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¡Un abrazo!

Cuento de Navidad

Era víspera de navidad y el “Señor atleti” hacía sus cuentas en solitario sin importarle lo que pudiesen pensar o decir sus “aficionados”. El “Señor atleti” decía ser dueño de la empresa en la que todos vivían y no se preocupaba más que de exprimirla por dentro mientras intentaba aparentar por fuera que estaba sana. Su proverbial y desconcertante avaricia era sin embargo desconocida para el resto de la ciudad aunque no así para los aficionados que espiritualmente vivían de acudir religiosamente al “Calderón”, que por otro lado el “Señor atleti” también decía poseer. Eran tiempos difíciles para los aficionados donde lo único que podían hacer era aplaudir al impertérrito “Señor atleti” sino querían ser expulsados por “pesados”.

La víspera de Navidad el “Señor atleti” se fue a dormir sin alegría porque entendía que la alegría, el espíritu, la hermandad o la belleza son conceptos retrógrados que a nadie le importan. No son realistas, no se miden, no se venden y por lo tanto no importan. El “Señor atleti” estaba satisfecho con los objetivos “realistas” que se había auto puesto de tal modo que con esos números tan aparentemente gráficos, sin serlo, golpeaba a cualquier estúpido que acudiese a su puerta reclamando algo de diversión, orgullo o incluso dignidad. El “Señor atleti” se acostó pronto porque no tenía nada que celebrar con nadie.

Pero pasadas unas horas el “Señor atleti” se despertó súbitamente y agitado. El corazón de piedra que nada sentía hacía unos minutos parecía salirse ahora de su cuerpo y se quedó paralizado cuando vio justo delante un inmenso ser que lo miraba fijamente con ojos de bondad pero rictus severo. Le resultaba familiar esta cara al “Señor atleti” pero no terminaba de ubicarla. “Soy el espíritu del Atlético de Madrid del pasado y vengo a que des una vuelta conmigo”. Sin tiempo para reflexionar sobre lo que estaba pasando el “Señor atleti” se vio en la antigua Ronda de Vallecas, justo al borde del retiro, donde unos estudiantes de ingeniería vascos enfundados en sus casacas blanquiazules y sobre un campo ligeramente inclinado, disfrutaban de ese deporte que habían inventado los bárbaros de la pérfida Albión. Sus primos de Bilbao les habían dado la idea y allí estaban los fundadores del Athletic de Madrid jugando su primer partido. El “Señor atleti” dibujo entonces una desconocida sonrisa en su rostro.

Tras un breve parpadeo, el “Señor atleti” pudo ver el traslado del equipo al estadio Metropolitano y tras muchos partidos apasionados y de buen juego que pasaban a toda velocidad por delante de su mirada al final se detuvo en lo que parecía ser la calle de Bravo Murillo viendo corretear a un chaval de 14 años con gorra que gritaba a todo pulmón: “goleada, goleada”… El “Señor atleti” esbozo otra ligera sonrisa al recordar la hoja que resumía los resultados de la jornada cuando no existía radio ni televisión pero la sonrisa se tornó asombro cuando vio en la hoja que el Atlético había ganado la liga. Sin tener tiempo para unirse a las huestes que venían celebrando por la avenida de Reina Victoria el “Señor atleti” dio otro salto en el tiempo para ver como el club conseguía en propiedad con el dinero de su patrimonio el estadio Metropolitano en unos excelentes años de títulos y gestiones por parte de la presidencia colchonera, una presidencia amateur y entregada que entonces no vivía de ello.

Todo seguía avanzando muy rápido ante los ojos del “Señor atleti” pero le dio tiempo a ver y recordar la junta que decidió construir el estadio del Manzanares con el dinero de los socios colchoneros, la recopa ganada, las ligas, las copas, la maldita final de la copa de europa, la copa intercontinental, la sección de balonmano, el madrileño en segunda división, la sección de voleibol…. El “Señor atleti” vio también como hablaban los entrenadores y equipos rivales de los “colchoneros”, lo que se pensaba en Europa de ese equipo o el orgullo y la exigencia de una afición radical y exigente en lo sagrado pero generosa y entregada con la esencia del club. Al final, la mirada del “Señor Atleti” se posó en un pequeño hogar madrileño donde observó como un abuelo orgulloso de su atleti contaba a su nieto las hazañas de aquello en lo que creía y con lo que se sentía identificado. El “Señor atleti” volvió al calor de su alcoba sin todavía poder borrar la sonrisa de su cara.

Pero no le duró mucho el sueño ni la sonrisa al “Señor atleti” porque pocas horas después una luz cegadora entró por la ventana de su habitación alumbrando el rostro de un tipo delgado de traje roído y pelo lacio que llevaba un decadente collar de pedrería colgado en su cuello descamisado. “¿quién eres y qué haces aquí? pregunta asustado el “Señor atleti”. “Soy el espíritu del Atlético de Madrid del presente y vengo a que te des una vuelta conmigo”. Sin tiempo de reaccionar el “Señor atleti” va pasando por todas las redacciones deportivas del presente y escuchando los continuos chistes que de su equipo se hacen allí. Como ráfagas aparecen ante sus ojos diferentes escenas que aunque no le son del todo ajenas ahora tienen un significado diferente… ve como unos jóvenes ataviados con la camiseta del Liverpool y la bufanda del atlético de Madrid celebran en Neptuno la consecución de la cuarta plaza de una liga para olvidar, ve como el equipo cae eliminado en la UEFA haciendo el ridículo y jugando al patadón frente a un equipo que sólo sabe jugar al patadón. Ve la cara de los aficionados colchoneros cuando salen del estadio (en Madrid y en Barcelona) después de ver como les han metido seis goles, caras que contrastan con la forma insultante con la que el entrenador explica después el “traspiés”. Ve como los aficionados en el Calderón se van sistemáticamente del estadio sin que los jugadores agradezcan sus constantes ánimos, ve como las ruedas de prensa de nuestro entrenador se parecen sospechosamente a las ruedas de prensa de los equipos que pelean por el descenso y ve como la gente en el estadio se aburre hasta la extenuación. Nota cierta vergüenza también al ver como su equipo sale normalmente acobardado a los campos y como de hecho es incapaz de ganar a ninguno de los llamados equipos grandes con los que hace unos años jugaba de tú a tú. Ve como en los mercadillos europeos aparecen camisetas del Madrid y del Barça pero también del Sevilla, Villarreal o Valencia mientras es incapaz de ver una sola con los colores rojiblancos y el escudo del atleti. También ve como se firma un bochornoso acuerdo con el ayuntamiento para abandonar su estadio a cambio simplemente de jugar en otro estadio supuestamente mejor que está por hacer, que está fuera de Madrid y cuya forma final está además condicionada a la concesión o no de organizar unos juegos olímpicos a la ciudad.

La escena se para en un humilde hogar del barrio de la Arganzuela donde se ve a un gentil anciano dormido frente al televisor en el que están echando un soporífero partido de liga del Atlético de Madrid. El “Señor atleti” reconoce la cara del anciano como la del crio al que antes su abuelo le estaba contando las hazañas de su atleti. La siguiente generación sin embargo, los hijos y nietos del dormido anciano, están ahora en otra habitación, ignorantes y ajenos a lo que ocurre en la pantalla. El “Señor atleti” observa con algo de lástima la camiseta del Real Madrid que lleva puesta uno de los nietos del anciano y no puede evitar soltar una lagrimita antes de volver a su habitación.

Casi sin tiempo de volverse a dormir y sabiendo lo que falta, el “Señor atleti” espera sentado al “espíritu del Atlético de Madrid del futuro”. Se trata de un tipo bajito y arrugado de lustre opaco y voz altiplana. Sin apenas dirigirse la palabra ambos recorren sin demasiada pasión el panorama gris y taciturno que depara el recorrido. Los periódicos deportivos ya no citan nunca al equipo en la portada y solamente en las remotas páginas interiores, entre fotos de chicas desnudas y los últimos cotilleos del “corazón deportivo” se puede encontrar algo relacionado con el equipo. La institución parece cumplir puntualmente y con solvencia el objetivo marcado por la directiva de permanecer en primera división, hazaña que celebran eufóricos en Neptuno los pocos aficionados al atlético de Madrid que quedan, casi todos ellos venerables ancianos simpáticos y generosos que siguen soñando con volver algún día a jugar la Intertoto. Existe también un “nutrido” grupo de siete personas, inadaptados sociales de edades centenarias también, que no se soportan entre sí pero que abogan por separado por un atleti distinto. La plantilla del equipo está compuesta por 22 jugadores extranjeros lo que no es ninguna sorpresa teniendo en cuenta que las categorías inferiores han desaparecido hace años por no ser “rentables”. El equipo juega desde hace 15 años en unas instalaciones supletorias colocadas en la salida 20 de la M-70 mientras espera con ansiedad que se culminen de una vez por todas las obras de lo que antiguamente se llamaba “La peineta” y que quedaron congeladas hace tiempo debido a una terrible crisis poco después de que el ayuntamiento decidiera unilateralmente derribar el Vicente Calderón. El antiguo emplazamiento del mítico estadio es ahora un bonito y ecológico centro comercial dedicado al fútbol donde se encuentra la tienda del Real Madrid más grande de Europa. Por razones comerciales el equipo ya no juega de rojiblanco sino con unos simpáticos rombos de color pastel que imitan el logotipo del patrocinador del equipo. El juego que despliega en el terreno de juego es el clásico “pelotazo con cerrojazo” que han adoptado como propio y que llevan practicando con destreza desde tiempos inmemoriales. De hecho asistir a un encuentro del atleti es toda una epifanía a la tristeza y una ambiciosa elegía a la mediocridad con la que su escasa y menguante afición se siente identificada y contenta hasta el punto de que la mayor fuente de ingresos del club proviene de una línea de merchandising para frikis que se lanzó con el lema “somos el pupas”.

La imagen se para en la celebración de una boda donde podemos ver un corro en el que está el nieto que llevaba la camiseta del Real Madrid, ya mayor, con la cara completamente colorada de vergüenza mientras que sus colegas se ríen a carcajada limpia. El motivo parece ser que uno de ellos se ha enterado de que su abuelo era abonado del atleti. El “Señor atleti” no necesita más y pide entre sollozos que acabe aquello pero todavía le queda asistir entre lágrimas verdaderas al día en que la licencia deportiva del club es retirada por reiterados impagos, la huida a las islas Caimán de los dirigentes, la declaración en quiebra de la entidad y la desaparición tácita de lo que en tiempos fue un grandioso club. El “Señor Atleti” asiste a su propia muerte. Sólo 7 ancianos acuden al entierro juntándose en el mismo sitio y a la misma hora por primera vez en su vida.

El “Señor atleti” se despierta el día de Navidad preguntándose si todo ha sido un sueño pero comprobando aliviado que todavía no ha pasado nada. Empieza el año 2009, el equipo está en posiciones dignas, el estadio sigue en pie y existe un nutrido y apasionado grupo de seguidores dispuestos a cualquier cosa por su atleti. Abre las ventanas, toma un profundo soplo de aire fresco y decide encarar con espíritu renovado el futuro. “Al futuro sin olvidar el pasado”, se dice para sí mismo…¿o quizás está diciendo todo lo contrario?

(Artículo públicado en Pobreatleti.com el 18/12/2008)

Gafas y jersey suelto (duerme bien viejo amigo)

“Que forma de reaccionar...¿Sabías que no estabas volviendo?¿Había una luz al final?”

