lo fue ayer) otro equipo temeroso y ramplón que juega o intenta jugar a eso que algunos indocumentados llaman “el otro fútbol”. Aun así fue el claro dominador del juego y del partido prácticamente siempre lo que resulta bastante significativo.

Pero tuvimos un golpe de suerte y en una de las pocas jugadas trenzadas que hicimos (sino la única) apareció de nuevo Sinama en un pase de la muerte para provocar que el Getafe se marcara en propia puerta. A partir de ahí un poquito más de especulación, un poquito de achique y fin de partido.

La suerte fue propicia ayer pero no siempre tiene que ser así y de hecho no lo será. Si la apuesta del equipo en los momentos en los que puede despegar es la de perder tiempo y disfrazarse de especulador cobarde volveremos irremisiblemente al discurso vejatorio de “esa no es nuestra liga”. Los equipos grandes lo son siempre. Los equipos grandes tienen que exponer más que los otros porque para eso son grandes. Los equipos grandes siguen su propia luz sin importarles quien está haciendo sombra.

“Pero esta bien, simplemente sigue la luz y no tengas miedo de la oscuridad

Follow the light (Healy)
Travis - The invisible Band (2001/Sony)

Filosofía

“Ve hacia adelante, tú puedes. Ríete lo que quieras. Yo tengo mi filosofía que mantiene mis pies en la tierra y confío en ella (...) me mantiene andando cuando estoy cayendo”

Yo creo que los atléticos, los de verdad, nunca entendimos ese reclamo publicitario del “¿por qué somos del atleti?” que tanta gracia hizo. El anunció llegó en un momento malo y concreto de nuestra historia pero tanto en ese momento como en cualquier otro los colchoneros tuvimos y tenemos claro que los somos, podamos explicarlo o no. Sobre todo molestaba, a mi al menos me molestaba, que los otros, los que no son aficionados a este equipo, se quedasen con la etapa más negra de un club centenario para definir nuestra filosofía. Una filosofía perdedora y conformista que además no era la nuestra. Creo que ese anuncio y otros parecidos nos ha hecho, sin quererlo, mucho daño en el sentido de darnos una imagen de perdedores y de pobrecitos que no nos pertenece. Alguien necesitaría recordar que el dañino mote de pupas apareció después de perder la copa de Europa y no tras una campaña vergonzosa peleando por descender o en mitad de tabla. ¿Cuantos equipos de este país pueden decir que han perdido una copa de Europa? El atleti nunca ha sido un equipo perdedor y eso es algo que todos, dentro y fuera, deberían tener claro aunque no parece que sea así. ¿Volveremos a nuestra verdadera filosofía? Quiero creer que si pero tenemos que ser nosotros los primeros que lo tengamos claro.

Pero desde luego será mucho más fácil con noches como las de hoy donde todo es perfecto y nos acostaremos felices. Seguro que algún purista es capaz de encontrar un borrón o algún error en algún sitio del partido de esta noche pero seguro que son aspectos menores. El concepto es lo que cuenta y el concepto del atleti esta noche es el concepto que todos queremos. Al final es todo una cuestión de filosofía.

“Sé que hay maldad y se que hay bondad y lo que hay entremedias. Nunca lo entendí”

La noche se presentaba propicia para que el equipo nos volviese a llevar a esa agradable sensación que todos teníamos cuando terminó la primera jornada de liga. Veníamos de ver el mejor partido de nuestro equipo en mucho tiempo y además de haberlo visto en el mejor de los escaparates posibles, la Champions League. El rival, aunque siempre incomodo, tampoco parecía el más propicio para aguar la fiesta. Pero, ¿cuantas veces esos preliminares cargados de euforia y de similares características han significado fracasos rotundos? Pues hoy no ha sido así y es que algo debe estar cambiando a la rivera del Manzanares.
El equipo no salió en tromba como suele hacer en su propio estadio pero a cambió lo hizo serio y contundente. Sin esa aceleración que tantos goles tempraneros nos ha dado pero con un ritmo alto y controlando el balón y el juego. Si me dan a elegir prefiero lo segundo sin ninguna duda. Si marcas tú un ritmo que controlas y dominas el balón dominas también el partido. Así se desarrolló toda la primera parte, con un atleti bien plantado, contundente en defensa, activo en el centro del campo y letal en el ataque. El gol llegó a balón parado (definitivamente algo está cambiando) pero podría haber llegado de cualquier forma. El atleti era superior en todos los frentes y lo hacía notar. Ufjalusi no dejaba a nadie pasar por allí, Raúl García permitía a Maniche disfrutar de esa especie de segunda juventud que está viviendo, Simao seguía demostrándonos lo acertado que fue el año pasado su fichaje, Sinama seguía reivindicándose como un jugador muy interesante y el Kun, siempre el Kun se dedicaba a meter goles. Es increíble la cantidad de goles que puede meter un jugador de sus estatura pero estamos hablando de un jugador sobrenatural. También hay que decir que la defensa del Recreativo en el gol no tenía nada que envidiar a la peor versión de nuestra peor defensa defendiendo una jugada de este tipo el año pasado.

