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LA TÁCTICA DEL FUTBOLÍN (1er Partido de UEFA)

Decía Voltaire que conviene siempre esforzarse más por ser interesante que exacto porque el espectador perdona todo menos el sopor. Aguirre entiende bien esta enseñanza cuando se trata de dar titulares a sus amigos de la prensa, donde tres de cada dos cosas que dice son filigrana, pero se le olvida de forma flagrante a la hora de crear una estructura de juego y dirigir un equipo, que por cierto se supone que es para lo que le pagan (y muy bien). Puede que también sea simplemente el resultado de una manifiesta incapacidad.

Sopor creo que es una buena definición para lo que ocurrió ayer noche en el Calderón y para lo que viene ocurriendo desde hace ya más de un año cada vez que este puñado de millonarios desorientados se viste de rojiblanco y salen a “disputar” un partido de “fútbol” en cualquier campo de la geografía patria, extendida también esta temporada hacia pintorescos lugares que el 90% de los humanos son incapaces de situar en un mapa.

No recuerdo muchas veces en mi ya dilatada carrera como aficionado colchonero (de hecho no recuerdo ninguna) en la que saliese enfadado y desmoralizado tras ganar 4-0 en un partido de competición europea. Bien es verdad que aunque técnicamente sea cierto es muy difícil considerar lo de ayer como partido de competición europea. Los atléticos pre-“campaña-del-añito-en-el-infierto” recordamos con cariño esas frías noches en las que nos enfrentábamos a la Florentina, el Olimpiakos, el Celtic de Glasgow,… en la UEFA. Eso era competiciones europeas. Hoy en día la única competición europea verdadera es la Champions league. La UEFA es un torneo menor para los equipos de tercera fila que hasta bien entrada su recta final se parece más al Ciudad de Elche veraniego que a un verdadero tornero de elite. Lo de ayer tenía más que ver con las pachangas que a finales de Julio disputamos todos los años contra la segoviana que con un verdadero partido de fútbol. Me gustaría de hecho comprobar lo que podría hacer la segoviana frente a este equipo turco de nombre impronunciable.

En cualquier caso para un equipo como el nuestro, que hace lustros que ha renunciado a jugar al fútbol, no hay realmente diferencia. Da igual quien sea el rival. Sistemáticamente jugamos igual de mal. Además el bueno de Aguirre, ahora que tiene una plantilla con 22 jugadores a los que se les supone un mínimo de nivel, va y abraza con fervor esa estúpida enfermedad que viene en el pack del “fútbol moderno” y que los charlatanes denominan rotaciones. ¿Rotar? ¿Por qué narices hay que rotar? Salir de titular debe ser un premio para los buenos y no hacerlo un castigo para los malos. Así ha sido toda la vida. Salir de titular debe ser un orgullo y debería estar al alcance exclusivamente de los que se lo merecen. ¿Tan cansado es jugar dos partidos de fútbol por semana? Personalmente me siento muy ofendido cuando hablan del “cansancio de los jugadores” y me puedo imaginar como se sienten otros trabajadores e incluso otros deportistas anónimos. Si están cansados deberían tener una mejor preparación que es lo que hace el resto de deportistas que SI hacen esfuerzos titánicos. Un jugador profesional de tenis entrena 5 horas diarias todo el año y no es un deporte particularmente exigente. Un futbolista no llega a las 2 y hay que restar el día de descanso o el de “baño y masaje”. Hay que ser muy imbécil para tragarse las peregrinadas de estos malos jugadores de brisca disfrazados de entrenadores.

Aun así lo que no se puede decir de Aguirre es que no sea fiel a su estilo (y pido perdón por utilizar la palabra estilo en este contexto). Siempre lo ha sido y yo nunca lo he dudado. La espesura como concepto, la imaginación como gran enemigo y el sopor como bandera. ¡Y todavía hay gente que pide paciencia! Supongo que esta gente alberga la esperanza de que aparezca Harry Potter diciendo speliarmum y haga que este señor tan inteligente aplique de una vez su inteligencia a la profesión que le da de comer. Alguien les debería contar que los reyes magos son los padres.

De todas formas nuestro entrenador puede cambiar los 11 jugadores que saltan al campo pero es como cambiar los muñecos del futbolín. Todos siguen en el mismo sitio haciendo exactamente lo mismo. Esa es la táctica del atlético: el modelo futbolín. Da igual que enfrente tengas al campeón del mundo a que sea un señor turco, feo y que se gana la vida como tornero fresador. Hay que tenerle miedo por definición, hay que ser precavido, jamás hay que arriesgar por perder el sitio y sobre todo olvídate del balón. Los medio centros en paralelo y pasando en horizontal. El delantero centro sacrificado a correr en la soledad por el bien de la humanidad desconectado del mundo y del balón. Las bandas lucen magníficas pero no reciben un balón. El segundo delantero (especialmente si es Mista) es como la Atlántida, algo que cuenta la leyenda que una vez existió aunque gracias a Dios Agüero todavía juega en nuestro equipo algunos minutos y de vez en cuando le cae un balón del cielo. Como los mediocentros están cojíditos de la mano en algún lugar en mitad del campo diciendo eso de “ven a jugar con nosotras” el balón pasa más tiempo por encima de sus cabezas que cerca de sus piernas así que cuando el balón toca el césped suele acabar en los pies de los centrales, verdadero corazón del sistema aguirre, que con cuestionable diligencia lo lanzan lo más lejos posible de un puntapié salvo que decidan por alguna razón cedérselo gentilmente a un rival para que inicie con facilidad su contraataque, cosa que ocurre alguna que otra vez. Ayer unas cuantas. También creo que están los laterales pero suelen aportar lo mismo que el banderín de corner. Ese, señores, es el atlético de Madrid del señor Aguirre. Ayer y casi siempre.

Lo que podía haber sido una bonita y divertida verbena para los atléticos (rival endeble, facilidades tácticas, vuelta a la UEFA, noche agradable, bocata…) acabo siendo otro capítulo más de esta epifanía satánica que tenemos la desgracia de sufrir. ¿Cómo puedes ganar 4-0 y salir aburrido y decepcionado? Ya lo de decía Oscar Wilde: es absurdo dividir a las personas entre buenas y malas cuando la verdadera división entre personas divertidas y aburridas. Nuestro equipo está claro donde está.