Existe un subgénero cinematográfico no muy reconocido por la crítica especializada que es ese en el que se enmarcan las películas de adolescentes en el instituto. En esas películas siempre hay fiestas, chicas guapas, baile de fin de curso y reyes del baile. Muchas de esas películas tratan también de una chica tímida y fea que acaba siendo precisamente la reina del baile aunque gracias a Dios el público de este género no es muy exigente y prefiere quedarse en el concepto porque sería muy fácil observar que basta quitarle las gafas y el jersey suelto a la chica fea para que se convierta en un bellezón de repente. En otras palabras, la chica es un bellezón desde el principio pero le ponen gafas y un jersey suelto para disimularlo. El Atlético de Madrid actual es esa chica fea que no lo es. Es esa chica guapa por dentro que desgraciadamente aparece en público con gafas y jersey suelto por alguna razón que se escapa a mi conocimiento. En la noche de hoy frente a un Español en caída, con una racha de resultados buena y una situación inmejorable en los primeros minutos de juego el equipo prefirió olvidarse de peinados bonitos, escotes generosos y poderío de ganador. Su lamentable entrenador, Javier Aguirre, decidió volver a vestir el equipo con lo que a él más le gusta: gafas y jersey suelto.

Y es que el equipo salió bien lo que afortunadamente es algo que se está convirtiendo en una costumbre. Frente al empuje inicial del Español el equipo se plantó serio, ambicioso, presionante y poderoso. Con esas premisas puede ocurrir cualquier cosa, es cierto, pero lo más normal es que teniendo el equipo que tenemos la mayoría de las veces obtengamos botín positivo como así fue en la noche de hoy. Una de las muchas jugadas trenzadas que hacía el equipo por la banda izquierda (¡cómo lo oyen!) acabó en un centro al área que Asunçao no puede rematar pero que recoge Maxi, gira el cuerpo para cambiarse la pelota de balón dentro del área y empotra el esférico en el fondo de las mallas con una violencia terrorífica. 0-1. El partido estaba controlado, el ritmo era bueno, el Español no encontraba su sitio, el control del balón era del atléti, el control del partido era del atleti y el partido se presentaba tranquilo y divertido... hasta que Javier Aguirre decidió, como siempre, sacar las gafas y poner el jersey suelto.

“Puede que las cosas hubiesen cambiado. Tu estarías ahí de pie sonriendo otra vez. Ahora flotas hacia el cielo.”

A partir de ese momento el partido entró en la dinámica que desgraciadamente es ya marca de la casa. Alergia al balón, lentitud, desapego por la velocidad, patadas, balonazos, pérdida de tiempo, especulación, fallos en defensa, fallos en ataque, centro del campo inexistente física y espiritualmente, juego aéreo, tosquedad, aburrimiento... les prometo que este que escribe ha flaqueado un par de veces y ha estado a punto de dormirse. ¿El Español? pues eso, un equipo muerto al que le das el balón y le dejas jugar cerca de la portería contraria suele venirse arriba y eso hizo. Lo hizo el Español y lo hicieron todos los equipos contra los que hemos jugado y nos hemos puesto por encima en el marcador. Alguien debería tomar nota y alguien debería aprender de los errores pero ni una cosa ni la otra.

Comenzó la segunda parte con la misma dinámica que acabó la primera y lógicamente pasó lo que tenía que pasar, un agujero tremendo en la banda izquierda es aprovechado por el Español para que Sergio Sánchez empale el balón a la escuadra contraria de Leo Franco que no puede hacer nada. 1-1 y la fría y desanjelada grada periquita se las promete felices... pero es en ese momento cuando vemos que el Atleti no es esa chica fea que parecía minutos antes sino un bellezón con grandes atributos. Con el empate en el marcador parece que las gafas y el jersey suelto ya no tienen sentido y con bastantes minutos de retraso por fin aparece el equipo que todos queremos. Ese equipo de pegada contundente, de velocidad y desmarque, de ambición y ganas. Como si los jugadores hubiesen recibido una ración de alguna sustancia dopante para la psyque el equipo se va hacia arriba, se apodera del ritmo, se apodera del balón y se apodera de las oportunidades. Sinama que acababa de sustituir a Forlán tiene el gol en sus botas en una gran jugada personal pero sólo es un aviso del pase que minutos después mete a Agüero para dejarlo enfrente del portero. El Kun intenta rematar de primeras pero un rapidísimo defensor españolista se interpone. El rechace cae de nuevo al Kun que vuelve a rematar pero vuelve a interponerse le mismo defensa y el portero aunque la pelota vuelve al Kun rebotada y esta vez no falla. 1-2.

“Todo por lo que has trabajado se ha ido pero todo el mundo simplemente sigue adelante. Te veré de nuevo con el tiempo. Duerme bien querido amigo”

Hubo otros dos goles antes del final del partido pero en este momento todo el mundo sabía que ganaría el atleti. En un despeje desde el área colchonera el balón llega a Maxi en una banda. El argentino se va en carrera del defensor, regatea a otro dentro del área y vuelve a empotrar el portero. Maxi, otro de esos jugadores de nuestra plantilla que junto a Simao, el Kun o Forlán está en un excelente estado de forma. Hubo también un gol anulado al Español (bien) por fuera de juego y un último gol de los pericos en el enésimo córner en contra que no sabemos defender pero todo ello fue realmente anecdótico.

Andrés Montes, Kiko y hasta un tipo tan poco observador para con el atleti como Salinas se ha dado cuenta esta noche de que es una vergüenza que este equipo con esta plantilla decida especular de forma lamentable cada vez que va por delante en el marcador. Ya quedan menos ¿Todavía queda alguien que no lo vea?

Sleep well dear friend (D. Katkhuda)
Obi - Diceman Lopez (Cooking Vynil/2004)

Dame dame dame más más más

“No trates de hacerme feliz si soy feliz estando triste. Si no voy a decirte la verdad es mucho más fácil engañar”

Sé que es difícil de explicar y probablemente más difícil de entender lo que siento y más viendo los resúmenes de televisión, escuchando las radios o leyendo los periódicos así que procuraré no extenderme demasiado. Me deprime este atleti. Si, sé que ganamos, que los goles fueron muy bonitos, que estamos los quintos (¡puff!), que estamos por encima del Madrid (¡puff!) y que estamos a sólo dos puntos del objetivo de mi entrenador: cuartos (también a tres puntos del segundo aunque ese no es el objetivo) pero este equipo me aburre. Me aburre leer sobre el, me aburre escribir y sobre todo me aburre verlo. Llámenme inconformista, desgraciado, mal atlético o lo que les salga de las mismísimas posaderas porque me dará igual, entre otras cosas porque creo de corazón tener razones de peso para pensar así y concédanme esa pequeña licencia después de acercarme al punto de congelación ayer por la noche y por seguir a mi equipo en la pronto inexistente grada del Calderón. Es más, a todo aquel que esté encantado con la situación actual le pediría que se pase por el estadio todos los domingos con y sin frío. Es una terapia infalible para pensar que el Atlético de Madrid ya no existe.

“Espero hacer mucho más dinero que esto en mi próxima vida. (…) lo único que me preocupa en este mundo soy yo mismo”

¿El partido? Pues que quieren que les diga. Más o menos la historia de siempre. El equipo sale enchufado y con ganas, nuestros hombres de arriba se hacen protagonistas porque se juega fundamentalmente en campo contrario, la velocidad y las ganas esconden un cierto caos en la organización pero realmente no importa porque nuestros jugadores son tan buenos que las ocasiones se suceden con que simplemente tengan el balón. Si, el Betis llega de vez en cuando pero nosotros llegamos mucho más. En una de esas veces Maxi baja un balón con el pecho y empotra el balón en la portería sevillana. 1-0, mediados de la primera parte, fin del partido.

A partir de ahí la apatía de siempre, el recular, el pelotazo, el miedo, la desidia, el frío, las charlotadas, los despejes, las patéticas pérdidas de tiempo de nuestro portero, los recoge pelotas que desaparecen, el centro del campo se incrusta definitivamente en la defensa, el equipo contrario (muerto hasta entonces) se viene arriba, el sufrir barato, los cánticos de plástico, los tímidos e indolentes pitos… en ese caldo de cultivo suelen pasar dos cosas: que nos empaten (lo más justo y normal) o que alguna de nuestras estrellas se invente un gol y resuelva el partido. Ocurrió lo segundo. Forlán se inventa un pase entre líneas que deja a Agüero sólo y este culmina un gol que había comenzado a fabricar su compañero rubio. Nada más. En serio, nada más.

“Así que dame, dame, dame, más, más, más… lo quiero todo”

En una semana en la que veníamos del enésimo castigo estúpido por la mediocridad y falta de valentía de nuestro entrenador (perder el liderato de la Champions en Marsella de forma tan cutre) y de consumarse una de las aberraciones, engañifas y tomaduras de pelo más grandes de la historia del Atlético de Madrid (el aberrante acuerdo por el que se destruye gratis el Calderón para mantener la misma deuda que tenemos ahora mismo), la poco nutrida grada colchonera se regocijaba en cánticos enfervorecidos tras el 2-0 en el marcador sin preocuparse de otra cosa. Ni una queja, ni un mal gesto, ni una pancarta mal pintada. La mayor pitada de la noche la recibió un jugador del atlético de Madrid Luis García, cuando saltaba al campo.

Si esto es el atleti yo me bajo

Give, give, give me more more more (The Wonder Stuff)
The Eight Legged Groove Machine - (Polydor/1988)

Esta vida me mata

“Creo que mi vida esta huyendo de mi mismo. Creo que una luz que yo soy incapaz de ver es la suerte que te salva a ti pero que no me salva a mi de vivir para algo o tener esperanzas de nada”

Creo que no hablo por mi mismo cuando digo que me encantan los partidos bañados en ambiente hostil donde todo es color, gritos, presión atmosférica y pasión. Eso es fútbol, fútbol de verdad y no ese sucedáneo bastardo basados en los números que aparecen en el teletexto y que algunos periodistas renegados, entrenadores mediocres y aficionados despistados pretenden vendernos. Fútbol ligado a la pasión y no las estadísticas falseadas. Fútbol ligado a las sensaciones y las emociones y no ese sucedáneo frío que se destila a través de la televisión. El partido de hoy en el Velodrome francés es de esos partidos que gusta verlos y tiene que gustar mas jugarlos. Es de esos partidos que se deberían recordar para el resto de la vida por aficionados y jugadores... salvo que tengas la mala suerte de mantener a un especulador en tu banquillo que impide que el mundo gire, la rueda ruede y el sol brille. Lo que recordaremos del partido de esta noche será en todo caso los pormenores previos y el patético incidente de ese energúmeno que hoy es tratado como un héroe por nuestros hipócritas vecinos pero no creo que se recuerde por lo que ha ocurrido dentro del campo. Es más espero que no sea así porque el que lo haga tendría terribles pesadillas recurrentes.