Pero insisto, lo interesante del partido del hoy no son los goles sino la actitud, el concepto, la filosofía. El equipo tras el gol no dudó un sólo segundo en seguir manteniendo las mismas premisas que tenía segundos antes del gol. Seguimos presionando, seguimos teniendo el balón y seguimos jugando en campo contrario. Pido a Dios que algo así no sea casualidad y que esta sea la nueva idea a la que se agarra el equipo a partir de hoy. Pregunten al Recreativo, que ha tenido la mala suerte de sufrir esta catarsis en sus carnes, lo que puede hacer nuestro equipo dominando el partido los noventa minutos.

“Os empuje porque os quiero, chicos. No me di cuenta de que estabais disfrutando. Os arrastré escaleras arriba y os dije que volarais”

El resto de la primera parte fue un monólogo colchonero. Sin tener que arriesgar nada y manejando el juego lejos de su portería se sucedieron las ocasiones hasta la extenuación. El marcador al descanso era injusto pero también era una anécdota. Sabíamos que era difícil sufrir sobresaltos jugando así y nos dispusimos a vivir una de las noches más tranquilas que yo recuerdo en el Calderón.

El inicio de la segunda parte encontró al equipo algo dormido y espeso pero no duró demasiado. Lo justo para que los colchoneros se revolviesen y pegaran un par de latigazos en el área rival. En uno de ellos Maniche encontró un rebote al borde del área y lo que hace un año se hubiese marchado cerca de la Catedral de la Almudena hoy ha terminado entre las redes de la portería contraria. 2-0, fin del partido. Tiempo de dar descanso a nuestras estrellas intentando no desequilibrar el equipo cosa que Aguirre hizo e hizo bien. Al Cesar lo que es del Cesar.

“Puede que te tomes esto como un regalo (...) y olvides el discurso que mueve la piedra.”


Desde ahí hasta el final más ocasiones, tranquilidad y pasajes de buen fútbol. Vimos a un acertado Sinama en el remate, un Luis García repartiendo gotas del infinito talento que alberga en su interior (el pase del cuarto tanto es espectacular) y un Miguel de las Cuevas haciendo cosas que invitan a pensar que puede terminar siendo un jugador que sume al equipo.

El atleti no ha recibido un sólo gol en su estadio desde que ha empezado la liga y cuenta sus partidos en el Calderón por lotes de cuatro goles. Es pronto y los números no dicen nada pero si deberíamos pensar en agarrarnos a esta sensación de equipo temido y poderoso. Tenemos que empezar a creer que somos capaces de este tipo de cosas, aquí y en Eindhoven, y tenemos que empezar a ser valientes y no tener miedo a ganar. Tenemos que recuperar nuestra filosofía valiente y descarada porque esa es la que ha hecho a este equipo grande y porque por eso somos del atleti.


Philosophy (Ben Folds)
Ben Folds Five (Ben Folds Five - Passenger/1995)

Vamos chicos (PSV Eindhoven - At. Madrid)

“Vamos chicos no os dejéis caer(...). Una cara bonita no significa nada si parece lo mismo que la multitud”

Hay gente que busca en la vida un posición centrada en todo. No expone mucho y de esa manera es difícil llevarse una gran decepción. Algo sano y seguro pero terriblemente aburrido porque es evidente también lo difícil que es llevarse una enorme alegría con una actitud tan poco desafiante. Evidentemente no hablo de mi. Yo soy aficionado al Atlético de Madrid y el atleti, mi atleti, no sabe (o no sabía) de posturas centradas. Paradójicamente, es esa precisamente una de las cosas que más me gusta de mi equipo. Ser del atlético es exponerse cada segundo de tu vida. Es tener que explicar convencido lo aparentemente inexplicable pero hacerlo subido desnudo al encerado público al que se suben los que se salen de la versión oficial. Es tener que hacerlo además ante la inmensa masa que se esconde en el poder de la mediocridad. Respeto cualquier opción elegida en libertad pero dudo que toda esa gente se sienta alguna vez como me siento yo esta noche.