Y el caso es que el partido tenía buena pinta al principio. Suponiendo que la revolución en la alienación del mejicano no tuviese nada que ver con sus declaraciones pre-partido donde decía que en la champions ya estaba todo hecho y que a partir de ahora “cualquier cosa” que ocurriese era un premio, suponiendo que el planteamiento contemporizador y precavido tuviese más que ver con contener un supuesto empuje inicial de los franceses que con el sempiterno miedo endémico de nuestro equipo, lo cierto es que a los pocos minutos de partido nos dimos cuenta de que el equipo que había enfrente era perfectamente abatible. Nuestro planteamiento de contención desarbolaba a un equipo francés que quería la pelota pero que no sabía que hacer con ella. Enseguida vimos que cuando recuperábamos el balón los espacios aparecían por doquier y enseguida vimos que una presión continuada en la línea de presión francesa creaba ocasiones de gol inmejorables como la que marró el Kun tras un balón que el mismo había robado a la defensa marsellesa que o no vio a Sinama a su derecha sólo delante de la portería o quiso ser el protagonista de la noche. ¿Quién nos iba a decir que esa seria nuestra única ocasión del partido.

“Creo que cerrare mi boca antes de gritar. No puedo salir de un cielo que se está cerrando para mi”

Porque a partir de ahí nada de nada. El equipo entró por enésima vez en el habitual modo especulación, los jugadores que juegan como falso centro del campo en este equipo (porque todos sabemos que el centro del campo no existe para Aguirre) se colocaron a escasos metros de la frontal del área y como siempre a esperar que por arte de magia el balón llegara a unos desasistidos Kun y Sinama. En eso se ha convertido el centenario club Atlético de Madrid, un equipo pequeño, mediocre y especulador que cede por definición el protagonismo del partido al equipo contrario y que espera ganar la lotería de los balones perdidos. Pero los números son los números y por entonces el PSV ganaba al Liverpool en Holanda con lo que miel sobre hojuelas para el “resultadista” Aguirre. ¿Quien puede pedir más? Eso si, hablar futbolísticamente del resto de la primera parte es tan difícil como inútil. Tan inútil como estúpido

“Creo que estoy aterrorizado de lo que veo. No está bien el modo en que esta vida me está matando”

Pero es que la segunda parte fue incluso peor. Uno que es de naturaleza ingenuo albergaba la esperanza de que alguien el descanso dijese a los jugadores que el Liverpool había empatado el partido y que lo que teníamos que hacer si queriamos ser un equipo grande es depender de nosotros mismos, ganar el partido con solvencia y quedar primeros de grupo dando un puñetazo a la vanguardia futbolística europea quedando por delante de un reciente campeón de Europa pero eso deben ser cosas que no preocupan a nuestro cuerpo técnico. Es más, yo mismo me he contestado: es evidente que no querían que ocurriera o no de una forma que no fuese muy barata. El planteamiento de salida fue durante escasos minutos algo diferente del bodrio sufrido en la primera parte pero lamentablemente esos minutos fueron un cruel espejismo. El equipo volvió a su posición de achique de agua, de especulación, de patadón, de miedo, de pánico escénico, de alergia al balón, de alergia a jugar y de espíritu cobarde. Es decir, el equipo volvió a disfrazarse con el esperpéntico planteamiento táctico de Javier Aguirre. A partir de ahí más de lo mismo. Unos, los franceses, intentando ganar el partido metiendo un gol, sin brillo, sin recursos, sin velocidad y sin talento en sus botas pero con el espíritu de intentar meter un gol mientras otros intentaba que los minutos pasasen a mayor velocidad a base de patadas, tarjetas absurdas, patadones, saques de esquina y mucho miedo.

El Liverpool, como era de esperar marco por dos veces en Eindhoven puesto que eso es lo que se espera de un equipo grande que se juega la primera plaza de su grupo en el último partido de la primera fase. ¿Creen que alguien movió un dedo en las filas atléticas intentando recuperar esa primera plaza que éticamente nos pertenecía? En absoluto. Aguirre hacía el tercer cambio, Miguel de las Cuevas por un decadente Luis García, y este último tomaba el camino del vestuario con una parsimonia digna de un 7-0 en el marcador. Por cierto, en ese momento se volvía a sentar en el banquillo Camacho, que llevaba calentando 60 minutos y terminó por no salir. Nueva canallada del valiente líder del vestuario que siempre práctica sus ejercicios de liderazgo con los jugadores del filial

Y así terminó el partido, con nada entre medias, con el Liverpool como primero de grupo y con Aguirre contento por cumplir una vez más uno de esos objetivos que se pone él mismo y que todo el mundo se cree. El resultadismo italiano está bien cuando se consiguen resultados. Resultados es ganar la liga como Capello y no quedar cuartos o llegar a dieciseisavos de la liga de Campeones.

Me mata esta forma de encarar los partidos, me mata este discurso patético y me mata el que sea tan aburrido ver jugar a mi equipo. O los partidos se rompen sin que exista control de ningún tipo y todo se reduce a un intercambio violento de golpes como ocurrió el sábado en Gijón (el mejor de los casos) o aparece la estratega azteca que dice que hay que defender con ocho jugadores, dar pelotazos y esperar que alguno de nuestros buenos jugadores recoja el balón para inventar de la nada. Shuster viene de ganar la liga, tiene medio equipo lesionado, está clasificado para la champions y va por encima de nosotros en la liga pero hoy ya no es entrenador. Aguirre es un reputado e indiscutible entrenador de primera división. El mundo al revés. Insisto, esta vida me mata.


"This life is killing me" (Chastain/Borchardt/Menck)
Velvet Crush - Teenage symphonies to god (Creation/1994)

Is this Anfield?

Hay un cartel en la entrada del museo del Liverpool FC que reza algo así como: “las victorias pasan, la gloria permanece”. Eso es lo que me vino a la cabeza la semana pasada cuando servidor estaba sumido en un debate cibernético de esos tan habituales en los últimos tiempos y que se enmarcan en la presunta guerra civil entre colchoneros “anclados en el pasado” y colchoneros “anclados en la realidad”. Me vino a la cabeza porque yo estoy de acuerdo con esa frase y porque creo que es precisamente ahí donde hay que recurrir para entender este estéril debate, a la gloria eterna, a la tradición, al corazón, a la historia y no a las victorias puntuales o los objetivos miopes que cambian cada fin de semana.

No sé si a todo el mundo le pasará lo mismo que a mí pero lo que hace que uno adore el fútbol no es ver un resumen televisivo manipulado ni un resultado a favor en un frío panel un lunes por la mañana. Lo que me gusta de este deporte es ir al campo, respirar el ambiente, sentirme parte de algo aun a miles de km de distancia, ver jugar bien a una cosa tan divertida de ver cuando se juega bien, pasar nervios en una remontada, gritar los goles y abrazarme a un tipo que no conozco, ganar trofeos y celebrarlos… Me gustan las cosas que respiran fútbol por los cuatro costados y no estoy hablando de panfletos pseudo-deportivos o chicos guapos que anuncian colonia. Me gustan las pequeñas historias del fútbol que conozco como el ramo de flores en la esquina del Calderón o el busto de Pantic, pero también las que me cuenta mi madre de cuando mi abuelo le llevaba a ver los entrenamientos del Metropolitano. Me gusta el que los colores de Boca Juniors sean esos gracias a que entró un barco de bandera sueca (y no otro) en el puerto de Buenos Aires el día que se creó el club o que el Crystal Palace tenga su origen en los trabajadores que intentaban construir un “palacio de cristal” en el Londres del siglo XIX.

Soy consciente de que el mundo del fútbol ha cambiado y que ahora fundamentalmente es un negocio que mueve miles de millones de euros pero igualmente estoy convencido de que el fútbol, al menos el fútbol europeo, no tiene sentido sin esa vena romántica que lo soporta y que alimenta ese amor incondicional a unos colores que muchas veces no lo merecen o un espectáculo que muchas veces no lo es. No creo que el suculento modelo NBA (por el que apuestan medios de comunicación, empresarios y dirigentes) funcione con este deporte y con la mentalidad europea pero probablemente sea porque yo soy un romántico ingenuo y en el fondo esté equivocado. De lo que no me cabe la menor duda sin embargo es que el futuro éxito o fracaso de un club tan particular como el Atlético de Madrid estará basado sin duda en cómo se adapte a este nuevo hostil escenario y en donde ponga sus cimientos.

La semana pasada Benítez cumplía un record histórico en las filas del Liverpool liderando el número de encuentros internacionales dirigidos al Liverpool por encima incluso del mítico Bill Shankly. Benítez, un tipo extranjero que no ha vivido la historia del Liverpool en primera persona, se ha convertido en un referente para todos los reds, antiguos y modernos, románticos y pragmáticos. Un tipo que ha cambiado el día a día de la institución, ha transformado la forma de trabajo en la ciudad deportiva y la forma de actuar del club en la faceta deportiva, que ha traído una legión de “Spaniards” y que habla inglés con acento “latino” es adorado por los más fieles de entre los más fieles a los colores del Liverpool. Algún frío entendedor deducirá rápido que eso se debe a los títulos conseguidos pero basta escuchar a las viejas y nueva glorias de este equipo para comprobar que no es así. Lo que de verdad valoran y hace que Benítez sea algo más que su entrenador es que se esforzase por entender y realmente entendiese la institución antes de imponer nada. Así lo destaca el propio Shankly, Ian Rush o el mismo capitán Carragher. Avanzar sin tocar la esencia.

El Liverpool no es propiedad de los socios sino de una pareja de cuestionados empresarios norteamericanos pero hoy es considerado un equipo moderno en todo el mundo, envidiado en muchos aspectos y declarado como un ejemplo a seguir. Hasta el propio Fernando Torres lo comparaba con nuestro club y no nos dejaba muy bien parados precisamente. Pues bien, en el estadio de ese equipo que hoy conocen en cualquier rincón de la geografía existe una habitación centenaria que se llama “la habitación de las botas” donde desde tiempos inmemoriales los preparadores toman el té y donde el entrenador local invita al visitante a hablar unos minutos de futbol después de los partidos. Benítez sigue haciendo lo mismo a día de hoy y sólo el ínclito de Mourinho se ha negado a pasar por allí. Yo recuerdo que durante años y años el entrenador local del atleti se sentaba fuera de la caseta en un banco cutre que había al lado y a la vista de todos. No sé la razón pero era tradición. No me acuerdo tampoco con que entrenador nuevo ocurrió pero la grada le recriminó que no se sentase allí. ¿Quién se acuerda hoy de esas cosas?. El túnel de salida de los jugadores al césped de Anfield es estrecho y con el techo bajo. Ninguna de las remodelaciones ha modificado eso. En ese techo, justo antes de tener que agacharse para salir, se puede leer aquello de “This is Anfield” para que todos, locales y visitantes, recuerden donde y para quien están jugando. Para mí eso es fútbol y no lo que sale en los telediarios pero lo digo con el dolor del aficionado de un equipo en el que ni siquiera los jugadores de mi equipo son capaces de saludar a la grada en su propio estadio cuando acaba el partido (salvo en ocasiones puntuales no ocurre desde que se fue Torres) dato que por otro lado tampoco parece importarle demasiado a la propia grada. Esto no es Anfield (ni falta que hace) pero hace años Luis Aragonés le dijo al cuarto árbitro que se apartase porque estaba pisando el escudo del atlético de Madrid pintado en el césped. De ahí es de donde salen las fuerzas para pasar frío en la grada. Liverpool escucha en silencio cada vez que Shankly abre la boca. Luis Aragonés está pasándolo mal en el barrio sufí de Estambul sin tan siquiera haber sido reconocido por su club, como Dios manda, después de hacer a la selección española campeona de Europa.