Y es que el Atlético es así y no como nos quiere vender la prensa del movimiento. El atleti podrá tener la cruz de tener que vivir a la venenosa sombra del equipo más poderoso y favorecido del mundo por ser su vecino o con el San Benito de la final de Copa de Europa perdida (repito, final de Copa de Europa y no el trofeo de la “Villa de Cinchilla”), pero no es el equipo mediocre, triste y acobardado que nos quieren vender los ideólogos de las portadas de prensa rosa o los tipos de las ondas que confunden periodismo con “colegueo” y fútbol con Real Madrid.

“Trabajar todo el día no significa nada con el sol siempre fuera de vuestra ventana (...). Que les jodan a los que dicen que la vida es sólo eso antes de la muerte”

El atleti ha dado un puñetazo en la mesa de la Champions League cuando se cumplen 11 años desde que unos dirigentes corruptos y una justicia vendida y farsante no echaron de la partida. Lo ha hecho como lo hacen los equipos de fútbol grandes que es ganando cuando hay que hacerlo y hacerlo con personalidad y dando miedo. El Atleti sigue teniendo un entrenador malo y un director deportivo de chiste pero gracias a Dios también tiene lo que ya tenía la temporada pasada, un grupo de jugadores de un nivel que no se corresponde con el discurso oficial del club. Un grupo de jugadores escaso pero al menos suficiente para formar un once digno y tan peligroso que el día que jueguen como un equipo lo serán todavía más. Desgraciadamente la impericia de algunos hace que la plantilla esté descompensada y mal confeccionada pero hoy no es el día para hablar de eso. Hoy hay que disfrutar, reír, agarrarse al prefabricado discurso del tal Obama y soñar con que efectivamente si, podemos.

El equipo esta noche ha salido como debería salir todas las noches. Sé que eso es algo difícil mantener jugando cada tres días pero es a lo que tendríamos que tender al menos. Tengo la ligera sospecha de que muchos de esos “bajones” no tienen que ver con la mala suerte o la casualidad y eso me duele mucho. Agüero marró una ocasión nada más empezar que todos pensamos que recordaríamos el resto de nuestras vidas pero de la que afortunadamente casi ni me acuerdo. Muy poco después culminaba en gol una gran jugada de Maniche y se abrían los cielos. El equipo era serio, fuerte, estaba concentrado, dominaba el partido, no dejaba jugar al rival y mantenía una insólita personalidad que me hacía sacar pecho a muchos kilómetros de distancia. Nunca entenderé porque teniendo todo eso existen entrenadores que deciden parar el partido, perder tiempo, poner al equipo en el borde del área y matar el ritmo cuando te pones por delante en el marcador pero tenemos la desgracia de tener uno de ellos. Jamás lo entenderé y jamás lo admitiré como una opción lógica ni buena (entre otras cosas porque nos ha quitado más puntos de los que nos ha dado) pero tendré que asumirlo a regañadientes. Por suerte la concentración en defensa fue máxima esta vez y las tímida amenaza del PSV se chocaron contra el hoy solvente muro rojiblanco.

“Busca la caja y mira que es lo que hay dentro. Nunca lo encontrarás hasta que no los hayas hecho”

Pero ocurrió el milagro y el equipo, no sé debido a qué o quien pero le doy las gracias, decidió subir unos metros en el campo e iniciar la presión en el entorno de la línea medular. Algo tan simple nos hizo ganar el partido con solvencia. Si fue Aguirre quien lo decidió deberé ser justo y lo incluiré en su disminuida bolsa de puntos a favor. La desagradable y desgraciada “anécdota” de una inoportuna lesión muscular dio entrada a Sinama que reivindicó su fichaje con una gran jugada de banda que dejó un balón en el borde del área pequeña y que le sirvió al Kun Agüero para que nos ofreciese otro de sus recitales de control, fuerza y remate. Un prodigio de jugador pero eso ya lo he dicho muchas veces. De esa manera, tranquilos y frotándonos los ojos, llegamos al descanso y servidor disfruto de una de las cenas más frugales y felices de los últimos tiempos.

La segunda mitad fue un paseo. El equipo salió algo dormido, probablemente por un inconsciente arreón de los holandeses que se dio la mano con la inconsciente relajación de quien se ve infinitamente superior, pero enseguida volvimos a meternos en el partido y colocar la línea de presión donde habría que colocarla siempre. De esa manera, tras un robo de balón en cancha contraria, llegó el tercero. Si robas un balón en el borde de tu área tienes tres opciones: esperar, dar un patadón o recorrer 100 metros con la pelota controlada. Los colchoneros lo llevamos viendo tres años. Si lo robas cerca del área contraria las opciones se multiplican pero además todas son posibilidad de gol. Que se lo pregunten a Maniche que tras un robo de esos fue quien puso el tercer tanto en el marcador a pase (con suerte) de un recuperado para la causa Luis García.

Dejando a un lado al Kun Agüero, que está tocado por la mano de Dios y juega a otro nivel, debería ser justo y destacar también el partido de Maniche. El portugués está muy enchufado y probablemente estemos asistiendo a sus mejores minutos desde hace muchos años. La defensa fue una roca (las dudas de Perea y Antonio López se compensaban con la raza y buen hacer de Heitinga y sobre todo un rotundísimo Ufjalusi) mientras que Conçeisao ocupaba con criterio tanto terreno que el resto de jugadores podían dedicarse a jugar. El partido no tuvo más historia. 0-3 y un futuro esperanzador en esta mal llamada liga de Campeones.

Señores jugadores de mi equipo, creanlo. Son buenos. Son buenos jugadores. Que nadie les convenza de otra cosa. Ni desde la grada ni desde el papel reciclable que se publica todas las mañanas y que tiene como misión fundamental descargar de calostro alguna que otra sucia posadera, ni tampoco desde las supuestas voces autorizadas que viven en el banquillo. Creanlo y todos lo celebraremos.

“Se que es difícil de hacer pero... ¿os hemos dejado alguna vez en la estacada?...¡Vamos chicos!”


“C’mon Kids” (Martin Carr)
The Boo Radleys (1996/Creation)

Cosas que me gustaría haber deshecho

“Cosas que me gustaría haber deshecho... desearía que no ocurriesen de nuevo”

Existe una eterna discusión de facultad de filosofía que plantea si suena o no un árbol que cae en un lejano bosque pero donde no existe absolutamente nadie para escucharlo. La tramposa pregunta, más o menos, dice eso, ¿cómo podemos saber si suena un árbol al caer si no existe nadie que lo compruebe? El Atlético de Madrid lleva tres años “cayendo” pero o no hay nadie allí para comprobarlo (porque los tipos anónimos como yo evidentemente no cuentan) o esos que por las circunstancias de la vida tienen la capacidad de gritar y ser escuchados, no quieren, no pueden o no son capaces de decirlo.

Sin entrar a valorar lo que había ocurrido antes de ese momento hace tres años en el que la dirección deportiva de este equipo recayó en la peculiar dupla Aguirre/Pitarch, ni mucho menos compararlo con nadie ni nada anterior (ocuparía hojas y tiempo que tengo), desde ese fatídico momento el equipo es un equipo en barrena que tiende a pasos agigantados hasta una “cómoda” mediocridad (si no lo está ya) que no hace justicia a la institución pero que si lo equipara perfectamente con las pobres aptitudes de sus dirigentes deportivos. El árbol cae, pero la prensa, los que están allí para dar fe, hacen oídos sordos mientras se limitan a repetir como papagayos las peregrinas justificaciones que aparentemente vienen de un burócrata sin talento metido a entrenador.

“Es difícil entender su plan maestro... ¿por qué se supone que debo ser yo quien les mate?”

El partido de ayer contra el Valladolid podría haber sido un partido cualquiera de la temporada pasada o de la temporada anterior a la pasada. Vimos lo mismo que llevamos viendo tres años seguidos que es una banda de jugadores carísimos entrenados penosamente, muy mal dirigidos, peor motivados, perdidos en
 una filosofía deportiva que choca con lo que muchos de ellos viven, por ejemplo en su selección, y constreñidos en un sistema que no existe pero que les obliga a corretear por el campo sin criterio y con más pena que gloria. Salvo puntuales excepciones, que tienen más que ver con la suerte o el talento natural de los intérpretes que con otra cosa, eso es lo que llevamos viendo y viviendo durante tres años los que seguimos TODOS los partidos del Atlético de Madrid. Si ustedes no son aficionados a este equipo o lo siguen a través de los medios de comunicación pensarán a tenor de la “versión oficial” que o bien soy un desequilibrado o que tengo una especie de fobia personal contra Aguirre y el personaje de Garcia Pitarch, Yo insisto en que no es así pero están en su derecho de pensar de esa manera. Solamente les pido que valoren algo: a mi me cuesta dinero seguir a mi equipo mientras que los periodistas oficiales viven de ello. ¿Quién es más sospechoso de estarse jugando algo con su opinión?