El día que Benítez aterrizó en Liverpool estaba ya leyendo la biografía del entrenador más mítico de los reds, Bill Shankly, para empaparse de esa institución. Cuando terminó el libro se lo pasó a su mujer y le dijo “toma, para que sepas donde estamos”. ¿Alguien en su sano juicio puede creerse que alguno de los numerosos mercenarios que hoy pueblan el Atlético de Madrid se planteó alguna vez hacer algo parecido? ¿Sabrá Pitarch o Aguirre por qué el frente canta una letra futbolera con el himno de la legión o por qué hay un ramo de flores todos los domingos en el córner? ¿Sabrá algún jugador quien es Garate o Dirceu o de dónde viene el “San Benito” de “pupas”? ¿Sabrá alguno de estos lo que es el “contrataque” de Luis o donde estaba el Metropolitano?.

Una de las peleas de Benítez en tierras inglesas es la cantera y lo poco que puede trabajar con ella al estar sujeto a una ancestral ley del propio Liverpool que obliga a no poder fichar a ningún jugador de menos de 16 años que viva a más de una hora de la ciudad inglesa. Un problema para el fútbol moderno sin duda pero el Liverpool lo tiene claro: The Academy, su ciudad deportiva, no se toca. En la entrada de tan mítico sitio reza la leyenda “Técnica, actitud, velocidad y equilibrio” que alguien decidió definiría a la institución y su forma de presentarse en el césped. Así fue el Liverpool, así es y así será. Nuestra cantera ni siquiera tiene un espacio ni mítico ni propio y está en manos de Amorrortu y Pitarch dos tipos que hasta hace dos años no sabían ni donde estaba el colegio Amorós. ¿Qué debería poner en la entrada de nuestra ciudad deportiva? ¿”Miedo, patadones y objetivos” o “Seremos cuartos si Dios quiere”?

Alguien ha definido la labor de renovación de Liverpool como mirar al futuro sin tocar lo sagrado y creo que aplica perfectamente al atlético de Madrid… pero al contrario. En nuestro club parece que mirar al futuro es sinónimo de renegar, ocultar, menospreciar o directamente ignorar el pasado. El respeto por la institución en todos los estamentos es nulos y todos desde el presidente a los jugadores, pasando por directores deportivos y entrenadores, viven de espaldas a la tradición, la historia, el honor y los pequeños detalles que hicieron a este magnífico club lo que es. Todo lo que huele a pasado tiene olor a naftalina y parece que nunca existió o que pertenece a un estatus imposible de retomar como para tomárselo en serio.

Los aficionados al Liverpool tienen miedo de que con el traslado a su nuevo estadio se pierda la tradición y el espíritu en la grada, la mítica The Koop, que para ellos es la base de todo lo que viene después. Noble pero insignificante preocupación si se compara con la triste situación de nuestra institución que lo está perdiendo (o ha perdido) todo eso bastante antes incluso de mudarse.
(Artículo publicado por Ennio Sotanaz en pobreatleti.com el 3/12/2008)

Se avecina la tormenta

“Lo que empezó como una brisa templada se torna en algo más como la iluminación que quema las casas o el viento que derriba las puertas”

No sé si ustedes han visto el partido de esta noche y tampoco sé lo que los periódicos dirán sobre el mañana pero les aseguro que si hablan bien de mi equipo, el atlético de madrid, será porque han visto un espejismo, porque se dejan llevar por la contundencia de un resultado injusto o porque, como más de una vez he sospechado, el gremio periodístico tiene un interés especial en que este equipo y está institución siga en esta tesitura por mucho tiempo. Hoy el oficialismo ha tenido suerte, suerte basada en la excelente labor de un excelente ramillete de jugadores, pero suerte al fin y al cabo. No todos los día se tendrá suerte y está dinámica de juego no parece que después de tantos años se vuelva del revés en los próximos meses. Me temo por tanto que se avecina la tormenta.

Antes de que luego se me olvide me gustaría felicitar con toda la sinceridad de la que soy capaz al Racing de Santander por el partido de hoy. Me ha hecho seguir creyendo en el fútbol y en que la valentía o el gusto por el fútbol no tiene nada que ver ni con el presupuesto, ni con el sueldo de los jugadores ni con las aspiraciones de la institución sino fundamentalmente por la estupidez y estulticia de algunos directores técnicos mediocres.

“Ahora me encuentro en problemas sin saber nunca cuando reir y mientras mis ojos se hunden en mi calavera me siento vinculado al máximo”

Hace unos días me preguntaban como me gustaría que jugase mi equipo y es una pena que la pregunta fuese antes de este partido porque hoy hubiese dicho que como el Racing durante los primeros minutos de partido, con la delantera presionando la salida del balón desde el área contraria, la defensa situada en el centro del campo y haciendo al equipo contrario jugar en 20m. Así salió el Racing y de esa manera consiguió que el atleti ni pasase del centro del campo. Era el mundo al revés pero era la realidad, un Racing valiente y agresivo maniataba a un atleti, torpe, tosco, espeso, falto de calidad con el balón y cobarde que recurría al pelotazo como única forma de llegar al campo contrario. Lo de siempre, vamos. En estas apareció la enésima torpeza de la defensa atlética en el área para que un árbitro crecido nos ofreciese otro penalty en contra. Lo de siempre, vamos. Gol del Santander.

¿Creen ustedes que el Racing se echó atrás como hubiese hecho cualquier equipo entrenado por Aguirre? Pues no, siguió jugando igual y manteniendo al atleti en el mismo sitio y con los mismo apuros. Decía Clemente en tiempos que la mejor forma de contrarrestar el centro del campo contrario, si este es bueno, es evitando que exista centro del campo. Él dijo literalmente que la pelota “pase por encima”. Esa es la premisa en la que se basa el juego de Aguirre independientemente del contrario. Nunca hay medio del campo y la pelota siempre pasa por encima. Jugamos con 5 defensas (se suma Asunçao) y 5 delanteros (se suma Maniche) o con 6 defensas y 4 delanteros dependiendo de si estamos dentro o fuera del Calderón. Si metemos un gol la táctica pasa a ser con 8 defensas o 9. Esa es la valiente forma de entender el fútbol de nuestro entrenador. Pero claro, tiene la suerte de tener en la plantilla a Agüero, Simao y Forlán y cada vez que por cualquier casualidad alguno de estos tres agarra el balón las posibilidades de crear algo de la nada se multiplican hasta el infinito. Así, de casualidad, le llegó un balón a Agüero que se la cuelga a Forlán, que hace una excelente dejada de cabeza al área grande que Simao empala a la red. Antes de ese gol el atleti estaba muerto. A partir de ahí empezamos a pensar en positivo. Aguirre tomaba agua y de tocaba la corbata.

“Si la tormenta se avecina, la tormenta se avecina, va a provocar un sonido delicioso que pondrá tu vida patas arriba”


Pero el Racing no se arrugó y siguió apostando por la valentía y por el fútbol con lo que los aficionados podíamos disfrutar de un partido abierto y bonito. La única manera de ver fútbol en el Calderón es o cuando se inventan algo nuestras estrellas o cuando viene a jugar un equipo que apuesta por el fútbol. Hoy tuvimos las dos cosas en el campo y lo agradecimos.

Pero desgraciadamente para el Racing apareció un tal Cesar Navas para hacer una entrada de Kung-Fu criminal a Asunçao y auto-expulsarse. Una pena para su equipo y una pena para la grada. A partir de ese momento y hasta el final del primer tiempo (unos 15 minutos) el atleti disfrutó de sus mejores momentos, especialmente cuando Forlán, otra vez Forlán, se inventó un pase entre líneas que dejaba al Kun delante del portero y éste no fallaba. 2-1, primer partido remontado por el atleti y toda una segunda parte con un jugador más. Pintaba bien la cosa para los colchoneros.

Pero este equipo es rácano y pendenciero, cobarde y conformista, así que en lugar de disfruta de una segunda parte de placer tuvimos que asistir a una nueva pesadilla. El Racing con uno menos fue infinitamente mejor durante toda la segunda parte hasta que tuvieron un error que supuso el tercer gol en el casillero rojiblanco. Con diez jugadores siguieron presionando, jugando, tratando el balón con criterio y siendo lo valiente que merecía la ocasión. El atleti mientras tanto se dedicaba a lo que siempre hace, especular, dejar pasar el tiempo y hacer el ridículo. El gol de los cántabros parecía inminente y hubiese sido justo pero un fallo deja a Forlán delante del portero y como suele ocurrir en estos casos el Uruguayo no falló. 3-1 y fin del partido. Sólo dio tiempo a que de nuevo Forlán, excelente partido el del uruguayo, empalase con violencia un balón que colocó en la escuadra contraria. La grada saltaba enardecida por los cánticos a favor del equipo pero entiendo que la reacción tenía más que ver con el gélido frío que sufríamos que por otra cosa. Es más, si es por otra cosa definitivamente cada vez me siento más incomprendido en este equipo.

“Estoy marchado hacia la batalla, podría escuchar tu consejo y quedarme confortablemente en casa pero ahí está su esplendor que me está congelando hasta los huesos”

En un mundo justo el Racing nunca hubiese perdido en el partido de hoy. Yo soy seguidor colchonero y evidentemente me alegro de la victoria de mi equipo pero creo sinceramente que hoy el fútbol se ha hecho un poco más pequeño y miserable. Que la apuesta del Racing saliese mal y sin embargo triunfe el racanismo profesional que profesa mi atleti es injusto y lamentable. Estoy convencido de que esto no puede durar para siempre y que en algún momento alguien se dará cuenta de lo que es el atleti y que todo lo que no sea salir al campo a ganar todos los partidos no vale para esta institución. No va a pasar en breve así que me temo que se avecina la tormenta.

The storm is coming - Ed Harcourt
Stranger - (2004/EMI)

Sillas vacías

“El mañana vendrá y se irá sin ningún pesar y por la tarde me volverá el recuerdo de lo que nunca podré olvidar… cuartos vacíos que hacen eco según se suben las escaleras y ropas vacías que caen y cubren las sillas vacías”.

Decía Billy Brandt que permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen. Esta noche se ha cometido una tremenda injusticia no sólo al Atlético de Madrid sino fundamentalmente al mundo del fútbol. Una injusticia que además de alguna forma ha sido también consentida por los principales actores del carrusel sobre el que gira este deporte. Hacer pagar a una afición por un delito que no ha cometido y que en ningún caso tiene que ver con ella, tenga o no tenga razón la UEFA en su acusación contra la policía española, tiene más que ver con razones oscuras y capciosas que se escapan de lo que es este bendito deporte. Cuando a la injusticia se le suma la política en el camino el engrudo resultante es difícilmente digerible. Cuando además es la UEFA quien conduce el destino del engendro todo se convierte en necedad estúpida. Ver hoy la imagen de un Vicente Calderón completamente vacío en el mismo momento en que el equipo se clasificaba matemáticamente para la siguiente fase de la Liga de Campeones era deprimente. Esa alegría que los colchoneros teníamos guardada en el corazón para noches como esta ha tenido que quedarse difuminada en porciones individuales gracias a la estupidez congénita de unos burócratas que se han adueñado de un espectáculo anteriormente precioso y gracias a los giros de cuello para mirar hacía a otro lado de nuestros defensores en tan hostil cuadrilátero. Gracias a estos señores y a partir de hoy el concepto de justicia deportiva tendrá una nueva definición. O no, porque me da que como en toda fiesta en este carrusel hay gigantes y cabezudos.