Hablando de lo de ayer, cosa que me cuesta horrores, debo decir que es muy difícil saber a que salió a jugar mi equipo. Es decir, lo mismo que otras tantas veces. El Real Valladolid nos pasó por encima en los primeros 15 minutos como si fuese el vigente campeón de la copa de Europa y nosotros un recién ascendido. No pasamos del medio campo. Supongo que defender el liderato no es suficiente motivación. En una falta lejana en la que falló toda la defensa y el flamante nuevo portero nos colaron el primero. Otro fallo defensivo. El resto de jugadas a balón parado en contra tuvieron siempre un guión parecido. Insisto, si los fallos son los mismos esté quien esté jugando en el campo a lo mejor es que lo que falla es el sistema defensivo y no los jugadores, ¿no?.

El equipo, supongo que espoleado de alguna manera por el atribulado banquillo, debió pensar entonces que para meter un gol lo mismo tenían que buscar esa cosa redonda que corría por el césped y que tenía todo el rato el equipo contrario así que, ayudado también por las propias reservas del Valladolid, que se veía ganador sin hacer demasiado, el atleti empezó a aparecer tímidamente en el partido. Nada espectacular pero al menos se veían camisetas rojiblancas por el campo que siempre da color. No obstante el Valladolid no reculó lo esperado y supongo que viendo la piltrafa que tenía delante se fue definitivamente a por el partido con tantas ganas que un tal Pedro López decidió tirarse en el área con una amarilla ya en su casillero personal con lo que acabó expulsado. Corría el minuto 20. Cualquiera de los que siguen la liga en la radio o los periódicos pensaría que el partido quedaba franco para el “todopoderoso” atleti pero los que vamos al Calderón sabemos que no es así. Este equipo es incapaz de hacer fútbol y mucho menos de hacerlo contra un equipo que va ganando, se encierra atrás y presiona la salida del balón. Da igual que tengan uno menos. A partir de ese minuto 20 el atleti tuvo sus mejores momentos el partido pero estos fueron tímidos, lentos, espesos y sin mordiente. En definitiva los mejores momentos no dejaron de ser malos momentos. La motivación y concentración de este equipo es tan lamentable que poco después de que el árbitro expulsase con dudas a un jugador del equipo de casa, Perea y Conseiçao deciden agarrar y derribar a un jugador del equipo contrario en el área sin mucho disimulo. Muy inteligente. Penalty. 2-0. Fin virtual del partido.

“Yo no tuve la oportunidad de elegir una segunda oportunidad para perder”

Entonces ese prodigio de la táctica y la estrategia futbolística que es Aguirre decide hacer lo único que sabe hacer (y no siempre) que es sacar al Kun y decirle: “búscate la vida tú sólo y gana el partido”. Digo que no siempre porque recuerden que durante el primer año el mismo Kun “no sabía jugar en Europa” según el propio Aguirre. Y claro, el Kun es un excelente jugador pero no es Superman. Los habituales pelotazos en lugar de ir dirigidos al tercer anfiteatro tenían ahora como objetivo al Kun y de ahí surgía lo poco que el equipo ofreció ayer que tuviese que ver con ese precioso deporte llamado fútbol. Se recortaron las distancias con un gol del propio Agüero pero nadie pensó que ese partido se podía ganar. No hubiese sido justo. El Valladolid, recordemos que con 10 jugadores, jugó mejor y fue más valiente. Trataron con más sentido el balón (eso que tanta alergia le da a nuestro mejicano) y con un jugador menos adelantaron la línea defensiva presionando nuestra defensa. Mis felicitaciones por su valentía al entrenador. Como Aguirre no es aficionado al fútbol no sabrá de lo que estoy hablando pero lo que hizo ese hombre es lo que desde hace años se llama acortar (o achicar, en argentino) el campo para que sea más difícil jugar. Entraña un cierto riesgo pero cualquier robo del balón te deja en la portería contraria. Hacérselo a un equipo como el atleti lento y que nunca sabe lo que hacer con el balón es simplemente letal.

Y Así con más pena que gloria terminó un partido que había terminado mucho tiempo antes. Supongo que la prensa oficial hablará ahora al dictado de Aguirre con aquello de que era el equipo reserva, de los fallos defensivos, de que es el principio de liga, que faltaba Heitinga, que mañana empiezan los colegios, la capa de Ozono y la ley de igualdad... En fin, ustedes sigan pensando que el árbol no suena cuando cae. El equipo está mal hecho, tiene carencias evidentes, no tiene sistema, no tiene espíritu, no saben si luchan por ganar o por perder y lo peor es que no parece que nada pretenda cambiar escuchando a su entrenador o sus dirigentes. Es un nudo que hace tiempo alguien debería haber deshecho.

“Cosas que me gustaría haber deshecho... desearía que no ocurriesen de nuevo”



Things that I would love to be undone ( the wanadies)
The Wannadies - Aquanautic (1992/Snap)