Debe ser tremendamente difícil meterse en un partido como el de esta noche cuando todo el gélido entorno te invita a pensar que estás asistiendo a un simple entrenamiento y a la vez algo te dice desde una esquina de tu cerebro que te estas jugando el pase a la 2ª fase de Champions. Me daba miedo este punto teniendo en cuenta la fragilidad de actitud que ha demostrado mi equipo en tantos y tantos partidos. Reconozco que el miedo se transformó en pánico cuando en el minuto 2 de partido ese internacional griego que tantas veces parece tener problemas de equilibrio mental sobre un terreno de juego realizó una entrada asesina que acabó lesionando a Afellay, la estrella del PSV. Pero por un día mis miedos eran infundados y el atlético de madrid hoy si pareció el atlético de madrid en los inicios del partido. Liderado por las personas que siempre deberían ser importantes en este equipo, ya saben: Simao, Forlán, Maniche, Agüero, Maxi,.. el equipo se adueño enseguida del balón, del campo, del ritmo y del juego, que sin ser espectacular si era efectivo, serio y en ocasiones brillante. Con un escenario tan radiante apareció un pase al área desde la derecha que Simao, un jugador no sólo en excelente estado de forma sino también en estado de gracia, se encargó de errar el remate, recoger el rechace y hacer el primer gol. Corría el minuto 13 y la superioridad del equipo colchonero era manifiesta ya para entonces.

Los creativos gestores del video marcador del Calderón proyectaron entonces un video de la afición gritando como forma de celebrar el gol. No hay muchos precedentes de partidos jugados en estas circunstancias pero a tenor de las sonrisas de Simao y Forlán observando el amable esfuerzo no parece que fuese una opción muy afortunada. Lo que si que me imagino que agradecerían los jugadores habrán sido los gritos constantes de un buen puñado de “valientes” que se dieron cita en las inmediaciones del estadio para animar con su calor y presencia al equipo. En una noche que debería estar rondando los cero grados y en un lugar donde no existía una miserable televisión en la que seguir el partido hay que olvidar otras connotaciones y reconocer el coraje y el valor de esta gente.

“Me pregunto si sabes que nunca entendí el que a pesar que dijiste que irías, hasta que no lo hiciste nunca pensé que ocurriría”

Con el primer gol en el casillero la cosa no se pudo poner mejor muy a pesar de lo que suele ocurrir con este equipo teniendo a Javier Aguirre en el banquillo. Hoy en lugar de echarse miserablemente hacia atrás decidieron mantener la posición, adelantar la presión, salir rápido a la contra y jugar al fútbol. En el campo se juntaba un equipo flojo, noqueado anímicamente, perdido pero de la escuela holandesa, esa que dice que a este deporte se juega con un balón y que por tanto lo primero que hay que hacer es tenerlo, frente a un equipo motivado, serio, rápido y con jugadores de primer nivel mundial desprendidos de su tradicional corsé. Miel sobre hojuelas. Desde ese momento hasta el descanso la superioridad colchonera fue abrumadora y solo subió un gol más al marcador, un remate violentísimo de Maxi tras un corner sacado por Simao, por una simple cuestión de casualidades.

En ese momento un joven amigo que estaba viendo el partido con nosotros se alegraba de que el Liverpool fuese ganando al Olympic porque “era más fácil nuestra clasificación”. Mi padre, viejo zorro y viejo atlético él, decía, “no hijo no. El Liverpool tiene que perder si queremos ser primeros de grupo”. ¿Una alegoría del atleti de hoy?... quien sabe.

“Nunca pensé que las palabras que dijiste eran verdad. Nunca pensé que decías lo que realmente querías decir. Nunca supe cuanto te necesitaba. Nunca pensé que te irías… hasta que te fuiste”

Pero desgraciadamente, porque este atleti es así, lo que parecía un episodio de “la casa de la pradera” acabó convirtiéndose en una especie de “Poltergeist” descafeinado. No había pasado ni un minuto desde el inició del segundo tiempo y en un córner mal sacado por los holandeses y tras una cadena de errores en la defensa atlética el PSV marcaba un inmerecido gol. A partir de ese momento el equipo entró en el estado de catatonia expectante que tan bien conocemos los que seguimos todos los días al equipo y las dudas aparecieron en las gradas imaginarias. El partido se paró, se espesó, se ralentizó, aparecieron las dudas, los patadones, los golpes esporádicos de genio,... Debo ser sincero sin embargo y también vi cosas que son una novedad en el habitual planteamiento táctico del equipo como esa presión a la salida del balón en campo contrario que como mínimo hacía que se jugase lejos de nuestra portería.

Los minutos fueron cayendo sin pena ni gloria, Ramón Calderón se moría de frío en el palco, Aguirre se escondía en su abrigo, Pitarch ponía cara de ser del atlético de madrid y en el campo ocurrían cosas sorprendentes como las entradas por la banda con sentido de Seitaridis y faltas bien hechas por parte de Pernía que se mezclaban con la espesura tradicional. Sólo en los minutos finales se pasó algo de apuros gracias a esa puñetera manía de meterse todo el equipo en el área a defender un resultado corto que debería haber sido más amplio.

Falta un partido y estamos clasificados para la siguiente ronda. Parece que el equipo funciona en esta competición que desgraciadamente ya está amortizada para nuestra dirección deportiva. Se podría intentar sacar conclusiones de porque parece ser todo miel y ambrosía en Champions y puré de hiel en todo lo demás pero hoy no tengo ganas. Prefiero disfrutar en soledad pero sin ambigüedades de algo que unos burócratas me han impedido disfrutar en compañía del resto de colchoneros.

Empty Chairs - Don McLean
American Pie - 1971/BGO

Guárdalo para un día de lluvia

“No hagas lo que solías (...), no puedes disfrazar la vida, todas las millas que has recorrido”

Una de las mejores películas de Emir Kusturica, Underground, comienza con la mítica frase de “erase una vez un país...” con la que se inicia esa preciosa alegoría que explica de una forma genial la destrucción de Yugoslavia. Me pide el cuerpo empezar la crónica de este lamentable partido de la misma forma y por las mismas razones como “había una vez un equipo...” pero no lo haré. No lo haré primero porque estoy aburrido de contar un y otra vez lo mismo para luego tener la sensación de clamar en el desierto y además recibir comentarios de mis “camaradas” colchoneros que me tachan de autocomplaciente, adolescente, poco serio, ser maligno que basa su crítica en un odio irracional hacia ese bendito señor que hace las funciones de entrenador del atlético y hasta de ser intermediario de jugadores y entrenadores empeñado en colocar alguno de mis protegidos en el banquillo colchonero (y no es broma porque todas estas cosas me han llamado la semana pasada). Segundo porque lo de hoy no es más que la misma canción de los últimos tiempos, ni más triste ni menos lamentable. Tampoco creo que sea la última así que me guardaré las fuerzas para cuando vengan los días de lluvia.

“Pareciendo un tren desvencijado, usando demasiado maquillaje, la carga que llevas es mayor de lo que una única alma puede soportar”

Y el caso es que el comienzo de partido no fue el esperado por este que escribe. Siendo uno de los damnificados por el virus del sopor que provocó el último Osasuna-At. Madrid, reconozco que esperaba presenciar un esperpento de similar categoría pero no fue así. No sé que porcentaje de culpa tiene nuestro equipo y que porcentaje corresponde al contrario pero lo cierto es que el equipo salió dominando la pelota y teniéndola en el campo contrario lo cual es algo así como un espejismo desde que el entrenador mejicano se sienta en el banquillo. Pido perdón por la auto-complacencia de mi comentario. El Numancia es uno de los equipos más modestos y con menor presupuesto de la competición. No tiene figuras en su plantilla y su once titular no presenta nombres muy reconocibles para el aficionado medio. La forma en la que un equipo como el Numancia se presenta en el campo ante un club plagado de internacionales cuyo presupuesto es infinitamente superior está por tanto lógicamente condicionada por su coyuntura. Sergio Kresic es un superviviente del mundo del fútbol que conoce bastante bien de que va este deporte y por eso plantó el equipo de la forma en la que le gusta colocarlo a nuestro querido Aguirre, un equipo junto en defensa, cediendo el balón y esperando dar la sorpresa a la contra. Hacerlo con Nagore, Moreno, Goiria y Quero frente al atleti tiene sentido y es casi inevitable. Hacerlo con Agüero, Forlán, Simao, Maniche y Maxi frente a todo el mundo es obsceno e insultante.

El atleti tenía el balón en esa primera parte y lo tenía en campo contrario pero está tan poco acostumbrado a esa situación que no sabía bien como funcionar ni que hacer con el. Se intentaba tocar el balón con criterio pero faltaba velocidad y chispa. Sólo la calidad individual de algunos de los jugadores en el campo surtía de algo de lubricación a esa maraña espesa en la que se movía el atlético de madrid. El control del partido era aparentemente para los madrileños pero las mejores ocasiones, sin ser nada del otro mundo, tenían más visos de llegar a la contra por mediación de los motivados jugadores sorianos o por los fallos de nuestra defensa. En esas y casi llegando al final de la primera parte, apareció el tremendo talento de Simao para ofrecer un pase de privilegiado que dejaba a Forlán delante de la portería de Juan Pablo y que el uruguayo no desperdiciaba. 1-0 y como casi siempre que nos ponemos por encima del marcador desde que comenzó la temporada 2006-2007 fin del partido para el atleti. Hoy tardó unos minutos más de lo normal en llegar a esa situación de parálisis probablemente porque Forlán tenía ganas de seguir metiendo goles pero la primera parte acabó terminando con un Numancia aturdido y un Atlético de Madrid que mostraba los primeros compases de esa danza de la especulación a la que desgraciadamente nos tiene ya muy acostumbrados.

“No parezcas triste (...), hay que jugar otra parte. No parezcas triste, guárdatelo para un día lluvioso”

Pero el Numancia es un equipo con orgullo y respeto por el escudo que defienden. Sabían que jugando con once jugadores en su área es imposible ganar un partido que llevas perdiendo así que salieron a por todas en la segunda parte. No les importó los nombres y las caras que tenían delante o quizás sabían perfectamente a lo que juega este equipo cuando va por encima en el marcador así que sea como fuere se fueron a por el partido y en un mundo justo deberían habérselo llevado.

La segunda parte fue un asedio constante de los sorianos frente a un atleti que no reaccionó en ningún momento, un atleti replegado y apático que cada minuto que pasaba se echaba todavía más atrás y que no tiró una sola vez a puerta en toda la segunda parte. El Numancia dio tres veces con el balón en el palo, marcó un dudoso gol fantasma (personalmente creo que no entra) y no le señalaron un estúpido penalti cometido por Asunçao. El atleti aparte de asistir en una posición privilegiada al asedio se limito a dejar pasar el tiempo. Su entrenador quitó a un inexistente Agüero (inexistente por cierto desde que alguien entendió que debería quedarse en el banquillo justo en el mejor momento de la temporada) para sacar a Sinama que aunque pueda parecer que es un jugador que se ha hecho famoso por jugar como delantero hoy ha pasado probablemente más minutos en su área que en la contraria. Poco después, en otro alarde de estrategia valiente, Raúl García sustituía a Maxi para formar parte de esa especie de tribote que en realidad es un tercer central por detrás de dos mediocentros defensivos.

Parecía ya llegando al final del partido que las hadas del destino no estaban hoy a favor del equipo numantino y sus continuas ocasiones no terminaban de culminar en algo positivo pero cuando las hadas fallan siempre queda nuestra defensa porque incomprensiblemente ya pasados tres minutos del tiempo reglamentario a Perea no se le ocurre otra cosa que embestir por la espalda y en el área pequeña a un contrario. El penalty puede ser dudoso pero es penalty. Es cierto que los árbitros sólo parecen pitar estos penalties al atleti pero no es menos cierto que sólo a los jugadores del atleti se les ocurre jugar a la ruleta rusa con el tiempo pasado. En su defensa quizás se pueda decir que es muy difícil estar achicando agua durante 90 minutos y no tener un fallo o perder los nervios. Gol del Numancia y empate a uno en el marcador final.

“Nunca aclaraste tu mente como conduciendo con os ojos cerrados, complicado y justo en el borde nadie vendrá y te llevará a casa”

Acabado el partido el entrenador del Atlético de Madrid se quejaba de las sospechosas caídas de los delanteros del Numancia y del árbitro. Minutos después Sergio Kresic le decía a Aguirre lo que ningún periodista se ha atrevido a hacer en tres años. Vino a decir algo así como que después de una segunda parte en la que el Numancia había barrido del campo al Atletico de Madrid en todos los frentes, después de tres palos, un penalty dudoso, un gol fantasma y teniendo en cuenta la diferencia entre los jugadores de uno y otro bando así como de la diferencia de presupuesto entre clubes, hablar de excusas por parte de Aguirre estaba fuera de lugar. Estoy completamente de acuerdo con usted señor Kresic pero tenga e cuenta que es muy probable que sea acusado de autocomplaciente, adolescente, poco serio, ser maligno que basa su crítica en un odio irracional y hasta de intermediario de jugadores. Debería hacer como yo y guardarse las fuerzas para los días de lluvia.

Save it for a rainy day (G. Louris)
The Jayhawks - Rainy day music (2003/American)

En la carrera

“Todo lo que hago es un constante recordatorio de que el futuro está aquí y que camina justo detrás de ti. Todo lo que veo es una ilusión constante, mi cabeza gira y mi mundo es una confusión”

Dicen que no se puede poner barreras al mar pero eso no significa que no exista gente que pretenda hacerlo. Las personas más sabías generalmente entienden la realidad con la sencillez que al resto del mundo le parece imposible comprender pero también hay mucho presunto genio que no lo es y que todo lo que transmite es difícil y retorcido. Ver a un gran interprete tocar su instrumento es ver a un tipo que hace fácil lo difícil pero no hay números para contar los músicos que parecen estar muriéndose encima del instrumento sin lograr sacar magia del mismo. Lo difícil es hacer fácil lo difícil. Lo fácil es lo contrario. En el atleti sabemos de lo que estoy hablando.

El partido de hoy es un buen ejemplo de porque Javier Aguirre debería dejar de intentar inventar el fútbol todos los domingos y limitarse a poner a los mejores jugadores que tiene en el campo y además dejarles jugar. Si no eres capaz de aportar nada que sume al menos no hagas que reste. No es un fórmula para conseguir grandes éxitos, porque para ello hace falta ser un equipo de fútbol, pero al menos servirá para ganar muchos partidos contra equipos claramente inferiores. Eso sería un gran paso hacia adelante en el atleti actual.

“Todo lo que veo son continuos reajustes propios. La ocasión está aquí pero está continuamente cambiando. Elige un escalón y ese será tu camino pero no estás seguro de que esa sea la intención.”

Me decía mi compañero de grada que el atleti no ha jugador con su equipo titular ni en la mitad de los partidos oficiales lo cual me parece un dato muy significativo. Antes de que nadie me escriba diciéndome que me he equivocado en este dato y que no son la mitad sino la mitad menos un partido decirle que no lo he comprobado. Me da igual, me quedo con el concepto. Hoy salían a jugar los mejores jugadores que tenemos ahora mismo en la plantilla y se notó. El equipo salió animado y fuerte aunque deslabazado, descabezado y sin esquema, como es habitual. La presión en campo contrario, algo que el atleti normalmente sólo práctica hasta que mete el primer gol, y las ganas de nuestros medio centros hacía que al menos jugásemos en campo contrario y aunque las ocasiones claras no llegaban el equipo contrario no pasaba del centro del campo, que es la mejor forma de ver un partido sin sufrir. No sufríamos y parecía que el gol llegaría de alguna forma.

Aun con ánimo, corazón, fuerza y ganas el atleti sigue sin saber que hacer con el balón y se nota. Hoy tenían ganas de ganar con contundencia pero en la mayor parte de la primera parte el equipo se chocaba contra el sólido muro de hormigón que había plantando el equipo gallego sin saber muy bien que hacer. Hay periodistas que dirán que el Deportivo planteó un partido muy serio. Yo digo que fue un equipo cobarde y rácano que al final se ha llevado lo que se merecía.

Pero el atleti lo intentaba con más fe que criterio y a veces eso es suficiente para conseguir un pequeño éxito. Un pequeño rebote desde un balón lateral apareció en una zona indeterminada del pecho de Heitinga y de ahí al fondo de las mallas coruñesas. La duda en ese momento era lo que harían el atleti y el depor a partir de ese momento porque esa sería la clave del partido. Sorprendentemente, algo que ocurre muy pocas veces en el Vicente Calderón, los dos equipos decidieron seguir haciendo lo que habían hecho hasta ese momento. Enseguida llego el descanso pero creo que todos sabíamos que con esas premisas la cosas terminaría bien para los colchoneros. Entre medias un soberbio zurdazo del Forlán que se quedó en el larguero, de lo mejor del partido, y otro poste en la portería gallega de jugada mucho más modesta.

“Tengo la sensación de que esto no ha acabado todavía. Tengo algunas cosas que todavía no he olvidado”

Comenzó la segunda parte como acabó la primera, es decir con la misma pesadez en la transición de balón colchonera y el cobarde muro de contención del deportivo pero en un momento intrascendente del juego Lopo decidió darle un balón a Forlán para que este se jugase un mano a mano con Aranzubía y claro, al uruguayo no se le hacen esos regalos porque no suele desaprovecharlos. 2-0 en el marcador y muchos minutos por delante. ¿Creen ustedes que el Depor se fue a por el partido? Ni mucho menos. No movió un ápice su cobarde planteamiento. Tal es así que el atleti ni siquiera pudo recular como en el es habitual en estas vicisitudes. Existen entrenadores que basan su éxito en crear muros de contención en su área para no perder los partidos y confiar en la suerte de que alguien de alguna manera meta un gol en la portería contraria pero tampoco cambiar nada si no ocurre así. Lotina es uno de esos entrenadores y Aguirre también lo es. Generalmente este tipo de profesionales puede dar buen resultado a equipos de pocos recursos y presupuesto limitado con mucho que ganar y poco que perder y en ese entorno comienzan y culminan su carrera. Generalmente no salen de ese círculo salvo que se topen con equipos dirigidos por inútiles o despistados desde los despachos y la dirección deportiva. Aguirre deberá estar eternamente agradecido a que el atleti esté dirigido por un veterinario.

“Si miras alrededor podrás tomarlo o dejarlo. Tienes un sentimiento pero tienes que creer en el. Todo lo que haces es cambiar constantemente. Cuando notas que emerge ya está cayendo. (...) tú me pusiste en la carrera”

A partir de ahí llegaron los mejores minutos para los colchoneros. Se vio buen fútbol por momentos y se creo un clima tan redentor y optimista que hasta jugadores en pleno declive como Pernía tuvieron sus momentos de gloria. El tercer gol colchonero fue una obra de arte entre Maxi y Agüero que el capitán se encargó de rematar. Un pase de tiralineas una dejada de genio y remate certero. Magnífico. El 4-0 llegó tras una jugada de Pernía por la banda de verdadero lateral izquierdo que acabó en la zurda prodigiosa de un jugador diestro como Forlán.

Sólo en ese momento, con cuatro goles por debajo, el deportivo decidió desperezarse e irse hacia arriba y en esos pocos minutos hasta logró sacarle los colores varias veces a los rojiblancos que para entonces estaban pensando en la cena o ver los capítulos repetidos de Aida. Así llegó un bonito gol de Filipe que ya no valía para nada.

Decían que Aguirre llegaba esta tarde al Calderón con la soga al cuello pero yo creo que no es así. Si este hombre sigue sentado en nuestro banquillo con el discurso que tenemos, el juego que desplegamos y todas las cosas que han pasado me temo que puede seguir viviendo ahí hasta que él quiera. Me temo que desgraciadamente eso es lo que ocurrirá y sobre todo me niego a aceptar que la labor de este hombre se tenga que juzgar exclusivamente por lo que ocurra en el último partido.


On the run (J. Power)
Cast - Mother Nature Calls (Polydor/1997)

Nada dura para siempre

“Lo quiero ahora, no en las promesas que vienen con el mañana. Necesito hoy vivir en sueños. Estoy harto de esas canciones que cantan los disgustos”

Hubo un tiempo en el que ir a ver un partido de fútbol en directo era vivir dos horas de algo distinto, una fiesta, un espectáculo, algo divertido. Soy abonado del atlético de madrid desde hace muchos años y nunca me he cansado de ir al estadio. Suelo quedar con varios amigos y familiares que son de esos que tampoco se pierden un partido llueve o truene. Hoy he recibido a media tarde tres llamadas de algunos de esos furibundos atléticos preguntándome si iría esta noche al estadio, una pregunta retórica tradicionalmente que hoy tenía un significado diferente porque el estado de ánimo de todos nosotros con respecto a nuestro equipo ha cambiado. Hoy no he ido al campo y tampoco lo han hecho la mayoría de las personas con las que normalmente voy al fútbol. Eso es lo que ha conseguido este entrenador, directiva, jugadores o quien quiera que sea el culpable de esta patética situación.

El mundo del fútbol evidentemente ha cambiado. Lo que antes era el grueso importante del animal, la gente que acudía al campo, ha pasado a ser un pequeña parte insignificante del poderoso monstruo que todo lo puede. Hoy la afición colchonera “divertida” y “enrollada” ni siquiera habrá seguido el partido por televisión pero mañana comprarán el MARCA y serán felices porque su equipo ha pasado la eliminatoria y el periodista “profesional” que escribirá la crónica del partido dirá tópicos como “pasa el trámite”, “objetivo cumplido”, “partido serio y funcional” o cualquier otro eufemismo que servirá para hacer felices a esa parte de la afición que compra fútbol sin verlo. Las pocas personas que se hayan tragado in situ estas dos horas de despropósito continuo soportando el frío del Calderón supongo que no serán tan felices pero eso es algo que no importa a los que dirigen este circo desde las oficinas del Calderón. A nuestro entrenador no le gusta el fútbol así que debe asumir también que a la gente que vamos al campo tampoco y que lo único que queremos es echarnos una siesta de dos horas para que al despertar el marcador refleje el resultado favorito de nuestro entrenador 0-0.

“y quiero más de lo que puedo conseguir simplemente tratando de tratar de tratar de olvidar. Te haría caminar a través de anillos de fuego para que supieses como me siento”

Era complicado para un equipo como el Orihuela plantear un partido como el de hoy. Tener que remontar un 0-1 en tu casa frente a un equipo cuyo presupuesto será unas diez veces superior no es fácil. No puedes salir al ataque en plan suicida porque cualquiera de los muchos jugadores buenos del atleti te funde en un segundo pero tampoco te puedes encerrar porque de esa manera será imposible remontar nada. Algo entre medias sería lo óptimo. Por eso, este que escribe albergaba una mínima esperanza de ver algo parecido a un partido de fútbol con un Orihuela algo más abierto de lo esperado y un atleti jugando en su casa con bastante artillería en el campo además de tener una eliminatoria bastante favorable. Craso error. El partido ha sido soporífero llegando en momentos a alcanzar las cotas de sopor con las que el atleti de Javier Aguirre ha batido records negativos. Salvo en los pocos momentos en los que el partido se rompía y aquello parecía como soltar a un grupo de bebes en una tienda de porcelanas la primera parte ha sido el típico partido del atleti frente a un equipo que está muy por debajo suyo en la clasificación o cuando nos ponemos por detrás en el marcador frente a casi cualquiera. El balón aparece sin querer en los pies de los colchoneros y estos no saben que hacer con él. Cualquier equipo, repito: cualquier equipo, lo sabe y el Orihuela no iba a ser menos. Basta presionar un poquito la sumamente espesa salida de balón de nuestro equipo para desmontar cualquier atisbo de creación. Así durante 45 minutos. Salvo por algún intento desesperado de Banega de intentar hacer algo parecido a jugar, las peleas en solitario de Forlán, los pelotazos de rigor y poco más la primera parte podría perfectamente no haber existido.

“Lo quiero ahora, no me digas que el barco está llegando. Nada viene hacia esos que esperan. El tiempo huye de la puerta a la que tú te diriges. Todas las sombras y el dolor vienen hacia ti”

La segunda parte no ha sido mucho mejor pero al menos ha tenido más ocasiones de gol, casi todas del atleti para ser justos y algo de tensión por lo incierto del resultado. El equipo ha salido algo más entonado y con un cierto espíritu de pelea y querer ganar que se ha ido diluyendo en poco tiempo ante la incapacidad del equipo para meter un gol, gol que por otro lado tampoco podría llegar desde la elaboración sino desde la jugada individual o la invocación a la diosa griega de la suerte.

Según avanzaban los minutos la gente empezaba a pensar que un gol en propia puerta de un especialista como Seitaridis sería suficiente para prolongar la agonía de los dieciseisavos de la copa del rey o para hacer aparecer muestras de miedo en los calzoncillos de jugadores y cuerpo técnico así que ese espíritu se notaba en el terreno de juego. Aguirre debió de notar también ese miedo que sumado al pánico y pavor que este hombre ya lleva de serie decidió sacar a la artillería pesada: Maxi, Maniche y Simao aparecieron en liza y hasta el Kun hubiese aparecido si la decisión técnica del estratega no lo hubiese dejado en la grada un día antes. Pero tampoco sirvió para mucho, el Orihuela se fue definitivamente arriba con lo que mientras Forlán y sobre todo Sinama se dedicaban a fallar goles el equipo levantino terminó poniendo varias veces en apuros al meta francés. Un par de manos de Coupet en las postrimerías del partido hicieron que ahora no estemos hablando de la enésima desgracia de la era Aguirre.

“Nada nunca dura para siempre, nada nunca dura para siempre”

Efectivamente nunca dura nada para siempre y esto no puede durar mucho tiempo más. La situación es insostenible y aparte de que después de tres años ya deberíamos ser conscientes de que esto es lo que hay y de que no va a haber nada más en el futuro, los protagonistas de esta historia están entrando en una fase de negación y elegía de la soberbia que no tiene más que una vía de salida que tiene bastante que ver con la autodestrucción.

Nothing lasts forever (McCulloch/Pattinson)
Echo and the Bunnymen - Evergreen (London/1997)

Un hombre inocente

“Hay gente que espera una cura milagrosa. Hay gente que simplemente acepta el mundo como es pero no estoy dispuesto a tumbarme en el suelo y esperar morir porque yo soy un hombre inocente. Si, soy un hombre inocente”

Existen pocas cosas más tristes y humillantes que acostumbrarse a no ganar pero la realidad es que el Atlético de Madrid lleva cinco partidos consecutivos sin ganar y sin que parezca importarle a nadie. El fenómeno no dejaría de ser simplemente un dato estadístico con lecturas contradictorias si el frío dato no fuese además acompañado con un juego esperpéntico, una actitud lamentable, un espíritu moribundo, un planteamiento táctico grotesco y bochornoso, un espectáculo soporífero y un rendimiento ínfimo. Eso si, no pasa nada. El mundo colchonero se ha acostumbrado a este permanente estado de letargo humilde que nos toca vivir. Gracias a ese nuevo colchonerismo que hace del optimismo ciego y absurdo su principal bandera conseguimos ver un vaso medio lleno cuando el vaso está completamente vacío. Es más, en noches como la de hoy empiezo a plantearme que ni siquiera existe vaso.

Hablar del Osasuna - At- Madrid de hoy se hace tan difícil, desmotivante e inútil como la mayoría de partidos desde el fatídico día que algún iluminado decidió sentar a un tipo tan poco preparado como Javier Aguirre en el banquillo colchonero. El día de hoy sin embargo resume en 45 minutos el paradigma de la absoluta sinrazón en que ha convertido el estratega azteca este equipo centenario cuya historia y peso le supera por todos los lados de su cambiante personalidad.

El supuesto cansancio de Sergio Agüero ha servido al entrenado más cobarde que recuerdo en mis más de tres décadas de vida para sistemáticamente prescindir de un delantero en la alineación titular. Hoy nos enfrentábamos frente al colista de la liga, un equipo que hace 9 partidos que no gana y en las horas mas bajas de su reciente historia pero nuestro sucedáneo de entrenador decidió plantear el partido con el mismo planteamiento cobarde que emplearía en equipo juvenil del Racing de Vallecas jugando frente al Manchester United en el “teatro de los sueños”. Bueno, me he pasado. No creo que los chicos del Racing fuesen tan cobardes. Cuatro defensas, un falso central de color negro, dos medio centros defensivos para hacer el trabajo de un único jugador, un señor argentino que corre por el campo y que se llama Maxi, y un par de islotes desubicados, mal situados y desconectados de la vida es la forma en la que Aguirre decide salir al campo últimamente. Sistema que le funciona tan bien que el mayor éxito en cinco partidos de liga ha sido empatar con el Villarreal, un partido que por cierto el propio entrenador ya había dado por perdido. El problema no es en si la acumulación de jugadores defensivos sino el concepto de fútbol que tiene este señor tan dañino. Jugar a cinco metros de tu propia área, defender con ocho jugadores, ignorar el balón, obviar la construcción del juego y “construir” en torno al patadón constituyen el código de honor de este sujeto. Hoy lo ha vuelto a poner en práctica frente al peor Osasuna de los últimos años para deleitar al respetable con un soporífero primer tiempo que debería estar penalizado por la ley del deporte. Debería existir de hecho un juez que dictaminará que los equipos que salen así al terreno de juego perdiesen directamente tres puntos sin tener el cuenta el resultado.

“Hay gente que se queda lejos de la puerta sin existe alguna oportunidad de que se abra. Escuchan una voz en el pasillo y simplemente esperan a que se marche. Hay gente que vive con el miedo de ser tocado y el odio de haber sido un estúpido. Ellos no escuchan a nadie y así nadie les miente”

La segunda parte empezó igual que terminó la primera pero el descanso sirvió al menos para que uno de los dos equipos pensase que quizás ganar el partido no era una empresa tan difícil como parecía al principio del partido. Por supuesto estamos hablando de Osasuna. En esas un permanentemente fuera de punto Pernía volvía a hacer una de sus estupideces dentro de su área. Penalty que afortunadamente atajó Coupet. Personalmente creo que algo tan nimio no merece el castigo de la pena máxima pero hacer una chiquillada en el área, chiquillada que este jugador suele repetir varias veces en cada partido, debería ser reprobable. Los entrenadores de fútbol normalmente suelen echar regañinas a sus jugadores o incluso sentarlos en el banquillo por hacer algo así pero claro y suele tener efecto pero para eso hay que tener un entrenador de fútbol.

Nadie entiende porque Agüero no salió el martes en Anfield y nadie entiende porque no ha salido Forlán hoy frente al Osasuna. Dicen los mentideros que ambos jugadores tampoco lo entienden y que andan con un cabreo importante. A quien le importa. El intelectual acteza pretende demostrar en cada aparición pública como el resto del mundo es ignorante e imbécil comparado con su superlativo talento y peculiar forma de entender el fútbol pero no se da cuenta de que cada una de sus lamentables decisiones sólo hace matizar mejor la definición de negligencia. Forlán salió inspirado y en diez minutos se creó el mismo las dos jugadas más importantes. Es lo que tiene ser un buen jugador aun incluso incrustado con calzador en un sistema ortopédico e inútil. De ahí al final del partido nada destacable. Algo más de mordiente (poca), algo más de juego (poco) y bastante mediocridad (mucha). Cerocerismo que terminó para regocijo de nuestro entrenador y como no podía ser de otra forma en 0-0.

“Se que simplemente te proteges a ti mismo (...) has estado negando lo que podrías sentir alguna vez. No estoy ahí arriba para restaurar tu fe si puedo. Estoy simplemente deseando escucharte llorar porque soy un hombre inocente. Un hombre inocente, oh, si”

Yo no sé ustedes pero yo estoy harto de todo esto. No es que esté harto de la situación administrativa y accionarial de mi club porque efectivamente lo estoy pero para eso me quedan fuerzas. Estoy harto de ver a mi equipo arrastrándose por el césped sin que nadie haga nada y sobre todo estoy harto de aburrirme viendo un partido de fútbol que es algo que hasta hace muy poco consideraba uno de los momentos divertidos de la semana. Estoy harto y aburrido de aguantar esta infame pantomima y no puedo soportarlo más así que creo es hora de adoptar un perfil algo más bajo ante tan reiterativa e incomprensible estulticia. Al fin y al cabo yo soy un tipo inocente.

“Sé que simplemente te haces daño a ti mismo a pesar de que tú preferirás ser un mártir esta noche. Es decisión tuya.”

An innocent man (B. Joel)
Billy Joel - An Innocent Man (1983/Columbia)

Grotesco

“Desde que sé tu nombre he estado perezoso pero debería estar avergonzado. Deberías ver mi sitio. Desde que vi tu cara de verdad esto ha sido un caos. No sé como o por qué viniste. No lo sé, mierda”

Se me hace muy complicado escribir hoy esta humilde crónica. Primero porque estoy en mitad de la región de Transilvania (Rumanía) y he visto el partido rodeado de rumanos que se declaraban seguidores del Real Madrid y que no apostaban un duro por mi equipo, equipo que al no ser protagonista en el circo este que se ha montado la UEFA no parece existir para los “hermanos” europeos y que tiene reservado el papel de comparsa. Segundo y más importante por la auténtica vergüenza que es esta pantomima grotesca llamada Champions League que está noche ha vuelto a demostrar lo poco que tiene que ver con el fútbol y lo mucho que tiene que ver con la mafia Calabresa, la mentira, la suciedad y el delito.

30 segundos antes de que acabará el partido se me pasaba por mi cabeza lo que iba a escribir en este espacio. Quería resaltar la suerte de Aguirre que a pesar de un planteamiento cobarde, miedoso y mediocre, de esos a los que ya nos tiene acostumbrados sea el Liverpool o el Orihuela, había sacado un resultado magnifico de Anfield y que de hecho lo había hecho sin brillantez ni valentía pero al menos con cierta dignidad. Pero no, la UEFA tenía que dejar claro quienes son los equipos por cuya retrasmisión se pelea media Europa (y lo digo en un país con dos representantes en la competición donde he podido ver el partido del Liverpool en un bar anónimo). Las reiteradas faltas a favor de los “ingleses” en la segunda parte han sido sospechosas. El penalty birlado al atleti lamentable pero el penalty a favor del Liverpool en el último segundo es como para tirar la toalla en esta estupidez en la que se ha convertido ser seguidor de un equipo de fútbol. Es todo mentira. Mentira podrida. Esta competición es un sacacuartos para imbéciles (entre los que me incluyo) que sospechosamente siempre acaban disputándose los mismos. Tiene menos credibilidad que una pelea de lucha Mexicana. Que se la coma el corrupto del Platini y su cohorte de parásitos. Yo me rindo.

Lo deportivo sin duda pasa una un tercer plano tras tanta desidia y ladronicio pero algo habrá que decir. Lo primero es que ni entiendo ni entenderé porque no ha jugado Agüero desde el principio. Hubiésemos ganado o no es una decisión tan estúpida que sólo puede responder a alguien cuya hace gala a epíteto tan concreto. Una estupidez constante es lo que realiza este sujeto al frente de nuestro equipo pero según algunos “cumple objetivos” y como esos unos son los que dictan las ideas de la mayoría a callar el resto. El equipo salió a ganarse la clasificación matemática con cinco defensas (no creo que a estas alturas nadie se crea ya que Asunçao sea centrocampista) cuatro centrocampistas, dos de ellos mediocentros defensivos, y un delantero encargado de tirar la línea defensiva en las jugadas a balón parado del equipo contrario (revisen el vídeo y frótense los ojos). Es decir, el famoso mexicano, hoy en el sitio donde debería permanecer más tiempo: la grada, jugaba todo a la única carta que sabe hacer (que cree él que sabe hacer) defender como terroristas en nuestra propia área y esperar que la divina providencia resuelva. Eso es lo que ocurrió.

“Bueno, no me preguntes mucho pero estoy perdiendo el sentido de la mitad de las cosas. Las cosas van sin ningún sentido”

El equipo al menos salió ordenado, junto y compacto. El Liverpool es un equipo entrenador por un tipo que es lo que a Aguirre le gustaría ser pero que no es ni de lejos. A mi no me gusta la forma de jugar de Benitez pero reconozco que lo hace muy bien y que es un gran entrenador. Pero a este Liverpool tampoco le sienta bien llevar el peso del partido y del balón (aunque cuando tiene que hacerlo lo hace y lo hace bien) lo que unido a la falta de punch por la ausencia de ese gran profesional llamado Torres hacía que se estrellara una y otra vez con la maraña atlética o el autobús de matrícula mexicana que tan bien conocemos. Así fue todo el partido: un monologo del Liverpool. En uno de los contados contrataques con sentido que hicimos A. López le mete sin embargo un gran pase a Maxi y mete el gol. El resto exactamente igual hasta el minuto 93 que ya hemos visto lo que ha pasado.

Algunos apuntes: Pernía aparte de ser malo es un coladero. Lo sabe todo el mundo menos su entrenador y por eso los equipos fuerzan esa banda hasta matarlo. Leo no sabe salir así que he llegado a la conclusión de que es mejor que no salga. Es absurdo hablar de centrocampista creativo porque no lo necesitamos. De hecho tal y como jugamos no necesitamos ni centrocampistas tan siquiera. Lo que hace falta son más defensas para colocar al borde del área. El domingo deberíamos salir con un descarado 9-0-1. La grada de Anfield será una caldera pero yo sólo escuchaba a los seguidores colchoneros (Chapeau, camaradas).

Y dejo para el final las muestras de alegría de ese gran profesional que es Fernando Torres. Se me saltaban las lágrimas viendo como sufría por su equipo. Ha sido muy enternecedor ver como se alegraba con el penalty injusto y como hacía gestos de alegría después del vergonzoso gol de su gran amigo Gerard. Lo que digo, un gran profesional.

Si, con un punto mas estamos casi matemáticamente clasificados pero sinceramente, ¿para qué?

“Más de la mitad de las cosas que tienes son mías. Debería romperte el cuello... estoy perdiendo el respeto a mi mismo. Me estoy volviendo loco”


Grotesque (M. Hunt)
The Wonder Stuff - Never Love Elvis (1991/Polydor)

Frío

“Me he pasado mi vida entera rodeado pero he pasado mi vida entera sólo. Me pregunto porque nunca me pregunto la razón de que las cosas más sencillas sean tan difíciles”

Los espectáculos de cualquier tipo suelen transmitir emociones en aquellos espectadores que asisten a ellos. Ahí está la gracia, el espectador intenta presenciar un escenario que le permita sentir algo diferente a lo que sentiría si no estuviese allí. El espectador puede divertirse, reírse, llorar, emocionarse, deprimirse,.. El fútbol se supone que es también un espectáculo aunque mucha gente que vive de el se empeña sistemáticamente en reducirlo todo a ver el resultado del marcador al final del partido, independientemente de lo que ocurriese durante 90 minutos en un terreno de juego. El atlético de Madrid esta noche, como tantas otras noches últimamente, no me ha transmitido absolutamente nada. Nada de nada. Nada de nada a un incondicional como yo así que me puedo imaginar lo que habrá transmitido a cualquiera que por alguna razón lo haya presenciado. Está noche hacía un frío terrible en el Calderón y ese mismo frío que otras muchas noches apenas notaba porque el atleti lo apagaba con su estela hoy se me ha calado hasta los huesos. Esa es la única sensación que he podido sentir en este irrelevante At. Madrid - Mallorca: frío. Frío en mi cuerpo, frío en mis ojos y frío en mi corazón.

Hay dos tipos de partidos del Atlético de Madrid, aquellos en los que el atleti mete un gol en los primeros minutos y aquellos en los que no. Si ocurre lo segundo el partido se acaba sin más. El balón acaba en el equipo colchonero, no sabe que hacer con el y se choca una y otra vez con el equipo contrario de forma inútil siendo incapaz de remontar nada. El resultado será negativo pero existe la posibilidad de que en esa lucha desesperada y alocada el espectador pueda al menos ver algo parecido al fútbol. Si se da el primer caso, el atleti mete un gol rápidamente, el equipo se echa para atrás y se olvida de intentar jugar al fútbol durante el resto del partido, pase lo que pase. En este caso el aburrimiento es la única posibilidad, ganemos o perdamos, y el partido de hoy es un buen ejemplo de ello.

El equipo salió a jugar con algo más de sentido de lo que acostumbra y plantando la caótica línea de presión algo más arriba de lo que acostumbra también. En esa posición del campo nuestro buenos jugadores pudieron aparecer y se vieron algunas buenas combinaciones entre ellos: Agüero, Forlán, Simao, Maniche,... En una de ellas llegó un balón muy bien servido al Kun que lo recogió al borde del área y que decidió colocar dentro de la red tras una espectacular vaselina marca de la casa. Golazo del Kun. 1-0

“Algo por nada, si. Algo por nada, porque soy mendigo y un tipo que elige. Estoy acusado y soy un acusador pero nada es incondicional...”

El Mallorca es un equipo entrenado por un tipo de la escuela de Aguirre aunque con infinitamente más criterio y bastantes menos recursos en su equipo. Un equipo fabricado para resistir como pueda y salir como pueda al contragolpe. Un sistema aberrante para equipos de presupuesto multimillonaro pero lícito y coherente para equipos con poco presupuesto que no tienen la suerte de tener en sus filas a Agüero, Forlán, Simao, Maniche... Aun así tuvieron la dignidad a partir de ese momento de intentar tener el balón y llegar a la portería contraria pero no podían. El equipo no estaba preparado para eso y no sabían como hacerlo. Me recordaba al Atlético de Madrid durante tantos y tantos partidos. En concreto todos aquellos en los que estamos por debajo en el marcador. Por cierto, en un Mallorca defensivo no se veía por ningún lado a Cleber Santana, el fichaje estrella de Pitarch.

El Atleti jugó bastante cómodo durante unos cuantos minutos tras el gol y una buena jugada de Antonio López por la derecha (un jugador que con un entrenador diligente y un director deportivo que intentase compensar el equipo en lugar de descompensarlo sería mejor de lo que parece) el balón terminó en los pies de Agüero al borde del área pequeña tras un semi fallo de Forlán. Evidentemente un balón así en los pies de semejante protagonista sólo podía acabar en gol. 2-0 en el marcador, un Mallorca muerto y un atleti que iba a más. Un chico sentado cerca de mi que había recibido el abono de un amigo y que no era habitual de la grada grito entusiasmado: “a por la goleada”. Mi compañeros de grada y yo mismo le miramos con una media sonrisa en la cara.

“Admito que el mundo entero está acusado pero sólo me tengo a mi mismo para quejarme”

El Mallorca tiene la suerte de tener un entrenador sentado en su banquillo. Manzano probablemente no sea el entrenador que necesita el Atlético de Madrid pero sin duda es un entrenador y sus equipos están entrenados. Tras la triste imagen de la primera parte y mientras el Atleti salía a lo que quiere Aguirre, que acabe el partido sin que ocurra nada, el Mallorca salió con valentía a hacerse dueño del partido y lo hizo, salió a tener el balón y lo tuvo, salió a jugar y jugó y salió a ganar pero no ganó porque el larguero, la suerte y Leo Franco lo impidieron. El Atleti no existió en toda la segunda parte, apenas apareció, no remató nunca y dio la patética imagen que lo acompaña desde hace ya demasiado tiempo. Algunos dirán que hizo un partido “inteligente” yo digo que hizo el ridículo. Me parece denunciable incorporar la palabra “inteligente” para describir una forma de jugar tan sumamente chabacana.

El Mallorca estrelló el balón en el larguero nada más empezar la segunda parte e intentó llegar al área contraria una y otra vez por activa y por pasiva intentando encontrar un hueco en el autobús de matrícula mejicana que ya estamos acostumbrados a ver aparcado en nuestra portería. Cada vez que robábamos el balón estábamos ahí, en nuestro área, con lo que en lugar de intentar la quimera de llegar en solitario a la portería rival nos dedicábamos a especular con el balón y dejar pasar el tiempo. Y así pasó. Entre frío, bostezos y cabezadas del respetable se consumieron los minutos de supuesto espectáculo futbolístico. Lo más destacable fue un paradón de Leo franco tras un remate mallorquín a tres metros de la línea de gol, lo cual es bastante significativo. Como portero de tradición sudamericana Leo es un buen portero bajo palos. Fuera de ahí las cosas se complican.

Fin del partido. Tres puntos, los atléticos eufóricos de nuevo y completamente recuperados de los varapalos de los últimos días. ¿Quien se acuerda de los 6 goles del Barça, del partido contra el Sevilla o de la enésima humillación del Madrid? ¿Quien cuestiona que no se juegue ni a la taba o que nos ganen todos los equipos grandes? ¿Quien puede estar triste y pesaroso si hemos ganado al Mallorca en tu casa por 2-0?

Unconditional (Sam Endicott)
The Bravery - The Bravery (Island/2005)